De buen humor, Cristina ingresó a Balcarce 50 por el Salón de los Bustos a las 17.45, quince minutos antes de la hora señalada para el comienzo del acto en el que se presentó la ley del régimen de fomento al desarrollo agrobioindustrial. Sonriente, la vicepresidenta saludó mirando hacia el Patio de las Palmeras y se metió rápidamente en el Ministerio del Interior, que conduce Eduardo de Pedro.
La oficina del ministro del Interior, ubicada en la planta baja, es el lugar donde Cristina se instaló en las otras dos oportunidades en las que visitó la Casa Rosada desde que Fernández es Presidente. La primera fue el 31 de agosto de 2020, cuando participó de la presentación del acuerdo con los acreedores privados en el Museo del Bicentenario. La segunda, el 26 de noviembre, en la despedida de Diego Maradona.
Minutos más tarde, Cristina subió al primer piso, donde se ubica el despacho presidencial. Allí se encontró con el presidente Fernández. Fue el primer cara a cara entre ambos desde la publicación de la carta, que detonó, entre otras, la salida del exvocero y hombre de confianza de Fernández, Juan Pablo Biondi, y el desplazamiento de Santiago Cafiero, que también formaba parte de la mesa chica del Presidente. En la previa, en la Casa Rosada se palpaba la inquietud por el reencuentro.
Desde el primer piso, Fernández y Cristina bajaron juntos al Museo del Bicentenario, ubicado en el subsuelo, donde se fotografiaron con el ministro de Agricultura, Julián Domínguez y el nuevo jefe de Gabinete, Juan Manzur. Domínguez fue uno de los artífices de la visita de Cristina a la Rosada. El titular de Agricultura mantiene un diálogo diario con la vicepresidenta, que bendijo el proyecto que impulsa el Consejo Agroindustrial Argentino.
Detrás del escenario, Fernández, Cristina, Domínguez y Manzur tuvieron un diálogo distendido y se sacaron una foto conjunta. En el salón ya esperaba De Pedro junto a los ministros de Economía, Martín Guzmán; de Desarrollo Productivo, Matías Kulfas; de Justicia, Martín Soria; de Defensa, Jorge Taiana; de Educación, Jaime Perczyk; de Trabajo, Claudio Moroni; Cafiero; y los secretarios de Asuntos Estratégicos, Gustavo Beliz; General de la Presidencia, Julio Vitobello; de Legal y Técnica, Vilma Ibarra; el vicejefe de Gabinete, Jorge Neme; entre otros y otras, además de gremialistas y representantes de entidades vinculadas al campo.
Una vez que los cuatro ocuparon sus lugares en el escenario, a las 18.22, Domínguez se hizo cargo de la presentación del proyecto, con menciones y elogios al trabajo de Cristina y del Presidente. Sentada entre el ministro y Fernández, tal como se había señalado en la previa, Cristina no habló.
Fue el Presidente quien tuvo a cargo el cierre del acto, que duró cerca de media hora, y quien reivindicó “la cultura del encuentro y del diálogo”. Bajo la mirada atenta de Cristina, pidió “dejar de lado a los cultores del no se puede” y “construir el país que nos merecemos, el país que le diga 'sí' al productor agropecuario, a la ciencia y la tecnología, al que trabaja, y decirle 'no' a la división para seguir parados en el mismo lugar”. Aunque la foto dio muestras de unidad e intentó calmar las aguas internas, Fernández evitó los guiños directos a la vicepresidenta en su discurso, a los que apeló en otras oportunidades. Detrás, los carteles rezaban "Argentina querida" y mencionaban al Consejo Económico y Social, que conduce Beliz. El Presidente lo mencionó durante su alocución. Beliz es señalado por el entorno de la vicepresidenta como el cabecilla del grupo que, en plena crisis post electoral, alentaba a Fernández a romper con Cristina.
Una vez concluido el acto, Fernández, Cristina y Domínguez tuvieron un breve intercambio, que incluyó risas compartidas. Casi en simultáneo, saludaron después al líder de los camioneros, Hugo Moyano, que señaló que estaba acompañado por su hijo menor, Jerónimo. “Como crecen los chicos”, le dijo Cristina.
Terminada la formalidad del acto, cada cual tomó su camino. Fernández volvió a su despacho y Cristina se instaló nuevamente en las oficinas del Ministerio del Interior, donde se siente más cómoda dentro de Balcarce 50. Allí estuvo durante más de 40 minutos, junto a De Pedro, recibió ejemplares de su libro, Sinceramente, para firmar, jugó con el hijo del ministro y accedió a sacarse fotos con trabajadores y trabajadoras de la Rosada. Fue una empleada de limpieza la que le arrancó el comentario que hizo reír a todos. “¿Me puedo sacar una foto con usted?”, preguntó la mujer. “Obvio. ¡Seguro sos la que más trabaja acá en el Ministerio!", retrucó Cristina.
A las 19.45, cuando ya llevaba dos horas en Balcarce 50, la vicepresidenta se retiró, con la certeza de haber dejado la unidad en orden. El Presidente todavía estaba en su despacho.