CÓRDOBA (Corresponsalía) En medio del revival en torno a la proyección nacional de Juan Schiaretti, que tiene al sector agroexportador como aliado central, Sergio Busso aparece como uno de los actores más significativos en el armado del gobernador de Córdoba. Definido por el mundillo cordobés como un “animal político” y alejado del perfil cuidado que denota el grueso del gabinete de Hacemos por Córdoba, el abogado de 64 años que ocupa el cargo de ministro de Agricultura desde hace más de seis años es dueño de un estilo descontracturado a partir del cual genera un lazo de confianza natural con el sector productivo del interior provincial, férreo opositor a la Casa Rosada. Una prueba de esta tesitura se expresará este sábado: mientras la conducción nacional de la Mesa de Enlace decidió despegarse del "tractorazo" contra el Gobierno fogoneado por un grupo de ruralistas autoconvocados, la pata cordobesa de la entidad definió acompañar la protesta a Plaza de Mayo "siguiendo el pedido y mandato de sus entidades de base".
En ese contexto, la figura de Busso se acrecienta en la agenda que busca imponer el schiarettismo a nivel nacional luego de la presentación del proyecto que busca bajar las retenciones a cuenta de Ganancias, que tiene a las espadas legislativas de Hacemos por Córdoba recorriendo la provincia para revitalizar apoyos. De hecho, esa gira se proyectará al país de la mano del interbloque Argentina Federal, que este viernes ya obtuvo su foto con el gobernador cordobés.
Casi en paralelo a esa reunión, el juez federal Ricardo Bustos Fierro detonó una nueva bomba jurídica en el escenario político nacional e hizo lugar a la acción colectiva presentada por la Sociedad Rural Argentina y otras entidades agrarias para declarar la inconstitucionalidad del cobro de retenciones a partir del 1 de enero de 2022.
En fina sintonía, Busso dice que “las retenciones son un mal impuesto que penaliza a la producción” y es uno de los dirigentes que marcan el límite de la unidad de peronismo en donde empieza el kirchnerismo. También mide las distancias con el macrismo, al que le achaca “haber aplicado retenciones” y “no haber tenido la decisión política” para “cambiar las cosas”.
“Sabe de lo que habla y es firme en sus convicciones”, destacan productores cercanos al Ejecutivo cordobés. “Está en el lugar en el que siempre estuvo preparado para estar”, leen en las filas oficialistas y destacan su desempeño actual por sobre una trayectoria que lo tuvo en los primeros planos de la política cordobesa durante casi 40 años. La mirada positiva sobre la gestión de Busso la comparten algunos de los espacios opositores más cercanos a las parcelas rurales. Un plus a su favor en medio del creciente entusiasmo cambiemita que invade el clima político cordobés.
Tiempo de siembra
En 1983, con la recuperación democrática, Busso se convirtió en el intendente más joven del país. Tenía solo 24 años cuando fue electo para conducir los destinos de la localidad de Serrano, un pequeño poblado ubicado en el departamento Presidente Roque Sáenz Peña, que hoy tiene unos 3 mil habitantes y es gobernado por su hermano, Enrique. Su hija, María Victoria Busso, es la representante departamental en la Legislatura de Córdoba.
Desde Serrano, Busso comenzó una trayectoria que 20 años después lo llevaría a ocupar la Secretaría de la Gobernación durante la gestión de José Manuel De la Sota. Arribó como parte de un equipo que tenía a Eduardo Accastello como ministro de Gobierno y expresó el ascenso de dirigentes del sur provincial que rápidamente fueron ganando espacios en la estructura provincial.
En marzo de 2006 fue nombrado ministro de Seguridad de Córdoba, cargo del que fue removido en medio de una ola delictiva meses después. El final de su gestión estuvo signado por uno de los casos policiales más resonantes de la historia reciente, que por estas horas vuelve a ocupar las portadas de los medios nacionales: el femicidio de Nora Dalmasso, que se llevó puestos a funcionarios, policías y referentes del Poder Judicial. Luego de la tormenta, se reacomodó en la gestión y fue electo legislador en septiembre de 2007.
En la Unicameral, fortaleció su perfil político, se convirtió en una de las piezas claves del peronismo en el recinto y aceitó los vínculos con los diferentes sectores que lo iban a impulsar como ministro de Agricultura a partir de 2015, el año del regreso de Schiaretti a la gobernación.
Puños. Busso es una pieza central del armado cordobesista
Su designación fue recibida con algunos interrogantes en el agro, en un momento de recambio general en las expectativas políticas del sector. En poco tiempo, Busso “se los metió en el bolsillo”, dicen en su entorno.
Los sectores más críticos de su gestión le espetan su cercanía al ala más combativa de la Mesa de Enlace, donde se destaca la Rural de Jesús María, una de las entidades que inició la acción de amparo que este viernes aceptó Bustos Fierro, magistrado tan poderoso como cuestionado en los tribunales mediterráneos. Si bien no hay certezas públicas al respecto, en la vereda de enfrente del schiarettismo advierten que el cordobesismo “alentó” esa presentación judicial.
Además de las coincidencias políticas, hay quienes leen un movimiento estratégico en esa cercanía, a esta altura histórica. “Están convencidos de que ahí se concentra el núcleo ideológico de lo que ellos llaman ‘el voto campo’. Por eso ponen plata, acompañan medidas, se sacan fotos y hacen todo lo que hacen, pero no es otra cosa que una enorme fantasía. Hay productores que la pasan realmente mal y no se sienten representados por los dirigentes con los que se sienta el Gobierno”, disparan en las filas del peronismo opositor cordobés. Con todo, reconocen que “en el último tiempo el schiarettismo ha empezado a caminar” la región.
En 2021, Busso terminó ocupando el cuarto lugar de la lista con la que HxC pujó por sus bancas en Diputados. Es improbable pensar que su candidatura no tuvo “al campo” como factor gravitante y que en las conversaciones del ministro con el Círculo Rojo agropecuario se esquive la idea de un Schiaretti jugando una final por la Presidencia.
Compinche. Busso durante la pandemia con un productor agropecuario cordobés
De hecho, fue Busso el primer funcionario que lanzó la idea allá por comienzos de 2021. "Es tentador pensar que Córdoba pueda protagonizar un proyecto de construcción a nivel nacional", dijo, aunque después quiso bajarle la espuma a la discusión. Poco importó. Conocedor de las mañas, ducho en climas y con el olfato intacto, ya había arrojado la semilla para sembrar la discusión que sobrevoló toda la campaña electoral del año pasado y que hoy quiere marcar el tiempo de cosecha para el peronismo centrista de Córdoba.