LA ROSCA JUDÍA

La AMIA en su laberinto: elecciones, ortodoxia y foco social

El Bloque Religioso ratificó su poder y propone unidad. Comisión Directiva sin mujeres, recambio generacional y peso de la labor comunitaria. Un rabino armador.

El Bloque Unido Religioso (BUR), con la ortodoxia detrás y las mujeres excluidas, retuvo el poder en la Asociación Mutual Israelita Argentina (AMIA) tras 14 años de gestión valorada por la comunidad, sobre todo en el último quinquenio liderado por Ariel Eichbaum, a raíz de lo que se evalúa internamente como una efectiva acción social durante la pandemia, el cumplimiento de promesas electorales y un saneamiento financiero institucional largamente esperado.

 

La agrupación partidaria comunitaria niega un sesgo misógino en su esencia, al autodefinirse como “inclusiva” de todas las vertientes y con segundas líneas institucionales con paridad de género. El cupo femenino, sin embargo, brilla por su ausencia en la conformación del BUR, movilizado por la defensa de los preceptos religiosos y sin ninguna integrante mujer en su lista, y tampoco en la Comisión Directiva surgida luego de los acuerdos con las otras dos agrupaciones, que si las llevaban en sus tiras.

 

Tras la victoria contundente del 10 de abril cuando obtuvo 5.057 votos (53,82%) del total de 9.396 socios, un 45% del padrón, que acudieron a las urnas; el BUR logró formar gobierno en la asamblea de representantes (RAT) celebrada el 23 mayo, en la que se proclamó como presidente de la AMIA a Amos Linetzky, un abogado de 42 años experto en Derecho Corporativo, y se constituyó la nueva Comisión Directiva para el trienio 2022-2025.

 

Amos Linetzky da su primer discurso como presidente de la AMIA

Fuentes comunitarias consultadas por Letra P destacaron el hecho de que la mesa ejecutiva haya sido aprobada en forma unánime por los 84 delegados presentes en la RAT de los 90 habilitados: 49 de la mayoría y 34 y 7 de las minorías. Además, resaltaron la representación de “extremo a extremo” conseguida al acordar la sorpresiva inclusión –cuando podrían no haberlo hecho- de los dirigentes de la oposición Daniel Sapoznicoff (UNA AMIA) y Gabriel Gorenstein (SOMOS AMIA) como vicepresidente segundo y secretario general, respectivamente. 

 

La nómina dirigencial, exclusiva de varones, la completan los oficialistas Ariel Halperín, tesorero; Lazar Hamra, vicepresidente primero; Gustavo Sakkal, prosecretario primero; Pablo Juejati prosecretario segundo; Ariel Gordon, protesorero primero; Isaac Salmun, protesorero segundo y Daniel Danon, secretario de actas.

 

El flamante presidente dejó en claro el espíritu que pretende imprimirle a su gestión al asumir el martes al frente de la mutual, oportunidad en la que anticipó que la educación judía será uno de los pilares. Linetzky reiteró también su compromiso por mantener a la AMIA independiente de cualquier interés partidario, ratificó que insistirá en el reclamo judicial para que el atentado terrorista contra la sede institucional de 1994 no quede impune, aunque sin especificar cómo se posicionará frente a la DAIA, con la que hay roces permanentes, y destacó la importancia del diálogo para hacer posible la construcción colectiva y comunitaria.

 

“Nos une el amor al pueblo judío, que tiene que ser mucho más alto y mucho más importante que nuestras diferencias”, sostuvo Linetzky en su primer discurso pronunciado de manera virtual por afrontar un cuadro de Covid-19 que le impidió estar presente en la sede comunitaria de Pasteur 633.

 

La opositora corriente UNA AMIA –conformada por instituciones deportivas, religiosos conservadores y liberales, movimientos sionistas, escuelas y centro culturales comunitarios- que encabeza Mario Ruschin no parece, a priori, entusiasmada con la propuesta dialoguista del oficialismo mutual e insiste en seguir consolidándose como una alternativa que pueda desbancar al BUR dentro de tres años, con más mujeres ejerciendo derechos políticos activos y un insistente pedido de reforma de los estatutos de la mutual. Por su parte, SOMOS AMIA, la coalición de laboristas y sionistas renovadores e históricos que tiene como máximo referente a Mario Sobol cae al fondo en las expectativas comunitarias.

 

En el camino de unidad en la diversidad pretendido por el oficialismo emerge como kingmaker de esta construcción “sin grietas” el rabino Samuel Levin (Yeshiva Jafez Jaim), líder espiritual del BUR y veterano protagonista de la rosca judía con posiciones fuertes. Al religioso se le atribuyen varios gestos recientes, entre ellos acercar posiciones con referentes del Seminario Rabínico Latinoamericano o atemperar los ánimos de la dirigencia de las otras fracciones partidarias que participaron de las elecciones.

 

En el tablero interno de la AMIA, la contracara del rabino Levin, influyente y reconocido, es el rabino Sergio Bergman, exministro del gobierno de Mauricio Macri, quien arengó a sus aliados de la Fundación Judaica y Plural Jai a “ayudar” al BUR a conformar gobierno. Con todo, el sector que alimenta -desde afuera- el exfuncionario macrista no fue tenido en cuenta y quedó sin silla en la mesa chica, a raíz del persistente malestar societario por aquella presentación judicial para impugnar el padrón para las elecciones comunitarias de 2016, por supuestas irregularidades y la intención de bloquear al oficialismo.

 

La convocatoria del Gobierno a sesiones extraordinarias ingresó por el Senado.
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