TODOS CONTRA TODOS

Una renuncia-bomba que eclipsó a CFK ante su tropa

La vicepresidenta se enteró después que el auditorio de la dimisión de Guzmán. Celulares en llamas, cuchicheos y sorpresa. Mensaje para 2023.

ENSENADA (Corresponsalía Buenos Aires) No habían pasado 30 minutos desde el arranque del discurso de Cristina Fernández cuando el clima en el Polideportivo Municipal de Ensenada comenzó a enrarecerse. La vicepresidenta hablaba de la espinosa cuestión de los planes sociales, uno de los temas sobre los que todos esperaban algún pronunciamiento, pero ya pocos la escuchaban con atención.

 

En las primeras filas de asistentes, lo que hasta hace un rato antes eran sonrisas y chanzas se transformó en seriedad, gestos adustos y comentarios por lo bajo. La noticia de la renuncia de Martín Guzmán cayó en la tarde ensenadense como una bomba. En su última jugada, el ahora exministro de Economía se ocupó de robarle el protagonismo a CFK y dejarla en un incómodo offside del que todos estaban advertidos, menos ella.

 

Rodeada por el intendente local y anfitrión Mario Secco y a su par de Berazategui Juan José Mussi, la vicepresidenta siguió su discurso preparado en homenaje a Juan Domingo Perón a 48 años de su fallecimiento, en el que volvió a exponer sus diferencias con el presidente Alberto Fernández con nuevas chicanas en torno a la “lapicera”, reclamó medidas “a favor del pueblo” y cargó otra vez contra el esquema de planes sociales, al pedir la implementación de un salario básico universal “para unas 7 millones de personas”.

 

“No sabíamos nada, nos enteramos todos ahí. Quedamos descolocados”, confesó después del acto un funcionario kirchnerista, uno de los pocos que contó la entretela del momento en que los asistentes recibieron la noticia de la renuncia de Guzmán, que el exministro comunicó a través de un posteo en redes sociales.

 

La incomodidad y la sorpresa fue muy evidente en los gestos de las primeras filas frente al escenario, donde se sentaron el diputado y presidente del PJ bonaerense, Máximo Kirchner; el gobernador de la provincia de Buenos Aires, Axel Kicillof; el ministro del Interior, Eduardo de Pedro; la presidente de la Asociación Madres de Plaza de Mayo, Hebe de Bonafini; el ministro de Desarrollo de la Comunidad bonaerense, Andrés Larroque, y senadores como Juliana Di Tullio y Oscar Parrilli, entre otros.

 

La vicepresidenta había llegado a Ensenada en medio de una suerte de operativo clamor de dirigentes que en la última semana salieron a instalar su candidatura presidencial para 2023, luego de que el Presidente ratificara, el martes pasado, su idea de ir por la reelección y competir, eventualmente, en una interna en las PASO con otras figuras del Frente de Todos.

 

El tema sobrevoló toda la previa de la nueva aparición pública de Cristina y terminó de estallar en el aire durante el emocionado discurso de Secco, que abrió el acto casi al borde de las lágrimas, recordando a Perón, Evita y Néstor Kirchner. “Si hoy gobierna el peronismo en este país es gracias a Cristina. ¡Más respeto por esta mujer!”, lanzó el jefe comunal, una frase que siguió con un grito espontáneo de los asistentes que colmaron el gimnasio: “Cristina presidentaaa, Cristina presidentaaaa”. La vice solo respondió con un gesto con el que pareció eludir ese pedido de los militantes.

 

A Secco lo siguió Mussi, quien concurrió al acto invitado especialmente por Máximo Kirchner en una jugada que apuntó a recuperar el vínculo político con el intendente de Berazategui, distanciado del kirchnerismo en los últimos tiempos. Mussi, exfuncionario del gobierno de Cristina, pidió “que el Presidente termine lo mejor posible su gestión”. “Si va a ser él o no (candidato en 2023) no lo sé, pero quiero un peronista (en la Casa Rosada)”, lanzó. “Con Cristina a la cabeza, en el medio, en otro lado, necesitamos otra cosa, que nos representen. No le quiero tirar argentinos a los chanchos”, añadió.

 

Poco después de las 17, a la hora prevista, Cristina empezó un discurso que quedó marcado por la noticia que todos los asistentes al acto conocieron casi en tiempo real, menos ella. La primera alusión a su pelea con el Presidente llegó al hacer una referencia a Perón.

 

“Perón llegó con la Revolución del 43 y qué se le ocurrió para construir poder: pidió ir al Departamento Nacional del Trabajo, que no lo conocía ni el gato. Eso fue en junio. En noviembre consiguió transformarlo en la Secretaría de Trabajo y Previsión. Y ahí, mis queridos y mis queridas, cazó la lapicera y no la largó más”, fue la frase de Cristina, a la que siguieron risas cómplices del público. Muchos de los invitados esperaban una andanada contra el Presidente y las primeras alusiones al mandatario generaron comentarios y chanzas en las primeras filas.

 

Pero las risas duraron poco. A las 17:47, el tuit de Guzmán comenzó a circular en los teléfonos celulares y en comentarios en voz baja. Cristina siguió hablando, de la marcha del gobierno, de la construcción del gasoducto de Vaca Muerta, de los planes sociales, del salario básico universal… pocos la escuchaban ya con la misma atención que al principio.

 

Después de terminar su discurso y dejar el escenario entre aplausos y gritos, Cristina volvió a salir para un mano a mano con los militantes que no habían podido ingresar al Polideportivo. En el medio, quizás, algún colaborador le acercó la noticia. El mensaje final no dejó dudas sobre el destinatario. “Espero que los que hoy tienen responsabilidades más altas que yo vuelvan a hacer lo mismo que hice yo en 2019: hacer ganar al peronismo en 2023”, lanzó, antes de perderse en el tumulto.

 

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