LETRA PEPE

La nueva discusión de Todos: toda medida es electoral

El Patria y la Casa Rosada debaten el armado de la mesa política. Massa, Wado y Olmos, los interlocutores. El reemplazo en Interior y el reclamo a Economía.

La reunión del peronismo bonaerense, en Merlo, le terminó de dar el último empujón. Pero la cúpula del Frente de Todos (FdT) ya había alcanzado el lunes un principio de acuerdo para el armado de una mesa política que pueda desescalar tensiones y empezar a diseñar la oferta electoral. Ahora, albertistas y cristinistas se enredan en una nueva disputa sobre cuál será la función del espacio: si se limitará a ser un comando de campaña o buscará debatir medidas de gestión.

 

El corazón de ese debate fue lo que evitó que el presidente Alberto Fernández convocara a una mesa política hace un año, cuando el cristinismo presentó por primera vez la demanda. El albertismo la rechazó de plano. “La mesa política que pretenden armar ellos es una auditoría del Gobierno. Un lugar donde se sometan a discusión todas las medidas que toma el Presidente. ¿Quién sería tan tonto de hacer eso?”, le dijo hace meses a Letra P uno de los funcionarios de mayor confianza del Jefe de Estado. Nada cambió desde entonces. “Es solo electoral”, insisten en la Casa Rosada.

 

La discusión se vuelve menos nítida a medida que se aceleran la carrera hacia las urnas. Si, en tiempos de campaña, toda medida es electoral, ¿la mesa política deberá discutir de manera conjunta todas las acciones de Gobierno? Es el conflicto principal que buscan despejar ahora los actores de cada espacio que intentan articular una solución.

 

Aunque las conversaciones circulan entre diferentes dirigentes, en los distintos campamentos del FdT coinciden en que el encargado de llevar la negociación a buen puerto es el tridente que forman el vicejefe de Gabinete, Juan Manuel Olmos, el ministro del Interior, Eduardo Wado de Pedro, y el titular de Economía, Sergio Massa.

 

Olmos es hombre de confianza del Presidente y el único de su entorno que el Instituto Patria valida desde hace ya tiempo como interlocutor. Tiene diálogo directo con Cristina, define la gestión desde su rol institucional y articula el diálogo político con incursiones al Senado, reuniones con dirigentes de La Cámpora y un trabajo diario con Massa.  

 

El ministro de Economía oficia como articulador natural, en tanto tercer socio que sobrellevó hasta ahora con éxito la convivencia tanto con Fernández como con CFK. ¿La clave? Massa consulta cada decisión económica con la vicepresidenta y le comparte detalles a Axel Kicillof, el gobernador de la provincia de Buenos Aires que se mantiene como hombre de referencia cristinista en la materia. El Presidente, por su parte, le valora que se haya puesto a trabajar al lado suyo en cada crisis del FdT y haya intentado tender puentes con la vice. El reconocimiento mayor se lo dio su trabajo por lograr la votación del acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI) en el Congreso, cuando el kirchnerismo abandonó el barco.

 

De Pedro mantiene su rol de interlocutor político del cristinismo con la Casa Rosada, a pesar de haber sido protagonista del mayor cortocircuito interno de los últimos meses, que se derivó de los tironeos por la visita del brasileño Luiz Inácio Lula Da Silva al país. Ese episodio fue el que generó una nueva conversación directa entre el Presidente y Cristina, vía Telegram.

 

El diálogo no fue en buenos términos. Como contó Letra P, el Presidente estaba furioso por el nuevo incidente con De Pedro, que aguó el fin de una semana que el Gobierno se anotaba como victoriosa. Fernández esperaba la renuncia del ministro, que lo había acusado en off the record de no tener códigos por no haberlo invitado a la reunión con el brasileño. “O estás adentro o estás afuera”, lo apuró en público la ministra de Desarrollo Social, Victoria Tolosa Paz

 

Según pudo reconstruir este portal a través de fuentes calificadas de las distintas tribus del FdT, en la conversación con Cristina, el Presidente llegó incluso a sugerir el nombre de quien podía reemplazar a De Pedro en el Ministerio del Interior. Habló de la ministra de Gobierno de la provincia de Buenos Aires, Cristina Álvarez Rodríguez, vicepresidenta primera del Partido Justicialista (PJ), que reporta al cristinismo y tiene buena relación con todos los sectores de la coalición. En el albertismo se había hablado, también, de la posible salida del gabinete de las titulares del PAMI, Luana Volnovich, y de la Anses, Fernanda Raverta, ambas camporistas. La sangre no llegó al río.

 

El conflicto desescaló luego de que De Pedro publicara un tuit en el que dijo que no era su intención “seguir abonando” a la polémica. “Mi responsabilidad es seguir trabajando y aportando a la estrategia que comenzó en 2017 y a fortalecer el frente que construimos en 2019. Y mi compromiso es cuidarlo y ampliarlo todos los días”, dijo.

 

A la bilateral Alberto-Cristina se habían sumado otras paralelas, en las que intervinieron, entre otros, Massa, Olmos y De Pedro, y el ministro de Obras Públicas, Gabriel Katopodis, otro de los dirigentes que habla con el Presidente y con el Instituto Patria. El ministro de Economía suplicó frenar con el internismo que perjudica la gestión. Lo habló con la vicepresidenta, con Fernández, y lo dijo frente a los intendentes de la primera y la tercera secciones electorales que se reunieron en Merlo el martes junto a Kicillof, Máximo Kirchner, De Pedro, Katopodis y el ministro de Desarrollo Territorial y Hábitat, Santiago Maggiotti para mostrar unidad y terminar de empujar la decisión presidencial de avanzar en la convocatoria a la mesa política. Ambos integrantes del gabinete le habían avisado a Fernández que concurrirían. A los jefes territoriales les llamó la atención que no les hubieran dado voz en el cónclave. Solo el anfitrión, Gustavo Menéndez, Kirchner, Kicillof y Massa.  

 

Los ojos no solo están puestos sobre Fernández. Kirchner y Kicillof reconocieron esa noche en sus discursos “los esfuerzos de Sergio” por encaminar la economía. Pero cerca de la vicepresidenta hay quienes creen que a los buenos oficios del ministro todavía le falta avanzar en el punto central de la discusión que tendrá impacto directo en el resultado electoral: la recomposición del salario y la redistribución del ingreso.   

 

A pesar del respaldo cerrado al ministro, en el corazón del cristinismo también hay llamados a “asumir lo que tampoco Sergio hizo hasta ahora, repartir mejor el ingreso”. Sin eso, dicen cerca de la vicepresidenta, no existe “ningún tipo de chances electorales”. Massa pone “parches” y “tiende a demorar” la discusión programática de fondo, que implica la puja con los sectores más concentrados de la economía, en línea con Fernández y con lo que hizo antes Martín Guzmán, según la mirada del Instituto Patria.

 

Eso abre la pregunta sobre las funciones de la ya célebre y por ahora invisible mesa política. ¿El cristinismo pretende llevar a ese ámbito la discusión sobre las medidas económicas que, a esta altura del año, son también electorales? ¿No existe ya esa instancia en el diálogo diario entre Massa, Cristina y el Presidente? “No es que haya que consultar medidas, pero sí hay que saber qué nivel de respaldo tienen cuando se toman, como se hizo cuando se definió el juicio político a la Corte, que se consultó a los gobernadores”, apunta un interlocutor de la vicepresidenta.

 

Las negociaciones están en marcha y la mesa estaría en funcionamiento en el corto plazo – podría haber novedades esta misma semana-, aunque todavía no trascendió quiénes la integrarían ni cómo funcionaría el espacio de discusión. En el FdT hay quienes piden, incluso, que se genere un ámbito de trabajo que permita la circulación permanente de dirigentes. Una oficina neutral, un búnker que recree el espíritu de convivencia de los albores de la alianza y vuelva a fortalecer las relaciones políticas antes de definir las candidaturas.

 

“Lo que no puede pasar es que los marcos de negociaciones estén completamente discernidos del volumen electoral de cada uno”, advierten en el cristinismo. La alusión es obvia. El Instituto Patria quiere que Cristina haga valer sus votos y que Fernández ceda públicamente en sus pretensiones de reelección.MIentras vuelve a poner la posible candidatura de la vicepresidenta sobre la mesa, pretende despegarse de todo aquello que no funcionó durante el gobierno que comenzó en 2019. El nuevo spot que la Casa Rosada lanzó el jueves, tras la visita del Presidente a El Impenetrable chaqueño va en otra dirección: Fernández quiere mantener la misma línea los próximos meses, reuniones políticas y reivindicación de la gestión, y mantener la expectativa de su posible candidatura, aunque al final del camino resuelva otra cosa.  

 

“Los nombres van a llegar al final, como resultado de la política. No al revés”, dice un funcionario de Gobierno al tanto de las conversaciones internas. Y pone como ejemplo el proceso de unidad que el peronismo selló en 2019, con la definición de la candidatura de Fernández por parte de Cristina. “¿El anuncio fue causa o consecuencia del acuerdo político? Las conversaciones llevaban meses. Alberto venía cerrando acuerdos con los gobernadores por orden de Cristina. Massa se reunía con Wado y Máximo. Primero se ordenó la política, después llegó la candidatura. Ahora va a pasar lo mismo”. El cristinismo no opina igual.

 

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