AMÉRICA 2022

Lula forma un gobierno moderado y anticipa el perfil de su tercer tiempo

El líder del PT ya nombró a sus primeros cinco ministros. Alianzas con la derecha que sacuden su base. Los antecedentes peligrosos del FdT y Chile.

A la espera de la asunción que lo transformará en la primera persona en llegar tres veces a la presidencia de Brasil de forma democrática, el presidente electoLuiz Inácio Lula da Silva, avanza en la composición de su administración con los nombramientos de quienes estarán al frente de los primeros ministerios y con signos de moderación para dejar atrás el extremismo del jefe de Estado saliente, Jair Bolsonaro, y acercarse al dilema de la nueva izquierda regional: cumplir las fuertes demandas de sus electorados con los tiempos y los límites del Estado. 

 

La violencia del bolsonarismo después de que Lula recibiera el diploma como presidente electo de Brasil evidencia, una vez más, que el reto más importante de su administración será defender la democracia y cerrar la fuerte división política que existe en la sociedad. En la noche del 12 de diciembre, decenas de simpatizantes bolsonaristas atacaron la sede de la Policía Federal y prendieron fuego colectivos en Brasilia en rechazo a la detención del líder originario José Acácio Sererê Xavante, quien había llamado a no reconocer la victoria de la oposición. “Pocas veces en la historia reciente de este país la democracia ha estado tan amenazada”, dijo durante su discurso el líder del PT. 

 

La tarea para defender la democracia brasileña no será solo del hombre que ganó el ballotage con el 50,9% de los votos, sino de todas las fuerzas que lo apoyaron para vencer a Bolsonaro y eso ya empieza a manifestarse en sus primeras acciones, antes de asumir. Hasta el cierre de esta nota, Lula confirmó las autoridades de cinco ministerios: Fernando Haddad en Hacienda, José Múcio Monteiro en Defensa, Mauro Vieira en Relaciones Exteriores, Flávio Dino en Justicia y Margareth Menezes en Cultura, la única -hasta el momento- mujer y afrodescendiente. En total serán 37 las carteras que formará, 14 más que las actuales ya que, según explicó su equipo, algunas dependencias se dividirán, como la de Infraestructura, que pasará a ser, por un lado, de Transportes y, por el otro, de Puertos y Aeropuertos. 

 

Ante un autoritarismo que seguirá acechando y los laberintos de la política brasileña, Lula necesitará de varios aliados para ganar la batalla más difícil de su tercer mandato. Esta ecuación política explica el nombramiento de Haddad en Hacienda, un hombre que no representa a los sectores más duros del PT y tiene buena relación con el establishment industrial, especialmente con el paulista a raíz de los mandatos que cumplió como alcalde de San Pablo. Durante su gobierno, Lula no podrá ganar nuevos adversarios, porque con los que tiene ya es más que suficiente. Por eso, las primeras señales de su exministro de Educación estuvieron dirigidas a tender puentes con este sector ante el temor que existe por el “castrocomunismo” petista. “Tenemos que conciliar la responsabilidad fiscal con la responsabilidad social”, aseguró Haddad en una de sus primeras entrevistas para ahuyentar esos fantasmas. 

 

Los lazos del futuro gobierno y la moderación llegan hasta el poderoso Congreso, donde el PT estará obligado a negociar porque no cuenta con mayoría en ninguna de las dos cámaras. El primer gesto fueron las negociaciones que desarrolló con las distintas bancas -algunas aliadas a Bolsonaro hasta ayer- para aprobar una enmienda constitucional que permita romper el techo del gasto social que aprobó el gobierno de Michel Temer en 2016.

 

A la espera de la sanción, Lula podrá mantener la ayuda social de 600 reales (114 dólares) para las familias más pobres del país, una de sus promesas más importantes al tener en cuenta, por ejemplo, que 33 millones de personas sufren hambre en el país.

 

Las negociaciones para ampliar sus alianzas tendrán una nueva prueba en febrero, cuando se renueven las autoridades legislativas. El PT se encamina a ratificar al presidente de la Cámara de Diputados, Arthur Lira, líder del poderoso centrão y representante de la centroderecha. 

 

La designación de Múcio al frente del Ministerio de Defensa es una explicación de la disyuntiva que enfrenta el líder del PT y un anticipo de lo que se puede esperar. Según un analista militar que dialogó off the record con Letra P, el nombramiento del ingeniero sorprendió dentro de las Fuerzas Armadas porque no tiene una fuerte ligazón con las botas y, a la vez, generó asombro en la sociedad civil porque tampoco cuenta con claros conocimientos sobre el tema. “Eligió un hombre que tiene ligazón con la derecha tradicional. Es una especie de puente entre el PT y la derecha moderada que genera aceptación entre los militares”, agregó. Con esta decisión, las demandas de la izquierda en este sector, como la creación de una comisión por la verdad para investigar a la dictadura militar, será muy difícil que prosperen. 

 

Estas negociaciones políticas con los distintos sectores del sistema nacional buscan estabilidad, porque Lula llegará al Palacio de Planalto sin una fuerte espalda. El Congreso será un territorio minado donde estará obligado a avanzar en puntas de pie, el bolsonarismo seguirá existiendo en resabios de ultraderecha violentos que no estarán dispuestos a perder la calle y su propia coalición de gobierno le generará tirones internos que deberá resolver con precisión quirúrgica.

 

El problema de estos cálculos es el temor a no dejar contento a ningún sector, ni al oficialismo ni a la oposición, y a generar la crítica interna y opositora. El presidente argentino, Alberto Fernández, y el Frente de Todos (FdT) son un antecedente que el exlíder sindical deberá tener en cuenta, como también la experiencia del mandatario chileno Gabriel Boric, quien, ante la necesidad de buscar estabilidad, alejó a los sectores que confiaron en él como el primer presidente de izquierda desde Salvador Allende, electo en 1970.

 

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