FASE B

Sin acuerdo Fernández-Fernández, el mismo infierno

Quienes se van y quienes no quieren entrar coinciden en que el problema del Gobierno es, en jerga kulfeana, el "internismo exasperante". La ventana Carlotto.

Por más talento, creatividad, compromiso, contracción al trabajo y carácter que tenga -si tuviera todo eso-, Silvina Batakis poco podrá hacer por la Argentina y por su población sufriente si Alberto Fernández y Cristina Fernández de Kirchner no le ponen punto final, definitivo, a la guerra feroz, demencial, infantil, pimpinilesca que convierte en estéril cualquier buena voluntad y paraliza la gestión de gobierno. Prueba de ello es el argumento coincidente de quienes han explicado por qué decidieron renunciar a los cargos que ocupaban y quienes se han excusado de tomar puestos de responsabilidad que involucraran la administración de la política económica.

 

“No me contestaban. Ojalá me hubieran dicho es por esto o por esto otro, pero era peor (...) Me decían sí, sí, sí y después las cosas no ocurrían”, contó, con amargura, el extitular de la unidad ejecutora de IEASA (exEnarsa) a cargo de la obra del gasoducto Néstor Kirchner, Antonio Pronsanto, cuando explicó los motivos que lo llevaron a abandonar su puesto en la obra más importante que tiene por hacer la administración peronista.

 

"Aproximadamente para Semana Santa -relató-, las cosas inexplicablemente se empezaron a ralentizar. Todas las decisiones comenzaron a ponerse lentas, una detrás de la otra. Todos los días me juntaba con el presidente (de IEASA), Agustín Gerez, pero no se tomaban las decisiones".

 

Después de generar la crisis que lo eyectó de su cargo por operar off the record, el exministro de Producción Matías Kulfas puso en on, a través de su carta-bomba de despedida, palabras a su hartazgo. Al hablar de Vaca Muerta, denunció: "Una vez más, los avances fueron lentos, signados por un internismo exasperante dentro del propio equipo de la Secretaría de Energía, es decir, internismo dentro del internismo".

 

"Asimismo, se produjeron las demoras del caso en el inicio del gasoducto Néstor Kirchner, que ojalá pueda iniciarse rápidamente porque representa una posibilidad concreta de lograr el autoabastecimiento gasífero y luego avanzar en la estrategia exportadora, pero se ha perdido tiempo muy valioso que nos cuesta millones de dólares en importaciones", amplió.

 

Este fin de semana, en su carta de renuncia, Martín Guzmán dijo lo mismo en formato recomendación para el Presidente. "Desde la experiencia que he vivido -escribió-, considero que será primordial que trabaje en un acuerdo político dentro de la coalición gobernante para que quien me reemplace, que tendrá por delante esta alta responsabilidad, cuente con el manejo centralizado de los instrumentos de política macroeconómica necesarios para consolidar los avances descriptos y hacer frente a los desafíos por delante (...) Eso ayudará a que quien me suceda pueda llevar adelante las gestiones conducentes al progreso económico y social con el apoyo político que es necesario para que aquellas sean efectivas".

 

Al amparo del off the record, fuentes cercanas al saliente ministro de Economía argumentaron ante Letra P: "Las diferencias políticas dentro del oficialismo se tornaron un impedimento para tomar decisiones en el propio ministerio. No se trata de desgaste en la gestión ni de problemas personales. La renuncia es porque, sin capacidad de conducir y de implementar las medidas necesarias para lograr los objetivos planteados, es inviable cualquier aptitud técnica".

 

No solo los funcionarios que dejan sus puestos en el Gobierno coinciden en señalar al internismo como un escollo imposible de sortear en la faena diaria de la gestión. También lo han hecho candidatos varios a ocupar esos espacios, con la excepción, por ejemplo, del ignífugo Daniel Scioliexperto equilibrista. Se dice que Emmanuel Álvarez Agis fue sondeado en múltiples ocasiones por el Presidente en busca de reemplazo. Siempre dijo no y fundamentó: no estaban dadas las condiciones para tener el manejo de la botonera.

 

Lo mismo había dicho Martín Redrado, que pedía, incluso, garantías legislativas, y por eso se frustró, este fin de semana, el plan Sergio Massa jefe de Gabinete - Marco Lavagna ministro de Economía: el presidente de la Cámara de Diputados pidió mucho más de lo que el Presidente estaba dispuesto a entregar (además del Palacio de Hacienda, la AFIP y el Banco Central) para contar con herramientas y resortes que le permitieran tener, al menos, la esperanza de no quedar, como Guzmán, tieso y sangrando en medio de la balacera. 

 

El Presidente y la vice tienen la llave para destrabar el Gobierno. Para eso, deberán aprovechar la ventana abierta por los buenos oficios de Estela de Carlotto, que este domingo volvió a sacarle brillo a su condición de heroína de la Patria, y ser permeables a la presión que ejerce la dirigencia del Frente de Todos, con los gobernadores y la gobernadora peronistas al frente.

 

Como informó Letra P, la Liga de las Provincias reclama un paso más después de la conversación telefónica de este domingo y la fórmula de 2019 vuelva a reunirse en formato presencial, con foto incluida.

 

Si Fernández y Fernández dejaran pasar esta oportunidad, difícil sería pronosticar cómo -con qué consecuencias para la Argentina, los argentinos y las argentinas sufrientes- llegaría el Gobierno a diciembre de 2023, cuando no podría evitar salir del poder por la puerta chica y dejar el país en manos de "la derecha" tan temida.

 

Pablo Corsalini, líder del grupo de intedentes y presidentes comunales del peronismo de Santa Fe.
El ministro de Justicia Mariano Cúneo Libarona e Ignacio Yacobucci, nuevo titular de la UIF.

También te puede interesar