Martín Guzmán, enfrentará otra semana de embates provenientes del kirchnerismo más duro y, como contragolpe, agilizó su agenda de gestión para enfrentar problemas locales que atraviesa la economía. El ministro de Economía, por lo pronto, cambiará respuesta política por actividad oficial, como muestra de su fortaleza en el cargo. El paraguas que iba a tener por lograr un acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI) para refinanciar la deuda de 44.000 millones de dólares se transformó en un yunque, ya que le sirvió a la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner para pedir un cambio de rumbo en la cartera económica y a La Cámpora, agrupación conducida por el diputado Máximo Kirchner, para citarlo en cada crítica a la gestión de gobierno de Alberto Fernández.
Fuentes cercanas al ministro confiaron a Letra P que la línea con el jefe de Estado está "abierta". De hecho, en Casa Rosada y en la Quinta Presidencial de Olivos las visitas son más asiduas en los últimos días que de costumbre. "Es una forma de demostrar el respaldo", afirmaron fuentes del Gobierno. Saben, sin embargo, que los cuestionamientos de parte de una de las tres patas del Frente de Todos tiene la misión de "limar" la figura del titular del Palacio de Hacienda. El punto central, tanto para kirchneristas como para el FMI de Kristalina Georgieva, es el mismo: Guzmán es el garante de la aplicación del acuerdo de Facilidades Extendidas (FEE) que la Argentina firmó con el organismo multilateral de crédito para saldar la deuda externa.
"La inflación viene en baja en relación a marzo, pero se mantiene alta y sigue siendo el problema a resolver", admitieron desde el entorno de Guzmán a Letra P. En otros carriles a los utilizados por el ala más dura del kirchnerismo, representada en el secretario de Comercio Interior, Roberto Feletti, y sus denuncias antiempresas, el titular de Economía buscó cambiar las formas y dinamizó el diálogo con el sector privado. Considera que las tensiones en medio de una crisis de precios no aportan a la estabilidad. Si bien, añaden las fuentes, confía en los resultados de la conformación de canastas, promueve el acuerdo en mesas sectoriales como resolución de conflictos.
Agenda cargada
La trinchera que eligió Guzmán para esquivar los disparos desde el kirchnerismo es lejos del Palacio de Hacienda. Esta semana estará participando de eventos con empresarios. Ya sellado el acuerdo con el FMI, se había mostrado en visitas a empresas, junto a ministros que tienen armado en los territorios. En las próximas horas, la agenda se desarrollará en reuniones y debates con el sector privado. El martes estuvo con la Unión Industrial Argentina (UIA) en Casa Rosada, cuando los empresarios fabriles llevaron las propuestas del sector para incrementar la actividad.
Este miércoles participará de una videoconferencia con el Instituto para el Desarrollo Empresarial de la Argentina (IDEA), en una actividad que se realizará en Neuquén, en uno de los pre coloquios que se realizan antes del tradicional cónclave empresario de fin de año. Allí abordará sobre la transición energética junto a CEOs del sector que "expondrán sobre cómo logran que las operaciones de sus empresas sean cada vez más sustentables y, simultáneamente, impulsan el desarrollo de fuentes de energía renovable", según consignó la organización del evento.
El jueves viajará a Neuquén para participar del cierre del "Pulso", un ámbito de debate que organizó el diario Río Negro, con motivo de su 110° aniversario. Se quedará en tierras patagónicas, debido a que el viernes estará en un encuentro con empresarios de diversos rubros en el hotel Llao Llao de Bariloche. según pudo saber Letra P. En tanto que la semana próxima almorzará con los empresarios más poderosos del país cuando participe del encuentro organizado por el Consejo Interamericano de Comercio y Producción (Cicyp), que también preside el titular de la UIA, Daniel Funes de Rioja. El cónclave se realizará en el Alvear Palace Hotel.
La energía es otro de los puntales de la gestión Guzmán y nudo de debate con el kirchnerismo por el aumento de tarifas. Allí mantiene un fuerte enfrentamiento con el subsecretario de Energía Eléctrica, Federico Basualdo. No es casual que haya programado una intensa agenda sectorial. Antes de codearse con empresarios del área, este martes estuvo rodeado de dirigentes sindicales del sector energético.
La foto también tuvo lectura política porque se lo ve junto al secretario General de la Confederación General del Trabajo (CGT), Héctor Daer, un hombre de las filas del Presidente. También estuvieron presentes el secretario General de la Federación de Trabajadores de la Industria del Gas Natural de la República Argentina (FETIGNRA), Guillermo Mangone; el secretario General de la Federación Argentina Sindical de Petróleo, Gas y Biocombustibles (FASPeGyBio), Pedro Milla; el titular de la Secretaría de Asuntos Energéticos (CGT) y secretario General de la Federación Argentina de trabajadores de Luz y Fuerza (FATLyF), Guillermo Moser; y el secretario de la Federación Sindicatos Unidos Petroleros e Hidrocarburíferos (SUPeH), Julio Schiantarelli.
“Hay una oportunidad histórica para acelerar el desarrollo del sector energético, y eso sería transformacional para la Argentina desde lo productivo, lo laboral y lo macroeconómico”, destacó Guzmán durante la reunión. Justamente, la inestabilidad macroeconómica es uno de los reproches que el mundo empresario le hacen al Gobierno. Para el ministro, según fuentes de su entorno, el plan que le permitió sellar el acuerdo con el FMI será la llave para ese ordenamiento, aunque teme que las tensiones políticas profundicen las incertidumbres y desajusten otras variables, como sucedió con los dólares financieros y blue, que volvió a agrandar la brecha con el oficial luego de unas semanas de calma.
Como cierre de semana, Máximo Kirchner prepara un acto en Baradero para el sábado, en donde reunirá a la tropa más crítica del Gobierno en la interna del Frente de Todos. Se espera que en el discurso haya otro embate contra Guzmán, quien se transformó en el símbolo de la avanzada contra un plan económico resistido desde el acuerdo con el FMI.