Ataque a CFK

En la ONU, Fernández repudió "la violencia fascista que se disfraza de republicanismo"

En la Asamblea General, el mandatario hizo referencia al ataque contra CFK con un velado reproche a la oposición. La pandemia exacerbó el extremismo, acusó.

NUEVA YORK (Enviada especial) El Presidente Alberto Fernández llevó el repudio al intento de magnicidio que sufrió la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner al auditorio de Naciones Unidas. En su discurso ante la Asamblea General, como había anticipado Letra P, y con un tono similar  con el que habló la misma noche del ataque por cadena nacional,  el mandatario denunció que “la violencia fascista que se disfraza de republicanismo no conseguirá cambiar” el pacto democrático que la sociedad argentina forjó en 1983 luego de la última dictadura cívico-militar.

 

El discurso presidencial de este martes, en un recinto internacional, se encasilla en la misma línea que Fernández mantuvo desde un principio, cuando apuntó contra algunos sectores de la oposición y la prensa, a quienes acusó de promover discursos y acciones de odio contra el peronismo y el Frente de Todos (FdT). “Muchas veces en la historia, los magnicidios han sido prólogos de grandes tragedias. Fundados en el rechazo o el odio hacia las víctimas, quienes perpetraron semejantes acciones quebrantaron la paz pública y abrieron las puertas a enormes disputas sociales. Pueblos enteros sucumbieron detrás de esos profetas del odio”, declaró el jefe de Estado en su debut presencial en la sede de la ONU, ubicada en esta ciudad. "Valoramos la democracia como un modelo de desarrollo social que exige respetar al otro en la diversidad”, agregó el mandatario. A nivel doméstico, sus palabras derivaron en un cruce con la oposición que, por ahora, rechazó toda invitación al dialogo convocada, de manera informal, desde la Casa Rosada. 

 

El jefe de Estado argentino aprovechó la tribuna exterior para agradecer las muestras de repudio que expresaron distintas figuras internacionales, como el secretario de Estado de los Estados Unidos, Antony Blinken, y contextualizó el ataque que sufrió Cristina Kirchner dentro del crecimiento de la ultraderecha a nivel mundial. “Aprovechando la desazón que generó la pandemia y los efectos económicos de la guerra, los discursos extremistas y violentos proliferaron y encontraron tierra fértil para sembrar el sentimiento antipolítico en nuestras sociedades”, afirmó y consideró, con el objetivo de llegar a audiencias de la política nacional, que “guardar silencio ante semejante evidencia” pueden conducir a “poner en crisis el mismo Estado de derecho”.

 

“Quienes buscan debilitar y erosionar las democracias, tienen intereses específicos que los lleva a promover la polarización extrema. No aceptemos resignados esa situación. Generemos un enérgico rechazo global a quienes promueven la división en nuestras comunidades”, propuso el Presidente en su último día en Nueva York, antes de partir hacia Houston, Texas, donde el miércoles mantendrá una serie de reuniones con empresas petroleras.

 

Al igual que suele hacer frente a otros organismos internacionales, Fernández denunció el orden económico mundial y la desigualdad social y económica que se exacerbó durante la pandemia de Covid-19, pero esta vez le agregó, como punto de quiebre, el intento de asesinato que sufrió la vicepresidenta. 

 

“Vivimos en un mundo donde las injusticias y desigualdades se incrementan. Al mismo tiempo, crecen los riesgos para las democracias, se resquebraja la paz y se potencia la incertidumbre”, analizó Fernández, y consideró que la comunidad internacional tiene “un deber ético impostergable” para “implementar acuerdos globales efectivos que erradiquen el hambre, que reduzcan de modo drástico las desigualdades, que aseguren la estabilidad democrática, la paz y la convivencia”.

 

“La humanidad está en riesgo. Con humildad, la Argentina extiende un llamamiento a todos los países del mundo para construir un nuevo paradigma global que asegure la prosperidad con justicia social”, completó. 

 

En la misma sintonía se expresó, al romper un silencio de dos semanas, la misma víctima del ataque. En su primera aparición pública, la vicepresidenta Cristina Kirchner denunció que “los actos de odio y de violencia siempre son precedidos por palabras y verbos de odio y de violencia”. “Lo más grave no es lo que me pasó a mí, lo más grave fue haber roto un acuerdo social que había desde 1983. La recuperación de la democracia no fue solamente que podamos volver a votar, fue recuperar la vida y la racionalidad de que podamos discutir política”, dijo, en una actividad en el Senado .

 

En primera fila escucharon al Presidente el canciller Santiago Cafiero, el secretario general de la Presidencia, Julio Vitobello, el embajador argentino en Estados Unidos, Jorge Argüello, el ministro de Seguridad, Aníbal Fernández, y la representante argentina en Naciones Unidas, María del Carmen Squeff. En el recinto lo acompañaron el titular de Educación, Jaime Perczyk, la portavoz Gabriela Cerruti,  la embajadora argentina ante Unesco, Marcela Losardo y la primera dama, Fabiola Yáñez

 

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