La ruta nacional 22, con más de 700 kilómetros de extensión, vuelve a la discusión en la campaña electoral a más de 15 años del inicio de una obra que no se sabe cuándo finalizará. La carretera une el océano Atlántico con el Pacífico vía Chile y es una conexión vital entre las provincias de Buenos Aires, Neuquén y La Pampa, atraviesa la región productiva del Alto Valle de Río Negro y funciona como arteria fundamental para el desarrollo de Vaca Muerta. Estancada en dos de los seis tramos dispuestos para agilizar el tránsito en la región más poblada de la Patagonia, es motivo de furia contra el gobierno nacional de turno. El dedo inquisidor de la política apunta al ministro de Obras Públicas, Gabriel Katopodis, y el administrador de Vialidad Nacional, Gustavo Arrieta, los encargados de dar respuestas sobre el avance de los trabajos.
La ampliación de la ruta, que comenzó en tiempos de Julio De Vido al frente de la poderosa cartera de Planificación, se transformó en un karma para los habitantes de la región norpatagónica. Pasaron cuatro presidencias desde que empezó a transformarse en autovía en la localidad de Chichinales (Río Negro) hasta Arroyito (Neuquén): Néstor Kirchner, Cristina Fernández, Mauricio Macri y Alberto Fernández. Transcurrieron 17 años de avances, parálisis y abandono que acarrean el inevitable deterioro en diversos tramos que la tornan intransitable y un peligro para los 50 mil vehículos diarios que la circulan, sobre todo para el porcentaje que lo hace entre las ciudades de General Roca y Cipolletti.
Con más de 100 kilómetros de extensión, el tramo de remodelación es vital para las economías regionales y la conexión entre centros urbanos. La ruta 22 es estratégica porque conecta el puerto de Bahía Blanca con Añelo, la capital de Vaca Muerta, a través de diferentes arterias como la nacional 151, otra de las trazas en estado deplorable, que se transformó en un enorme problema para los gobiernos locales.
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Reparación de calzada sobre uno de los accesos a General Roca.
En los albores del proyecto, se planificaron seis etapas para mejorar el intenso tránsito en Río Negro. La primera, desde Chichinales hasta General Enrique Godoy. La segunda, en el tramo que une Godoy y Cervantes. La tercera, desde Cervantes a JJ Gómez, atravesando Roca. Una cuarta, de Gómez a General Fernández Oro y una quinta, desde Fernández Oro hasta la Isla Jordán, en el ejido de Cipolletti, y un final pensado en la intersección con la ruta 151, en el límite interprovincial.
Actualmente, está sin avance en el ramal tercero, entre Cervantes y JJ Gómez, por la férrea postura del Municipio de General Roca de impedir la construcción de elevaciones sobre los ingresos a la ciudad. Ese trayecto funciona como embudo y retrasa de manera notable el viaje hasta Cipolletti, que limita con la capital de Neuquén, que también tiene sus contratiempos por la falta de tareas que se registran a lo largo del camino, como en el ingreso a la ciudad de Allen.
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Cuando fue intendente de Roca, el actual ministro de Justicia y Derechos Humanos, Martín Soria, entonces jugado a competir por la gobernación rionegrina, se puso al frente de reclamos y judicializó la obra a cargo del gobierno nacional, que conducía el ingeniero Macri. Básicamente, logró que no se instalaran elevaciones como sí se hicieron en Ingeniero Huergo, Mainqué o General Enrique Godoy, pero la construcción no tuvo avances hasta hoy, ya con un gobierno nacional panperonista.
Incertidumbre en Municipios
Como receptor de los reclamos del funcionariado provincial o de diversos municipios, el arquitecto Gustavo Casas, candidato a gobernador por Unidad para la Victoria, un espacio del fragmentado peronismo local, conoce a la perfección las causas del retraso. Casas tiene al detalle las novedades del Distrito 20 de Vialidad Nacional, del que está de licencia. A mediados de 2022, cuando se acumulaban reclamos, elevó el tono y apuntó contra los equipos técnicos que imaginaron un proyecto sin consenso social. “En Buenos Aires quieren hacer lo que ellos quieren”, se quejaba en RN Radio, mientras exigía soluciones y federalismo. “Es más difícil empujar los papeles que la obra, no es un problema de financiamiento”, reconocía en el éter.
No a la muralla en la Ruta 22
Vecinos de General Roca protestaron contra las murallas en la ruta 22
En estos días, Casas se toma un tiempo de la campaña electoral y habla de lo que sabe. Del otro lado del teléfono, desde Viedma, recuerda: “Antes me preguntaban cuándo empezábamos la 22. Hoy, me preguntan cuando la terminamos. Nunca avanzó tanto la ruta como en mi gestión”, le dice a Letra P. Aunque parezca una crítica a las intendencias, el rionegrino coincide con una de las tribus del Frente de Todos patagónico. “Soy respetuoso y, a pesar de las diferencias, comparto el rechazo puntual del municipio de Roca (hoy encabezado por Emilia Soria)”, sostiene.
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A pesar de que el tramo en su distrito está finalizado, el intendente de General Fernández Oro, Mariano Lavín, cree que la incertidumbre de final de obra perjudica a todo el valle. “Cada kilómetro que falta, nos influencia a todos”, recuerda el jefe comunal, que fue inscripto en la lista para la Legislatura de Juntos Somos Río Negro, en el gran acuerdo político pensado por Alberto Weretilneck, que llamativamente no habla de este tema.
Lavín, en permanente comunicación con las jefaturas locales, insiste con la posibilidad de una ruta alternativa sobre la barda norte que atraviesa el valle. “Particularmente, y la mayoría de las intendencias piensa lo mismo, creo que el transporte pesado y colectivos de larga distancia deberían circular por ahí, pero no tenemos novedades al respecto”, machaca quien va quinto en la lista sábana de JSRN. “Hace un año y medio que no se mueve una máquina”, se queja.
Este periodista pudo certificar el trabajo de operarios en los primeros días de febrero, en algunos tramos de la ruta. Una cuadrilla de Vialidad Nacional, en las cercanías de Allen, rellenaba banquinas pero, como advierte Lavín, no registró presencia de cuadrillas en los tramos que tuvieron cierto avance para ser autovía, como en el llamado puente 83 del ejido cipoleño.
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La Ruta 22 tiene una historia atravesada por el abandono y el retraso.
Archivo RN.
Bronca con la Nación
Según un parte informativo que data de febrero de 2021, publicado por el Ministerio de Obras Públicas, desde el verano de aquel año, a través de Vialidad Nacional, se informaba que avanzaban “las obras de transformación en autopista de dos tramos de la Ruta Nacional Nº 22, entre las localidades de General Godoy y Cipolletti en Río Negro”. A partir de entonces, los problemas no cesaron. En aquel tiempo, comunicaba: “se están llevando adelante las gestiones administrativas y reuniones con los intendentes de la región para retomar las obras sobre la sección III, entre Cervantes y Coronel J.J. Gómez, y en la sección IV entre esta localidad hasta el acceso a Fernández Oro”.
Las promesas exasperaron los ánimos de algunos funcionarios rionegrinos, que prefieren reserva ante la consulta de Letra P. En casos similares, los consultados que integran la administración de Arabela Carreras son escépticos respecto de una finalización en el corto plazo. “Para colmo, en Neuquén la obra sí está en condiciones”, resume un dirigente que recorre a diario los despachos de la capital rionegrina, sobre el rol de Katopodis y Arrieta.
Del otro lado del río Negro, con la concreción hasta Arroyito, ya se piensa en ampliar la autovía. Fuentes del gobierno de Omar Gutiérrez explicaron a este medio que uno de los anuncios del mandatario este 1 de marzo, en la apertura de sesiones, serán los proyectos ejecutivos para continuar la doble vía hasta Zapala (por ruta 22) y hasta Villa El Chocón, por ruta 237, desde la capital neuquina.