JORGE FERRARESI

El ministro anfibio

Cristinista 100%, banca a Fernández. Retrato del funcionario que lanzó la reelección del Presidente, en esta nota del 1 de junio.

Cuando lo llamó para ocupar el Ministerio de Desarrollo Territorial y Hábitat, Alberto Fernández había hablado dos veces personalmente con Jorge Ferraresi. La primera, hace varios años, en un breve cruce que tuvieron en un canal de televisión. La segunda, cuando el Presidente todavía estaba lejos de ser candidato pero ya se había reconciliado con Cristina Fernández de Kirchner. Fue en una comida que compartieron en el Museo Evita, en Recoleta. Ferraresi, vicepresidente del Instituto Patria y referente de la resistencia cristinista, llegó acompañado por Francisco “Paco” Durañona. Fernández, de vuelta en las huestes de la expresidenta, asistió con Santiago Cafiero. Compartieron miradas y diagnósticos sobre la política.

 

No volvieron a tener contacto personal hasta octubre de 2020, cuando compartieron un acto por un anuncio de inversiones en Dock Sud, con Ferraresi como intendente de Avellaneda. A principios de noviembre, cuando María Eugenia Bielsa renunció al Ministerio, el Presidente convocó a Ferraresi para reemplazarla. La lectura política casi obligada en el momento fue que el movimiento demostraba un avance más de CFK en el gabinete.

 

Más allá de los rótulos sobre sectores de pertenencia, que los funcionarios tienden a evitar, en los papeles Ferraresi ocupa uno de las áreas que puede hacer pie en el territorio, con buenas noticias para dar. Su agenda diaria, hiperactiva, alterna una seguidilla de encuentros y anuncios con autoridades provinciales y municipales, una posibilidad de hacer política aprovechada. Algo similar a lo que ocurre con el ministro de Obras Públicas, Gabriel Katopodis, otro exintendente del conurbano que maneja una caja suculenta y recorre el país con la combinación deseada, política y obras. Funcionarios y funcionarias al frente de los Ejecutivos provinciales y municipales, oficialistas u opositores, suelen coincidir en la apreciación y los elogios. Los exintendentes, con conocimiento de las dificultades y las urgencias, son los mejores interlocutores a la hora de gestionar, resolver problemas y diligenciar soluciones. Aunque Vivienda, por su propia naturaleza, vaya a una velocidad más lenta y menos pomposa.

 

Ferraresi lo proyectó cuando asumió. Apenas puso un pie en el Ministerio, le planteó el Presidente la necesidad de triplicar el presupuesto previsto para 2021. Fernández lo mandó a hablar con Martín Guzmán. En la ley de Presupuesto, que había ingresado al Congreso el 15 de septiembre, el ministro de Economía había reservado 110 mil millones de pesos para Desarrollo Territorial y Hábitat. Ferraresi se llevó 330 mil millones para mover el área durante el año electoral. La envidia del ala cristinista, que por lo bajo acusa al ministro de “ajustador”.

 

Pertenencias

“A mí me llamó el Presidente. Con Cristina no hablé”, decía Ferraresi cuando le consultaban por su convocatoria a fines de 2020. En la Casa Rosada, los colaboradores de Fernández remarcaban que había buscado un funcionario con experiencia de gestión, que pudiera darle volumen político al gabinete y agilizar el desembarco en el territorio. Como intendente, Ferraresi sumaba esas cualidades.

 

El ala albertista del Gabinete, sin embargo, lo vio como un retroceso de los propios. Junto al ministro del Interior, Eduardo “Wado” de Pedro, Ferraresi se sumó al grupo de los cristinistas de pura cepa que habitan en el gobierno de Fernández, sin perjuicio de que hayan trabado una relación de confianza en la gestión con el Presidente. En la división de bienes, Ferraresi pertenece al Instituto Patria, que en los próximos días volverá a elegirlo como vicepresidente.

 

Pese a la pertenencia, como otros que habitan en el mismo espacio, el ministro evita ser puente entre el Presidente y la vice cuando las relaciones atraviesan momentos de tensión. Con CFK mantiene un diálogo frecuente, enfocado mucho más en la política que en la gestión. Con Fernández, los temas se entrelazan, con el agregado de las charlas sobre el desempeño de Argentinos Juniors, equipo del que ambos son hinchas fanáticos.

 

Al compás de la gestión, hoy el ministro sigue el pulso de la política. En la intimidad, lamenta que las buenas noticias suenen poco o demasiado bajo. Cree que el Gobierno malgasta energía y tiempo en los medios ocupándose mucho de la oposición y de las internas propias y hablando poco de sus aciertos. El 5 de mayo, cuando la foto de la unidad del Frente de Todos volvió a ser noticia, el título de los diarios se lo llevó el enojo con la Corte por el fallo sobre las clases presenciales en la Ciudad. Ese día, el Ministerio de Desarrollo Territorial lanzaba la puesta en marcha de 55 mil viviendas. El anuncio quedó totalmente opacado.

 

Junto con Katopodis y De Pedro, Ferraresi forma parte del grupo de comensales que se reúne cada semana en La Plata, en la gobernación bonaerense, invitados por Axel Kicillof. Allí concurren, también, Sergio Massa y Máximo Kirchner. El ministro de Obras Públicas es quien responde directamente al Presidente, mientras que el resto de los integrantes de la mesa, salvo Massa, integra el sector cristinista de la coalición. Entre todos evalúan el escenario preelectoral, con varios puntos de coincidencia, y el foco principal de preocupación puesto en el aumento de precios.

 

La marcha de la vacunación, creen, es el as de espadas y mostrará su peso, en un futuro cercano. Ferraresi proyecta en el país los números que apunta en su terruño, Avellaneda. Los últimos datos le indican que, de los 190 mil inscriptos en el municipio, 105 mil ya recibieron al menos una dosis. De continuar el flujo de llegada de vacunas, calcula el ministro, para fines de agosto, el 70 por ciento de la población argentina estará vacunada y, especula, el Frente de Todos se alzará con el triunfo.

 

Martiniano Molina
Martín Gill se reunió con cooperativistas del departamento San Justo.

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