En su carrera por llegar a la Casa Rosada, la presidenta del PRO, Patricia Bullrich, recorre la Argentina, arma su equipo y su campaña y, además, se muestra con figuras internacionales que da pistas sobre el tipo de administración que podría encabezar desde Balcarce 50 y su posible impacto en América Latina. Este lunes, por ejemplo, participó de una jornada organizada por el Instituto Interamericano por la Democracia (IID, por sus siglas en inglés) de Estados Unidos a partir de una invitación que le realizó el director del mismo, José Carlos Sánchez Berzain, un exministro de Bolivia que lidia con la Justicia por haber liderado la masacre que pasó a la historia como la Guerra del Gas.
El Zorro, como se conoce al abogado oriundo del departamento de Cochabamba por su capacidad de escaparse del Poder Judicial, su inteligencia y su capacidad para planificar desde los estamentos del Estado, es uno de los máximos responsables del Octubre Negro. A inicios de este siglo, el gobierno boliviano ordenó la exportación del gas boliviano a través de los puertos y las plantas gasíferas de Chile, una decisión que generó el rechazo de las masas más pobres del país y exaltó el nacionalismo heredero de la Guerra del Pacífico, cuando el país vecino -en un conflicto militar que tuvo lugar entre 1879 y 1883- le arrebató la salida al Océano Pacífico a La Paz. A partir de esa decisión, el país andino cambió para siempre.
Ante la convulsión social de un país que vivía una inestabilidad constante, el Gobierno -bajo las órdenes de Berzain- ordenó movilizar al Ejército desde la ciudad de El Alto para repartir gas y víveres en diferentes ciudades que sufrían el desabastecimiento provocado por las marchas y los cortes de ruta. El 13 de octubre, las Fuerzas Armadas ingresaron en la ciudad más grande del país, donde fueron repudiadas por la población local. La respuesta fue feroz: los helicópteros atacaron los techos de las casas desde las alturas, 67 personas fueron asesinadas -entre ellas, un niño de cinco años- y más de 400 resultaron heridas. El 17 la situación era incontenible para el oficialismo y Goni -el presidente- presentó su renuncia antes de refugiarse en Estados Unidos, donde, al igual que su exministro, esquiva a la justicia boliviana.
En uno de sus últimos mensajes como presidente, dijo: “Es muy posible que en Bolivia tomen el poder de manera no democrática y que transformen al país en una especie de Afganistán que exporta cocaína”. Dos años después ganó las elecciones, con el récord de 53% de los votos, el dirigente cocalero Evo Morales, coterráneo del propio Berzain y enemigo máximo del exministro. A partir de entonces, desde el Palacio Quemado, el histórico líder del Movimiento Al Socialismo (MAS) nacionalizó los recursos naturales -entre ellos el gas- y construyó una narrativa gubernamental que encuentra en la Guerra del Gas y del Agua (2000) piedras fundacionales. Por su parte, el Zorro se dedicó a denunciar al ahora expresidente como un “dictador castrocomuinsta”, a escribir una decena de libros de análisis latinoamericanos con una clara mirada de derecha y a esquivar a la Justicia de su país, que aún anhela que pague por sus crímenes.
La confluencia con Bullrich no es azarosa. Desde que logró llegar a múltiples instancias de poder, como a las presidencias de los Estados Unidos, Brasil, Italia e Inglaterra, la derecha promueve la confluencia y la mancomunión de sus fuerzas a través de foros internacionales y organizaciones regionales. La convocatoria a unir experiencias nacionales ya no es solo del progresismo y la izquierda. Uno de sus mentores más importantes es Steve Bannon, el exjefe de campaña del expresidente Donald Trump. Por eso, durante su discurso, Bullrich llamó a “hacer un contrapoder al Grupo de Puebla y ayudar a aquellos países y gobiernos que viven las peores dictaduras en el continente”. La presidenta del PRO hizo referencia al cónclave de la izquierda que iba a realizarse en Buenos Aires en solidaridad con la vicepresidenta argentina, Cristina Kirchner, recientemente condenada a prisión.
Desde los Estados Unidos, Berzain también es un promotor de este tipo de ideas para luchar contra los regímenes de Nicaragua, Cuba y Venezuela -entre otros-, a los que llama a combatir y derribar incluso por medios violentos. A través de sus columnas semanales en el portal Infobae, el Zorro promueve un sistema de gobierno parlamentario en América Latina y la dolarización de la economía "para fortalecer la democracia", pero nada dice sobre las causas penales que pesan en su contra y de su responsabilidad directa en la muerte de decenas de personas durante el principio de siglo boliviano.
“Abogado y politólogo”, dice su firma periodística que evita mencionar que en 2008 fue condenado en primera instancia por “ejecuciones extrajudiciales” en una causa en la que espera la decisión final de la Justicia norteamericana, luego de que ésta rechazara extraditarlo a Bolivia, donde también fue condenado por los mismos delitos.
A partir de la incapacidad del gobierno argentino para detener y revertir la crisis económica, de definir candidaturas luego del renunciamiento de Cristina Kirchner y de subsanar sus diferencias internas, Patricia Bullrich apuesta a convertirse en presidenta en las elecciones de 2023 y construir, luego de la derrota electoral del mandatario de Brasil, Jair Bolsonaro, el faro de la derecha regional en contra del progresismo latinoamericano, donde Berzain encontraría un nuevo espacio de influencia y apoyo para seguir escapando de sus responsabilidades judiciales.