Después de días de idas y vueltas, la nueva presidenta del Banco Nación, Silvina Batakis, consiguió finalmente remover al economista Claudio Lozano y a otros dos directores de esa entidad para quedarse con sillones propios en los que buscará nombrar a colaboradores que habían desembarcado con ella durante su breve paso por el Ministerio de Economía.
Junto a Lozano se irán, también, Federico Sánchez y Guillermo Wierzba, que recibieron este martes el pedido de renuncia desde la Casa Rosada - más precisamente, desde las oficinas de la Secretaría de Legal y Técnica -, por lo que deberán poner a disposición sus dimisiones ante la nueva presidenta del banco.
Batakis desembarcó en la entidad bancaria el lunes pasado, cuando se reunió con su antecesor, Eduardo Hecker, que salió expulsado de la presidencia el día en que se oficializó la llegada de Sergio Massa a Economía. Eyectada del Palacio de Hacienda de manera repentina tras 24 días en el cargo, Batakis le pidió a Alberto Fernández que la pusiera al frente del Nación. La por entonces ministra acababa de aterrizar de regreso de Estados Unidos, donde había viajado para reunirse, entre otras importantes figuras, con la titular del Fondo Monetario Internacional, Kristalina Georgieva.
El Presidente aceptó el pedido de Batakis y desplazó a su amigo Hecker, que también se enteró de su salida de forma sorpresiva, minutos antes de comenzar un acto institucional en Catamarca. En la primera reunión que mantuvieron en el banco, Batakis le solicitó a Hecker que le pidiera a todo el directorio que pusiera su renuncia a disposición. La nueva titular de la entidad necesitaba disponer de algunas vacantes para parte del equipo que llevó a trabajar a Economía y se quedó en el aire, de la noche a la mañana.
Lozano dijo que su renuncia estaba “a disposición” del Presidente y que debía ser el propio Fernández quien le pidiera que dejara el cargo. De acuerdo con la carta orgánica del Banco, el “gobierno de la entidad es ejercido por el presidente" y “un directorio integrado por aquél, un vicepresidente y ocho vocales”, que son designados por el Poder Ejecutivo. Por eso, Lozano presionó para que la Casa Rosada reclamara las renuncias.
El economista estaba en la mira de todo el oficialismo desde hacía tiempo, por sus críticas constantes y, en particular, por su cuestionamiento al acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI). Según relató a Letra P uno de sus compañeros en el directorio, en alguna oportunidad Lozano llegó a abandonar reuniones en el banco para participar de actividades en contra del Gobierno. La llegada de Batakis abrió, entonces, la oportunidad para la salida del líder de Unidad Popular, el partido que hasta ahora forma parte del Frente de Todos (FdT).
Además de Lozano, el directorio se completaba con el vicepresidente, Carlos Caserio, Francisco Ángel Mercado, Cecilia Fernández Bugna, Martín Ferré, Julia Strada, Raúl Garré y los salientes Sánchez y Wierzba. Aunque en un primer momento trascendió que todo el grupo había puesto su renuncia a disposición de la nueva conducción, según pudo saber Letra P, la mayoría no llegó a presentarla, a sabiendas de que tenía el lugar asegurado por su pertenencia política. Hubo quienes recibieron directamente la confirmación. La Casa Rosada se encargó este martes de tramitar los pedidos puntuales.
El exsenador Caserio es muy cercano al Presidente, al igual que Garré, que forma parte de su círculo de amigos. Mercado fue nombrado a pedido de la gobernación de Catamarca y Fernández Bugna responde al ministro Eduardo de Pedro, mientras que Ferré es un hombre del embajador en Brasil, Daniel Scioli - otro desplazado por la llegada de Massa – y Strada tiene el respaldo de La Bancaria, el gremio que conduce Sergio Palazzo. Mientras Sánchez fue puesto por Hecker, Wierzba tiene terminales en el kirchnerismo. Los dos dejarán su sillón junto a Lozano.