LUJÁN (Corresponsalía Buenos Aires) Rodeada por un fuerte operativo de seguridad de fuerzas federales y Policía bonaerense, la basílica de Luján recibía, en el mediodía de este sábado, al presidente Alberto Fernández y a un importante número de figuras políticas, sindicales y sociales que en la misa “por La Paz y la fraternidad” organizada a propósito del atentado a Cristina Fernández de Kirchner.
En una mañana soleada y casi primaveral, la plaza central de Luján, sede de la Virgen patrona de los argentinos, cambió su habitual aspecto y se llenó de vallados y controles policiales que llegaban hasta dentro del propio templo. La nave central de la basílica fue separada por una valla que separaba los asientos reservados para los invitados especiales del espacio para el público general. Aunque ninguno de los sectores políticos convocó ni movilizó, se esperaba que asistieran unas cuatro mil personas.
En los alrededores, los vendedores ambulantes y las santerías vivían un sábado atípico: a los feligreses y visitantes habituales se sumaba un aluvión de funcionarios, asesores e invitados especiales que fueron llegando lentamente para ocupar lugares dentro de la nave central, donde a partir de las 13 se realizaba la misa.
Después de la negativa opositora a asistir, con invitaciones que cursó la Casa Rosada a diferentes integrantes de Juntos por el Cambio, Fernández confirmó su asistencia al evento, que había sido motorizado por el intendente local, Leonardo Boto. Para entonces, desde la secretaría general de la Presidencia ya se había instado al gabinete a participar.
En primera fila, al lado de Fernández, se sentó el expresidente Eduardo Duhalde, tal vez la figura más disonante de un auditorio colmado por el Frente de Todos. GIselle Fernández, la hermana de la vicepresidenta, también asistió. Fue la única de la familia que viajó a Luján: desde temprano se sabía que Máximo Kirchner no participaría de la ceremonia.
Otra silla fue ocupada por el ministro del Interior, Eduardo de Pedro, que esta semana lanzó una informal convocatoria al dialogo a la oposición, como previa de la foto que no fue en la misa por la paz. No fue la única figura cristinista: escucharon la homilía el senador Oscar Parrilli, su colega y jefa del bloque de Unidad Ciudadana, Juliana Di Tullio, el ministro bonaerense Andrés Larroque y la diputada Vanesa Siley. Otros nombres no tan esperados fueron los del exministro de Agricultura Julián Domínguez y el expulsado director del Banco Nación Claudio Lozano.