TUCUMÁN (Corresponsalía Norte Grande) Los gobernadores Ricardo Quintela, de La Rioja, y Raúl Jalil, de Catamarca, se han convertido en un eje gravitacional de fuste dentro del grupo de mandatarios del Norte Grande. El binomio peronista mantiene una estrecha relación con el jefe de Gabinete, el tucumano Juan Manzur, con quien conforman un tridente de consulta permanente, y se muestran como voceros de ese país profundo y olvidado que reclama federalismo contante y sonante.
Gran parte de la exposición pública del riojano y el catamarqueño es en espejo. Aparecen juntos en cada acto que tiene como protagonistas a autoridades nacionales, ya sea en la Casa Rosada o en sus provincias. Cuando eso no ocurre, sus movimientos se replican con diferencia de horas. Sucedió la semana pasada, cuando Jalil integró el primer pelotón de mandatarios que acudió a Buenos Aires para una foto de respaldo a la ministra de Economía, Silvina Batakis, junto a Axel Kicillof (Buenos Aires), Osvaldo Jaldo (Tucumán), Gerardo Zamora (Santiago del Estero) y Omar Gutiérrez (Neuquén). Al otro día, Quintela fue parte de la segunda tanda, junto a Sergio Uñac (San Juan) y Gustavo Bordet (Entre Ríos).
Dentro de ese juego coordinado, la trayectoria de ambos gobernadores muestra orígenes y terminales diferentes que configuran el perfil de cada uno. Nacido en 1960, Quintela es hijo de una familia trabajadora de clase media. Desde su adolescencia militó en el peronismo hasta integrarse a la Juventud Peronista riojana que resistió a la última dictadura cívico militar. En 1983 fue designado secretario de Deportes de la capital provincial. Tres años más tarde, presidió la juventud capitalina y luego la JP provincial. Así, con barrio, elecciones y rosca fue creciendo en el universo del justicialismo y comenzó a hacerse visible.
A lo largo de tres décadas, entre 1987 y 2017, Quintela fue subsecretario de la Juventud de la provincia, secretario de Asuntos del Interior, legislador provincial, intendente de la capital y dos veces diputado nacional. En 2019, luego de que la la Corte Suprema de Justicia de la Nación invalidara el plebiscito con el que el entonces gobernador Sergio Casas procuraba quedar habilitado para buscar un tercer período, el peronismo riojano lo llevó como candidato a la gobernación. Se impuso con el 46 % de los votos contra el candidato de Juntos por el Cambio, el radical Julio Martínez, que alcanzó el 26,84 %.
El año pasado empujó un proyecto que supuso un corte con el otrora menemismo que durante décadas hizo y deshizo en La Rioja. En abril, dos meses después de la muerte del expresidente Carlos Menem, Quintela envió un proyecto para declarar de utilidad pública 38 terrenos ubicados al sur de la capital. Del total, 33 estaban a nombre de Golf Club La Rioja S.A., que durante muchos años cobijó la casa y refugio del exmandatario luego de dejar la Casa Rosada y que fue la Meca de la dirigencia nacional. La iniciativa oficial se aprobó y en ese espacio se construirá un campo deportivo y recreativo. Desde entonces, Quintela no ha perdido ni un minuto en construir su propio perfil y, aunque no lo ha confirmado públicamente, su entorno asegura que irá por la reelección en 2023.
De los negocios a la política
Jalil nació en 1963 y es uno de los ocho hijos de un matrimonio libanés. Su padre, José Guido, médico y escribano recibido en la Universidad Nacional de Córdoba, fue dirigente del partido Movimiento Popular Catamarqueño. De la mano del peronismo fue electo intendente de San Fernando del Valle en 1987, cuando el gobernador fue Vicente Saadi. Por entonces, Jalil padre ya era dueño del Sanatorio Pasteur, de los más conocidos en esa provincia. En la actualidad, la familia Jalil es dueña de tres sanatorios, dos farmacias, una droguería y dos inmobiliarias.
El mandatario catamarqueño cursó las licenciaturas en administración de empresas y economía en la Universidad de Belgrano en Buenos Aires y luego participó de un intercambio en la Kyoto University of Foreign Studies en Japón, en donde completó su formación y sus conocimientos en cultura e idioma japonés. Tras ello, se dedicó a hacer crecer los negocios familiares. Recién en 1999 se interesó en la política al sumarse al equipo de asesores en el Senado del gastronómico Luis Barrionuevo. En 2005 fue electo diputado nacional por el peronismo y en 2011 llegó a la intendencia de la capital catamarqueña, como su padre.
En 2013, en momentos en los que mantenía una tensa relación con la entonces gobernadora Lucía Corpacci -de estrecha relación con la vicepresidenta Cristina Fernández- Jalil dio el portazo y se sumó a las filas del Frente Renovador de Sergio Massa, en donde se encargó del armado del espacio en el NOA. Esos tiempos de áspera convivencia llegaron a su fin cuando en 2015 Corpacci y Jalil acordaron una lista de unidad en las internas del peronismo local: Corpacci, presidenta; Jalil, vice. Así llegaron a las elecciones provinciales en las que el peronismo se impuso con holgura y hubo reelección para ambos.
En 2019, Corpacci cumplió con su compromiso público de no buscar un tercer mandato, que la Constitución catamarqueña permite. Fue la oportunidad para el empresario, que ganó con el 60% de los votos y triplicó a la oposición. Ambos sostienen en un delicado equilibrio la gobernabilidad de la provincia, pues la senadora es la que mantiene un más estrecho vínculo con la militancia peronista. "Lucía es a Raúl lo que Cristina es al presidente Alberto Fernández, aunque aquí conviven y acuerdan. Se necesitan", describió un parlamentario peronista que tiene diálogo fluido con ambos.
Con historias distintas, Quintela y Jalil supieron identificarse en los mismos intereses y se manejan en tándem. Como contó Letra P, se se han convertido en una de las patas importantes del scrum federal que busca apuntalar al Gobierno, aunque se cuidan de formular cualquier pronunciamiento que involucre una postura de cara a 2023. Este miércoles seguramente volverán a mostrarse juntos en el Consejo Federal de Inversiones (CFI), cuando la Liga de las provincias intente dar otro paso para consolidar a la Argentina federal en la mesa de discusiones de un país atribulado por el dólar y la interna oficialista.