Una de las primeras figuras regionales que felicitó al flamante presidente de Brasil Luiz Inácio Lula da Silva cuando ganó el ballotage fue la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner. El primer mandatario en viajar a saludarlo en persona fue Alberto Fernández. La vuelta al poder del Partido de los Trabajadores (PT) generó un importante entusiasmo en Buenos Aires al tener en cuenta que representó la caída de Jair Bolsonaro y el relanzamiento de la relación bilateral con un mandatario más afín al gobierno argentino.
Con el objetivo de potenciar el vínculo, los países trabajarán en base a un proyecto político, económico y diplomático diverso que es orquestado e ideado por el embajador argentino, Daniel Scioli, desde hace varios meses. Según supo Letra P, los gobiernos trabajan en distintas áreas como en la energía, la minería, la infraestructura, el turismo, la salud, la defensa, la ciencia y tecnología, y el medio ambiente, entre otras. El objetivo es "profundizar la integración bilateral privilegiada” que poseen ambos países y que durante muchos años fue próspera, hasta la llegada de Bolsonaro al poder.
El vínculo bilateral, que estuvo dinamitado durante el gobierno de Bolsonaro, podrá ser reconstruido a partir de las coincidencias que existen entre Lula y el dúo Fernández. Uno de los puntos que menciona el documento diplomático destaca la necesidad de potenciar la diplomacia presidencial como "principal motor del diálogo" entre ambos países.
El gobierno argentino buscará aprovechar esta oportunidad para robustecer los lazos económicos y, a la vez, reducir el déficit comercial que mantiene con Brasilia. Según números de la Cancillería, el gigante sudamericano es el principal socio comercial de Buenos Aires al cual, durante los primeros once meses de 2022, le exportó por un total de 11.599 millones de dólares y desde el cual importó por 14.931 millones, lo que generó un déficit comercial de 3.332 millones. Achicar esa brecha es uno de los desafíos de la Casa Rosada para proteger los dólares del Banco Central (BCRA). Para ello podrá apostar a la producción vehicular, las ventas vinculados al agronegocio y la energía, en base a la esperanza de que el gasoducto Néstor Carlos Kirchner avance y logre traspasar la frontera vecina.
La vuelta al poder de Lula también le podría generar buenas noticias a la Argentina en el marco del Mercosur, donde Brasil podrá sumarse a la visión proteccionista del bloque ante los embates aperturistas de Uruguay. A partir de la llegada de Bolsonaro al poder y de su política económica liberal, el presidente de Uruguay Luis Lacalle Pou profundizó sus embates para firmar Tratados de Libre Comercio (TLC) con países de Asia. A pesar de sus disputas, no lo logró y, ahora, con el PT de vuelta en el poder, será más difícil que lo consiga. Además, la nueva dinámica de fuerzas permitirá el ingreso de Bolivia como socio pleno del bloque, lo que disminuirá las posibilidades de alcanzar uno de sus máximos deseos económicos en la región.
Las buenas noticias que implica la llegada de Lula al poder para Alberto Fernández también tienen su lado opaco para Buenos Aires. Desde el inicio de su presidencia, en diciembre de 2019, el mandatario buscó liderar a la región y representarla en diferentes organismos del mundo, como el G20 y el G7, a partir del liderazgo de diferentes organismos, como la Comunidad de Estados Caribeños y Latinoamericanos (CELAC). Para ello, aprovechó el vacío que generó el propio Bolsonaro, quien aisló al gigante sudamericano.
Con Lula de nuevo en el poder, estas dinámicas cambiarán porque el líder del PT promete volver a poner a Brasil en el lugar que supo tener, como la voz cantante de la región entre los grandes poderes del juego. “Brasil está de vuelta”, dijo en su primer discurso como presidente electo, en el cual anticipó que volverá a la carga para conseguir un asiento permanente en el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas (CSNU). La presencia de Jake Sullivan, el consejero de Seguridad Nacional norteamericana, en la ceremonia de este domingo evidencia que, a partir de ahora, el interlocutor de América del Sur con el Norte será Brasil. La elección del brasileño Ilan Goldfajn y la retirada de Cecilia Todesca en la primera contienda bilateral de la nueva era muestra que las tendencias serán más fuertes para Brasilia y que contra ellas Buenos Aires no deberá luchar, sino acomodarse para que el nuevo escenario no implique una pérdida de protagonismo, sino el fortalecimiento de una región de manera conjunta.