CONMOCIÓN NACIONAL

Cristina y la Ley de Murphy en la investigación del atentado

La investigación del intento de magnicidio arrancó mal. Un teléfono y sospechas inquietantes: ¿impericia o conspiración?

Es ley en la Argentina que las fuerzas de seguridad que intervienen en casos resonantes –el atentado a la AMIA, la muerte de Alberto Nisman y tantos otros– empiojan, por supuesta impericia, aspectos centrales de las investigaciones. La ley de Murphy –si algo puede salir mal, saldrá mal– se consumó otra vez, en la investigación del intento de asesinato de Cristina Fernández de Kirchner. Insólitamente, los intentos de peritos de la Policía Federal de desbloquear el teléfono de  Fernando André Sabag Montiel provocaron que el mismo activara la función de "reseteo de fábrica", posiblemente eliminando información valiosa para esclarecer posibles complicidades, algo que fue revelado por la Policía de Seguridad Aeroportuaria (PSA). De acuerdo con La Nación, ello "siempre es voluntario, aunque se puede hacer de manera remota" y la posibilidad de que se recupere la información borrada "es bastante baja, si no improbable".

 

Los intentos de los federales, que continuarán este lunes, pueden haber arruinado un elemento de prueba crucial para la jueza María Eugenia Capuchetti  justo cuando crecen las sospechas de que el atacante no habría actuado solo y se dictó el secreto del sumario. En la noche del domingo, por lo pronto, la Policía detuvo a Brenda Uliarte, la novia del agresor.

 

No conviene abandonar tan rápidamente el tema del celular de Sabag Montiel. O bien las fuerzas de seguridad tienen demasiadas veces una tremenda mala suerte o sus peritos no son tan expertos o algunos forman parte de tramas inconfesables. Que se sepa alguna vez, porque, si no falla el perimetrado de las escenas del crimen, las pericias dejan dudas, se contaminan las pruebas o, directamente, se las pierde.

 

"Es una locura. Si en una causa así termina pasando esto, la verdad es que ya cerremos todo, ¿no?", dijo el secretario de Derechos Humanos, Horacio Pietragalla Corti.

 

En tanto, el diputado Rodolfo Tailhade apuntó más específicamente, poniendo en duda la actuación de la jueza y del fiscal Carlos RívoloLeopoldo Moreau señaló algo similar y Gregorio Dalbón, uno de los abogados de Cristina, prometió que "todos los que tocaron el celular tendrán consecuencias".

 

Cabe preguntarse por qué, con tantos antecedentes, jueces y juezas se recuestan una y otra vez en auxiliares poco confiables. Si no hay capacidad, ganas o idoneidad en el país, que se recurra al extranjero. Si la información de chatsmails y llamadas realmente se perdiera, habría que convivir con las dudas legítimas y con las otras, las de quienes se aferran a teorías conspirativas que suelen cebarse con las víctimas.

 

Es de esperar que, si esta nueva gaffe se confirma, ponga fin, de modo definitivo, unas cuantas carreras y depare severas responsabilidades penales. El hecho, de enorme gravedad, es todo un desafío a la convivencia democrática y no deja espacio para errores inexplicables ni actitudes sospechables.

 

¿Cómo seguir?

Tras el atentado fallido del jueves a la noche y en medio de una conmoción nacional que no cede, este lunes debería reanudarse el juicio contra la vicepresidenta y otras 12 personas en la causa "Vialidad". Es el turno de los alegatos de las defensas, pero la política está encima de los acontecimientos. Más papista que el papa, el jefe del bloque oficialista del Senado, José Mayans, pidió "parar" el proceso "porque está viciado de nulidad, porque no respetó el debido proceso, porque no respeta la presunción de inocencia y porque agregaron pruebas fuera de término". No solo lo cruzaron Elisa Carrió, que habló de "una amenaza mafiosa y violenta", y varios referentes de Juntos por el Cambio; el hombre más cercano a Cristina, el senador Oscar Parrilli, reiteró que, "para CFK, solo justicia". Ni indultos ni juicios suspendidos. ¿Será posible? Hay que recordar que la propia acusada ya dijo que la sentencia está redactada de antemano.

 

Las formas del odio

Mucho se debatió sobre la política del odio que se ha instalado desde hace tiempo en el país y el pedido de bajar un par de cambios fue amplio, aunque no unánime: muchos que suelen cebarse con editoriales incendiarios rechazaron las invitaciones y mandaron a sus rivales a hacer la autocrítica. Mientras, referentes oficialistas se expresaron sobre la conveniencia de preparar un proyecto de ley para impedir ese tipo de mensajes en los medios, algo que generó una alerta inmediata. Para bien o para mal, no hay ley ni sistema que resuelva todos los problemas si quienes deben tomar decisiones de expresión y/o publicación no se manejan con responsabilidad. Una ley podría exacerbar el mal clima imperante antes que serenarlo.

 

Una de las impulsoras de la iniciativa es Victoria Donda, titular del Instituto Nacional contra la Discriminación, la Xenofobia y el Racismo (INADI), quien dijo que "las armas de los odiadores las cargan los Macri, las Bullrich, los Milei, las Granata y los López Murphy". El interbloque de Juntos por el Cambio pidió enseguida su renuncia. No es por ahí.

 

Tras las multitudinarias manifestaciones del viernes y el pronunciamiento del sábado del Congreso contra la violencia política, la CGT definirá este luens cuál será su aporte al respecto. Las peleas internas fueron intensas el viernes, pero la resistencia de la dirigencia más conservadora dejó la cuestión para después del fin de semana.

 

Las reacciones estuvieron y estuvieron en general bien, pero, ¿cómo se sigue? ¿Hay realmente voluntad de hacer autocrítica y terminar con la estigmatización de los rivales?

 

Javier Milei recibió a la cúpula de la Iglesia
Axel Kicillof, en la marcha del 24 de marzo.

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