Al cortesano Roberto Héctor Falistocco le gusta que en los actos públicos le reconozcan que, a sus 74 años, es el decano de la Corte Suprema de Justicia de Santa Fe. No es el que más años tiene, porque otros dos integrantes, Mario Netri (79) y Eduardo Spuler (78), lo superan, pero sí el primero que ingresó de la actual composición, que incluye también a María Angélica Gastaldi (74), Daniel Erbetta (64) y Rafael Gutiérrez (72), el santafesino que presidió el máximo tribunal el año pasado.
Como ministro de la Corte, Falistocco sobrevivió a siete gobernaciones y también a una renovación importante que tuvo el cuerpo en el año 2000, en la gobernación de Carlos Reutemann, cuando cuatro de sus seis integrantes fueron reemplazados. Este año, cumple 30 como miembro de la Corte y la va a presidir por séptima vez. Dos variables hacían prever que nuevamente le podía tocar la cabecera de la mesa este año. Por un lado, que, en el criterio de rotación territorial Santa Fe – Rosario que acostumbran a implementar para elegir la presidencia del cuerpo, era el turno de un rosarino. Por el otro, que es un año electoral y hay un segundo acuerdo tácito entre los cortesanos y la cortesana: en años electorales complejos, Falistocco ocupa la presidencia para hacerse cargo también del Tribunal Electoral.
En ese rol, fue el encargado del recuento definitivo en las elecciones a gobernador de 2015, cuando el socialista Miguel Lifschitz se impuso al candidato de Cambiemos, Miguel Del Sel, por 1.776 votos. Más allá de su afinidad partidaria con el peronismo, su perfil dialoguista le permitió jugar siempre en la frontera y aceitó vínculos con los frentistas que ocuparon la Casa Gris durante 12 años.
Quienes lo conocen desde que era joven cuentan que Falistocco construyó su poder desde un peronismo de derecha. En su libro "Impunidades y esperanzas. Poder económico, ecología y justicia en Santa Fe", el periodista y diputado provincial Carlos Del Frade cuenta que, mientras estudiaba en la facultad, Falistocco militó en el Partido Obrero, pero que, una vez recibido, terminó siendo abogado defensor de Miguel Gómez, exdirigente máximo de la mítica UOM rosarina. La historia de aquellos años cuenta que el famoso estudio jurídico Cerruti, de Rosario, manejaba como corporación intereses de algunos gremios, como la UOM, y tenía mucho peso en la designación de jueces.
Antes de llegar al último piso de los tribunales santafesinos, Falistocco fue funcionario del Poder Ejecutivo en los gobiernos de José María Vernet y Víctor Reviglio. Como subsecretario de Asuntos Legislativos y de Justicia, era el nexo entre la Casa Gris y la Legislatura y en 1990 trabajó intensamente en las negociaciones para que se aprobara la Ley de Lemas. Al año siguiente, Reviglio impulsó su pliego y así pasó a ocupar, sin escalas, un sillón en la Corte. Un exdirigente peronista que tuvo mucho trato con él por aquellos años recuerda que Falistocco nunca se imaginó ser cortesano, pero que, una vez que tuvo el cargo, logró consolidarse. "Tiene mucha capacidad para armonizar con distintos sectores; tiene buenas relaciones, por ejemplo, con el Colegio de Abogados y con el Colegio de Magistrados. Es un hombre de una enorme paciencia y capacidad para escuchar y consensuar", cuenta.
"Impunidades y esperanzas", de Carlos Del Frade (Pág. 233).
En su trayectoria, se destaca haber sido uno de los principales diseñadores de la Ley Orgánica del Poder Judicial, que desde 1987 determina el despliegue institucional en el territorio provincial y establece las competencias que tiene cada juzgado, excepto por el fuero penal, que tuvo una reforma procesal reciente. En particular, su atención siempre estuvo muy enfocada en los tribunales civiles y comerciales de Rosario, donde se tramitan cifras colosales de causas. Así fue como se convirtió en un custodio personal del proyecto para reformar el Código Procesal Civil y Comercial que Santa Fe tiene en discusión, con una aprobación de la Cámara de Diputados que perdió estado parlamentario. Dicen en su círculo más cercano que Falistocco tiene cierta esperanza de que este año el proyecto tenga mayor impulso y ese fue uno de los primeros temas que intercambiaron con el gobernador Omar Perotti este año.
Los caminos de ambos en la política no alcanzaron a cruzarse. El rafaelino fue ministro en la primera gobernación de Obeid, en 1995, cuando Falistocco ya estaba en la Corte. Sin embargo, en su equipo actual, el gobernador tiene como secretario de Justicia a Gabriel Somaglia, un abogado santafesino que fue subsecretario de Justicia y Culto en el segundo y último mandato del fallecido Obeid y tiene muy buen vínculo con Falistocco. Cuentan incluso que, cuando Perotti estaba diseñando su gabinete, el cortesano acercó a la mesa un par de nombres de rosarinos que compartieron con él la función ejecutiva a fines de los ´80 y a quienes postulaba para el Ministerio de Seguridad.
A diferencia de su par Gutiérrez, Falistocco tiene buena relación con Jorge Baclini, jefe del Ministerio Público de la Acusación (MPA), con quien tuvo algunas señales positivas. El año pasado recorrió el Organismo de Investigaciones del MPA y dicen que se fue contento de contar con esa estructura dentro del Poder Judicial. El dato no es menor, porque este año la Corte deberá resolver uno de los casos institucionales más importantes del año: si la Legislatura tiene facultad o no de investigar a los fiscales.
La mesa de los viernes
Fuera del trabajo, en la agenda del decano todos los viernes a la noche, sin falta, hay una cita con amigos en Chicharra, una parrilla de barrio Pichincha, en Rosario. Entre ellos la llaman "la mesa de los viernes" y hace tanto que van al mismo lugar que el mozo ve entrar al juez y ya sabe qué va a pedir para cenar.
"Roberto come siempre lo mismo. Excepto en la cuaresma, se pide unas achuras de entrada (no mucho) y un entrecot bien jugoso. Ese es su plato preferido. De postre no puede faltar el queso con dulce de batata y, si es posible, también de membrillo. Todo eso, acompañado de un poco de buen vino", contó el periodista y exconcejal de Rosario Pablo Cribioli.
"Esa mesa nació en 1976, cuando empezamos a reunirnos amigos de la vieja LT8. Nos juntábamos con Nacho Suriani y Dante Nasurdi y después se acoplaron otros como Héctor García Sola (ministro de Educación de la época de Reviglio) y Falistocco. De aquella camada quedamos Roberto y yo. Después se han incorporado, entre otros, Daniel Germano (exministro de Reutemann) y Jorge Cimadoni, que es un empresario de Rosario, y cuando puede también Carlos Bermúdez (secretario administrativo del Senado). Tenemos una amistad que ya es casi familiar, pero Roberto es sumamente hermético, no cuenta nada de trabajo", aclara Cribioli.
A pesar de su extensísima carrera y de que está al límite constitucional de 75 años de edad para ejercer la función judicial, dicen en el círculo íntimo de Falistocco que, por el momento, no está pensando en jubilarse. Su permanencia y la del resto de sus colegas que superan esa edad descansa en los precedentes que sentaron dos apelaciones. Una, del santafesino Casiano Iribarren y la otra. más famosa, de Carlos Fayt, que cuestionaron los límites de edad para los magistrados y pudieron quedarse en la Corte. En Santa Fe, hay decano para rato.