Por segundo mes seguido, la publicación del dato oficial de inflación encontrará al ministro de Economía, Martín Guzmán, en Roma. En marzo, el funcionario había viajado a buscar los consensos europeos que rubrica, en estos momentos, el presidente Alberto Fernández. Con una diferencia no menor: Guzmán comenzó su road show por Alemania, principal acreedor argentino en el Club de París y el más reticente a flexibilizar las condiciones para un nuevo acuerdo. Y si las tratativas para renegociar la deuda avanzan, el Índice de Precios al Consumidor (IPC) sigue golpeando sobre todo a los más pobres, impulsado por los alimentos. Con esos temas debe lidiar el funcionario que quedó en el centro de la interna de Todos al intentar desplazar, sin éxito, al subsecretario de Energía Eléctrica, Federico Basualdo, hombre de la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner.
Guzmán espera traer de Europa buenas noticias. Fernández recolectó el apoyo explícito de sus pares de Portugal, España y Francia para darle más tiempo a Argentina en sus gestiones con el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Club de París. António Costa y Pedro Sánchez fueron más allá y acompañaron la iniciativa del ministro de Economía para que el Fondo reduzca los sobrecargos que encarecen los préstamos a países que acuden al organismo multilateral ante una emergencia financiera. Es un reclamo que el ministro empezó a realizar a fines de febrero en el G-20. "Estaremos del lado de la Argentina y vamos a hablar de los compromisos con el FMI y con el Club de Paris", agasajó Emmanuel Macron, sin entrar en detalles sobre si podrá avanzarse con el Club de París sin antes haber cerrado con el Fondo. Guzmán se trae, eso sí, el respaldo concreto de Fernández.
El ministro intenta dejar atrás su disputa con Basualdo y el Instituto Patria. La semana pasada, ordenó a su equipo bajar el tono de la pelea. Pero el viernes por la tarde, al presentar la ampliación de la tarjeta Alimentar, defendió su posición. "Debemos ser autocríticos. Hoy tenemos un sistema de subsidios energéticos que es pro-ricos. En un país con 57% de pobreza infantil estamos gastando en subsidios de consumo de luz y de gas en una parte de nuestra población que hoy no es prioritario que reciba esos subsidios. Barrios en donde viven gente de altos ingresos, cuando esos recursos tienen que ser utilizados para aquellos que más necesita la sociedad argentina hoy", señaló.
Si algo se lleva Guzmán de la disputa, además de los señalamientos del ala cristinista del Gobierno, es la sensación de que la segmentación de tarifas avanzará más rápido de lo que pensaba. El ministro quería lograr, en materia de energía eléctrica, dos aumentos planos en el año (15% en total) para avanzar, luego, con la segmentación. La semana pasada, el Ente Nacional Regulador de Electricidad mostró avances en la cuotificación de los subsidios según los ingresos de la población. El secretario de Energía, Darío Martínez, aceleró resoluciones para que las empresas inicien los procesos tendientes a segmentar. Para eso, otros estamentos oficiales deberían agilizar resoluciones para que el Banco Central, la Anses y la AFIP compartan información. Y debería haber también una suerte de empadronamiento de las personas, como ocurrió en los inicios de la tarjeta SUBE.
El ministro sabe que la pelea no fue gratuita y que todos los integrantes de la coalición gobernante quedaron expuestos. A él se le endilgará la incapacidad de su conducción económica de controlar la inflación. Las consultoras privadas estimaron que, en abril, el IPC rondó entre 3,9 y 4 por ciento y que los alimentos treparon alrededor de 4,4%. El ministro esperaba empezar el segundo trimestre con los precios viajando en torno al 2% para concretar la meta del 29% para el año. Guzmán atribuye la aceleración a los altos precios de los commodities y a fallas en la coordinación de expectativas. En este último punto, apunta a los empresarios: si los gremios cierran paritarias en torno al 33%, algunas empresas, sostiene, no cumplieron con su parte de la coordinación. Sin embargo, remarca que esperaba para el primer trimestre una inflación del 11% y que la medición oficial no estuvo tan lejos: marcó 13%.
La inflación de alimentos, dice el ministro de Desarrollo Social Daniel Arroyo, es el principal factor que hace que los comedores populares sigan a tope a pesar de que la actividad en los barrios volvió a moverse. La ampliación de la Tarjeta Alimentar a niños y niñas de hasta 14 años llevará algo de alivio y significó un fuerte desembolso de pesos que le permitió a Guzmán demostrar que, como decía, había margen presupuestario para ampliar la asistencia. Sin embargo, los movimientos sociales lo consideraron insuficiente.
Si la situación social continúa deteriorándose, el sector del kirchnerismo que impulsa en el Congreso que la ampliación de Derechos Especiales de Giro (DEG) que recibirá Argentina no se use para pagar la deuda con el organismo o con el Club de París tendrá más motivos para avanzar con esa propuesta. Guzmán quiere que esos U$S4400 millones fortalezcan las reservas y no vuelvan al Fondo. Para eso debe conseguir un acuerdo con el organismo multilateral, que debe pasar por el Poder Legislativo. En ese ámbito, el sector del oficialismo más ligado a la vicepresidenta busca marcar la cancha de la negociación con el Fondo. Guzmán no puede negociar sin el aval de quienes tendrán que levantar la mano y quienes celebraron que Basualdo resistió con aguante.