Germán Martínez es un cultor del perfil bajo. En la escala de valores santafesina de La Corriente de la Militancia, la tribu que conduce Agustín Rossi, nunca fue un primera línea con exposición plena. No debería ser leída su inminente ascendencia como la aparición de un producto electoral a futuro. El flamante presidente de bloque del Frente de Todos (FdT) en la Cámara de Diputados no viene a competir con Rossi y sus laderos, sino que, en función de sus virtudes, llega para emparchar la maltrecha unidad legislativa de la coalición.
Por debajo de Rossi y por encima de Martínez hay más de una figura con aspiraciones individuales en La Corriente de Santa Fe. Hay para mencionar, por ejemplo, al exministro de Gobierno Roberto Sukerman, que quedó a 1,5 punto de ser intendente de Rosario en 2019. A Leandro Busatto, que es presidente de bloque en la Cámara baja de la Legislatura. Incluso, a Norma López, que es concejala y fue precandidata el año pasado.
Martínez nunca encabezó una lista y su tarea siempre fue otra: armar, buscar, planificar, organizar, hasta conducir actos. Que carezca de esa aspiración, absolutamente válida por cierto, puede ser hasta un beneficio para el FdT. Nunca fue el uno, siempre acompañó de ladero y al servicio de los intereses del conjunto.
Se equivocan quienes piensan que nació un Chivo bis. Salvo que planee un vuelco de 180 grados, a Martínez no le interesa protagonizar en términos individuales. Búsquenlo donde se esconde el sol. De escaso conocimiento en la provincia, el diputado está más destinado a frecuentar los pasillos del Congreso que a recorrer los caminos en plan de campaña. A priori.
El nombramiento de Martínez, con todo, le da aire y rumbo al rossismo. Seis meses atrás, el Chivo salía eyectado del Ministerio de Defensa y crucificado, muerto y sepultado por animarse a enfrentar al gobernador Omar Perotti. Tiempo después, el presidente Alberto Fernández y la vicepresidenta Cristina Fernández ponderaron las PASO como herramienta para dirimir la interna.
Más allá del contacto permanente que Rossi recuperó con el Presidente, el espacio tiene poco juego en el PJ santafesino. Como publicó Letra P, la Casa Gris echó literalmente a cuatro personas de segunda y tercera líneas que reportaban directamente a La Corriente. Pese a sus esfuerzos, Busatto no es tenido en cuenta por el Ejecutivo para ensayar, como mínimo, una estrategia legislativa. Es un barco a la deriva el bloque provincial.
Corrido del gobierno, al rossismo no le queda otra que salir a disputar una interna contra el perottismo y sus aliados. Es la que se viene, la que asoma para más temprano que tarde. Las diferencias son de fondo y, al menos para el Chivo, la interna de 2021 no resolvió las cosas. Este viernes por la tarde, un concejal de la ciudad capital anunció que rompía con el perotismo y armaba rancho aparte.
De ahí que lo de Martínez es un soplo de aire fresco, un bálsamo para la tribu. Una vuelta de Rossi a la Casa Rosada, la esperanza de su tropa, completaría el paquete. Para bancar los trapos. Y, también, para mantener el internismo.