MARCOS JUÁREZ (Corresponsalía Córdoba) “Es una elección municipal”, dijo Juan Schiaretti en la última conferencia de prensa que brindó en la previa de las elecciones de este domingo en Marcos Juárez. Así, esquivo la sugerencia que advertía que un resultado favorable podía ser aprovechado como vidriera para oficializar, finalmente, su plan nacional. “Es una locura”, advirtió y acertó en el movimiento.
La dura derrota de su candidata, Verónica Crescente, se sintió las filas del gobierno provincial que envió a algunos de sus ministros más importantes a acompañar a la militancia marcosjuarense que hacía frente al resultado adverso, mientras Juntos por el Cambio celebraba a lo grande a escasas cuadras del bunker vecinal cordobesista montado sobre la Avenida San Martín de esta ciudad.
Paulo Cassinerio, Sergio Busso, Facundo Torres y Carlos Massei fueron algunos de los referentes provinciales que se hicieron presentes con la caída de la noche en el sur cordobés. También estuvieron el viceintendente de la ciudad de Córdoba, Daniel Passerini; el secretario de Comunicaciones de la provincia, Marcos Bovo, y buena parte del equipo de prensa del gobierno cordobés. Aunque en algún momento de la tarde se especuló con la presencia de Schiaretti, los funcionarios aseguraron que el gobernador no estuvo en “el kilómetro cero del cambio”, tal como JxC gusta llamarle a la ciudad.
Si bien nadie esperaba el tan mentado lanzamiento del mandatario cordobés, era un secreto a voces que una potencial victoria de Crescente iba a ponerlo en el foco nacional. Jugó fuerte en un territorio adverso, convenció a una funcionaria histórica de Pedro Dellarossa para que enfrente a su otrora equipo y la acompañó en la campaña como no lo había hecho con casi ningún aspirante por fuera de la Capital a lo largo de tres mandatos. Se puso como garante de una futura gestión para la cual ya había preparado un plan de obras y se mostró como el articulador capaz de subsanar viejas grietas para potenciar armados transversales con capacidad de convivir y gobernar. Los resultados le dieron la espalda.
“La ciudad de Marcos Juárez ha vivido una verdadera fiesta de la democracia. Tengan la certeza los vecinos y vecinas de la localidad que, tal como lo venimos haciendo con los 427 municipios y comunas de nuestra Córdoba, seguiremos trabajando junto a la Municipalidad por el progreso de esta querida ciudad del sudeste provincial”, escribió en Twitter al saludar la victoria de Sara Majorel. Ahora se propone dar vuelta la página y retomar el rumbo para apuntalar el último tramo de su gestión y construir un plafón político que alcance para empujar a Martín Llaryora al despacho principal del gobierno de Córdoba. En su entorno le aseguraron a Letra P que esa es la preocupación primaria de Schiaretti.
Massei, el ministro de Desarrollo Social de la provincia y hombre fuerte del departamento Marcos Juárez, fue el encargado de tomar la voz y advertir sobre los alcances proyectivos del resultado del domingo. “Es casi calcado al de 2018. Un año más tarde, a Schiaretti lo votaron el 57% de los cordobeses, que en la elección presidencial votaron otra cosa”, dijo buscando también opacar el bullicio que llegaba desde el bunker ganador. Allí, donde las principales figuras del cambiemismo mediterráneo empiezan a ilusionarse con una victoria en 2023.
“La ciudad de Marcos Juárez hoy vivió una gran jornada democrática, la ciudadanía participó y se expresó en las urnas. Cada vez que el pueblo elige se consolida y fortalece la democracia argentina”, escribió Llaryora, alimentando esa ilusión proyectiva de JxC. Las razones por las cuales un intendente opina sobre el resultado de una elección particularmente ajena solo se explica a partir de los intereses creados en torno a ella. “Esta elección ha dejado en claro que cuando una gestión es bien valorada por sus vecinos, aún con buenos candidatos al frente, es difícil derrotarla”, completó el intendente capitalino que felicitó a Dellarossa y Majorel a partir de una lógica que busca instalar de cara a su candidatura: no hay mejor campaña que una buena gestión.
Pese a las caras largas, las lágrimas y la desazón que se vieron en la sede de Unidos por Marcos Juárez, la vida política del cordobesismo continuará este lunes con los mismos objetivos en el horizonte. La agenda de Schiaretti no se detendrá y sus intenciones de armar un proyecto nacional que sirva para “salir de la grieta” se mantendrá a la orden de las prioridades. Sabe que se perdió la oportunidad de asestarle un golpe a JxC para tachar la doble, ensanchar su espalda provincial, presentarse nacionalmente como el hombre que desterró al macrismo de su “kilómetro cero” y sumar prestigio como referente opositor; pero está convencido de que el país necesita dejar atrás los enfrentamientos que considera estériles. No augura grandes cambios en ninguna de las partes que alimentan la polarización y está dispuesto a arremangarse, a pesar del traspié de este domingo.
Lejos de las luces nacionales, la ciudad de Marcos Juárez verá partir a la decenas de medios, periodistas, consultoras y operadores políticos que lo habitaron temporalmente durante el último mes y volverá a transitar sus días con la tranquilidad de siempre. Siendo el mismo “kilómetro cero” en donde a veces algunas cosas comienzan y, otras, nunca despegan.