Con la crisis económica como telón de fondo, las cabezas de Unidad Piquetera y la UTEP (Unión de Trabajadores de la Economía Popular, enrolada en las filas del MTE de Juan Grabois) dejaron sus viejas diferencias de lado y comenzaron a darle forma a un diálogo que puede derivar en una masiva movilización en conjunto. Solamente resta definir cuándo y cómo será esa convocatoria, algo que se vislumbrará en una cumbre prevista para este miércoles, a las 17.
Precisamente, la reunión entre ambas organizaciones piqueteras se dará en el marco de 50 concentraciones que la UTEP desplegará en las principales rutas del país bajo la bandera del Salario Básico Universal (SBU), una idea que la Casa Rosada rechazó por falta de fondos pero, como contó Letra P, intenta reemplazar con una alternativa menos costosa. Los movimientos también reclaman un aumento generalizado de sueldos y haberes para empleados públicos y privados y jubilados de la mínima, además de un aguinaldo para el plan Potenciar Trabajo. En la zona metropolitana, el epicentro será el Puente Pueyrredón, en Avellaneda.
Los contactos entre ambas organizaciones comenzaron hace semanas y, pese a las diferencias que muestran a flor de piel, sobre todo con respecto al rol del oficialismo en esta coyuntura, coinciden en la gravedad de la la situación en los barrios y comparten la preocupación por la demanda de respuestas inmediatas que les llegan de sus bases.
El primer contacto cara a cara se produjo el viernes pasado. En cuestión de horas será realidad el segundo, donde puede quedar establecido para el jueves 28 una salida a las calles, esta vez coordinada de forma conjunta, como señalan fuentes de ambos espacios.
Las divergencias, de todos modos, serán tema de debate porque, para Unidad Piquetera, un colectivo social integrado por el Polo Obrero, Libres del Sur, el MST y el Frente de Organizaciones en Lucha, entre otras agrupaciones, la Casa Rosada aplicó un ajuste al ritmo del acuerdo con el Fondo Monetario Internacional. Con una mirada más crítica, evalúa negativamente la gestión de Juan Zabaleta, ministro de Desarrollo Social, en todos estos meses marcados por la inflación en ascenso.
Cuando se nombra a la UTEP, los representantes del ala combativa de los movimientos sociales resaltan la sintonía con el oficialismo que mantiene la organización de Esteban Castro, que formó parte de la visita a Alberto Fernández del colectivo piquetero oficialista, la semana pasada; pero que de ningún modo es motivo para derribar puentes de contacto. Según Mónica Sulle, referente del MST, las discrepancias son lógicas, al igual que el acercamiento por la coyuntura. “Ellos son parte del Gobierno y nosotros, desde la Unidad Piquetera, no dejamos de denunciar que se aplica un ajuste, pero en ese contexto tan difícil, vemos necesario avanzar en acciones comunes”, explicó.
La UTEP, en cambio, mantiene una mirada más benévola sobre las acciones oficiales en virtud del contexto mundial, pero advierte que es tiempo de que la coalición del FdT reconstruya su vínculo con los sectores populares con políticas que generen empleo. Además, encabeza el reproche público ante una supuesta "criminalización" de la protesta social, una mirada que la terminó acercando a los sectores más críticos con la Casa Rosada.
“Hubo un ataque a quienes pusieron el cuero a la pandemia", subrayó Castro, en relación a los allanamientos que se realizaron en las últimas semanas a distintas organizaciones. Esa denuncia formó parte de la cita presidencial. Al mismo tiempo, el dirigente dejó en claro: "Críticas al Gobierno hay, pero son a partir de las reivindicaciones que necesita nuestro pueblo. Nuestras quejas no son acciones desestabilizadoras. Algunos somos más moderados en nuestros pedidos y otros lo hacen con más vehemencia".