LA PESTE, LA DEUDA Y LA INTERNA

El dúo Fernández-Guzmán y el arte de lo posible

La paritaria eterna con Cristina. Una de cal y una de arena: de las tarifas a la plata del Fondo. Exigencias políticas y una macro dañada. El tictac electoral.

El calendario electoral se acerca, la segunda ola de la pandemia arrecia, las medidas para reducir la circulación les duelen a la sociedad y al Presupuesto y los acreedores institucionales del país aprietan. En ese contexto adverso, el presidente Alberto Fernández hace equilibrio entre la necesidad de mantener la salud del Frente de Todos y no deteriorar más la de la economía, al punto de dejarla sin remedio. Así surge de información off the record emanada de la Casa Rosada y de las propias declaraciones públicas del jefe de Estado, que trata de contentar una vez al ala política en general –y cristinista en particular– y otra, al tocado ministro de Economía, Martín Guzmán.

 

En una entrevista que concedió el fin de semana a CNN en Español, Fernández dejó varias definiciones vinculadas a los temas más espinosos de la actualidad, entre ellas, el futuro de las tarifas de servicios públicos, la interna entre Guzmán y el rebelde subsecretario de Energía Eléctrica Federico Basualdo, la posibilidad de un default con el Fondo Monetario Internacional (FMI) e, indirectamente, el estado de su vínculo con la vicepresidenta, Cristina Kirchner.

 

Con esta mantiene una paritaria permanente que lo obliga a lanzar gestos para calmar una interna severa en el Frente de Todos pero sin entregar todas las banderas, aun al precio de apartarse de una agenda de coincidencias de por sí acotada.

 

En relación con la disputa sobre las tarifas, señaló que "por ahora" no va a "discutir más ese tema". "Hemos dado un 9% (de aumento) y punto", cerró. Sin embargo, el ministro de Economía denunció el esquema –incluso después de la puja perdida– como "prorricos" e insistió en que es necesario segmentar el universo de contribuyentes, de modo que la porción más pudiente afronte una carga mayor de un eventual incremento futuro que sirva para mantener constante en 1,7% del producto bruto interno (PBI), o lo más cerca posible de ese objetivo presupuestario, los subsidios que paga el Tesoro.

 

"Ese es un tema terminado", enfatizó el Presidente, a la vez que redujo la pelea entre Guzmán y Basualdo a "un desencuentro innecesario" sobre el que ya "no tiene sentido hablar".

 

El espíritu de su respuesta pareció cerrar la posibilidad de nuevos ajustes en las tarifas de luz, gas, agua y transporte en el año, aunque dejó abierta la puerta –de modo poco convincente– a la tan mentada segmentación."Vamos a trabajar en la segmentación, en eso estoy de acuerdo con Martín. Espero que eso se termine este año. No lo sé. Cuando la terminemos, veremos", dijo con ambigüedad.

 

Según supo Letra P, Guzmán se resigna a que eso no ocurra, con independencia de que se complete o no la mencionada tarea. "Este año, el aumento va a ser de un dígito", dicen en Economía.

 

Sin embargo, Fernández se cuidó de darle un aliciente en la puja que mantiene con el ala política del Frente de Todos, una que tiene a Cristina Kirchner como protagonista, pero que incluye también al presidente de la Cámara de Diputados, Sergio Massa, que comparte con aquella el temor a que la coyuntura adversa impacte en el resultado de las elecciones, especialmente en la provincia de Buenos Aires. Así, el mandatario desafió el proyecto de resolución presentado en el Senado por Oscar Parrilli –detrás de quien se ve la mano de la vice sin que sea necesario agudizar demasiado la vista– para que la llegada de entre 4.000 y 4.500 millones de dólares del FMI en concepto de ampliación de capital y reparto entre los países miembros no se use para pagar deudas sino para financiar políticas sociales y productivas.

 

El problema es que el calendario de compromisos es acuciante. El país tiene que pagarle al Club de París 2.400 millones de dólares el próximo lunes 31, vencimiento prorrogable por 60 días, y solo podría gozar de la indulgencia de ese foro de Estados si el Fondo aseverara que las negociaciones para refinanciar los 44.000 millones dejados en deuda para las futuras generaciones por Mauricio Macri.  avanzan a buen paso. Ese fue el contexto de la reciente gira del mandatario por Europa y de la charla de este miércoles con la canciller alemana Angela Merkel.

 

El presidente Alberto Fernández mantuvo ayer una videoconferencia con la canciller alemana Angela Merkel.

El nudo del FMI, sin embargo, es apretado. De los casi 5.200 millones de dólares que vencen a lo largo de este año –a todas luces impagables en su totalidad–, el país ha ido afrontando los correspondientes a intereses, pero desde septiembre –el mes de las Primarias Abiertas, Simultáneas y Obligatorias (PASO)– se suman vencimientos de capital: casi 2.000 millones en septiembre y otro tanto en diciembre.

 

En la mencionada entrevista, el Presidente dijo que pagar con el dinero –no reembolsable– que provendrá del propio organismo es una hipótesis mientras se prolonguen las tratativas, de modo que el país no caiga en cesación de pagos en momentos en que la deuda recientemente reestructurada con acreedores privados sigue cotizando a precio de default. En ese escenario, el vencimiento con el Club de París también se haría de ejecución inmediata. El proyecto de resolución cristinista es una mirada "que respeto", dijo el jefe de Estado, pero aclaró que se trata solo de "la opinión de un bloque"… sin prestarle demasiada atención a que se trata del suyo propio.

 

La ofensiva cristinista se complementó con la firma por parte de 200 personas vinculadas a la política, el periodismo, la cultura, el derecho y el sindicalismo de un texto que llama a suspender los pagos de deuda a los organismos financieros internacionales. 

 

 

Guzmán siguió esa definición presidencial sin fiarse demasiado, conciente de que la política no dejará de meter la cola en los meses venideros. De hecho, él mismo ya se había resignado a que esas divisas quedaran integradas a las reservas, lo que no impediría que fueran la contraparte de una emisión equivalente de pesos para gastar en necesidades sociales que se agigantan con el correr de la pandemia y de la campaña. Con todo, en tanto el "ministro de Deuda" al que ha quedado reducido en el corto plazo, sabe que su futuro depende de que las negociaciones con el Fondo y con el Club de París no implosionen.

 

¿Qué quedaría de su legado si el país cayera en un nuevo default, esta vez con el Fondo? "Ya se verá qué se hace con esos dólares", dicen cerca de Guzmán.

 

Todo parece provisional y precario en la Argentina de 2021.

 

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