Conocedores de antemano del informe técnico del Fondo Monetario Internacional (FMI) sobre el acuerdo stand by de 44 mil millones de dólares que el organismo le concedió al gobierno de Mauricio Macri, el presidente Alberto Fernández y la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner dieron instrucciones de avanzar en el armado de una ofensiva comunicacional que dejara clara la responsabilidad política de Juntos por el Cambio en el endeudamiento.
El equipo de comunicación del Gobierno, que forman todas las patas del Frente de Todos (FdT), la Casa Rosada, el cristinismo y el massismo, puso en marcha el miércoles el diseño de las placas que empezaron a verse una vez publicado el informe que elaboró el noruego Odd Per Brekk, vicejefe del Departamento de Asia del FMI.
El Presidente y la vicepresidenta se reunieron este martes para conversar sobre “temas generales vinculados a la gestión”, según informó la Casa Rosada. Las negociaciones con el Fondo son el tema central de conversación de todas las reuniones políticas del Presidente.
Según pudo saber Letra P, Fernández, Cristina, el ministro de Economía, Martín Guzmán, y el presidente de la Cámara de Diputados, Sergio Massa, conocían “desde hacía días” el contenido del informe. Con esa información, este miércoles el equipo de comunicación de la coalición se puso a trabajar en el armado de piezas que pudieran reflejar el contenido de manera clara.
La mesa de trabajo está formada por el secretario de Comunicación, Juan Ross; la portavoz de la Presidencia, Gabriela Cerruti; el vocero de Cristina, Hernán Reibel; la secretaria de Medios, Valeria Zapesochny; y el responsable de comunicación del massismo, Santiago García Vázquez. El equipo se reúne todos los viernes desde hace varias semanas para analizar y ordenar la agenda de comunicación del Gobierno.
Con la publicación de los resultados del Fondo, el Gobierno apunta todos sus cañones contra la oposición y busca forzar el apoyo explícito de Juntos por el Cambio al acuerdo que negocia Guzmán. Las conversaciones se complicaron a partir del rechazo al Presupuesto 2022, el viernes pasado en la Cámara de Diputados.
Aunque fue un revés, en el Gobierno entienden que la decisión de voltear el Presupuesto tendrá un costo político a largo plazo para Juntos por el Cambio. “Quedaron ubicado en el lugar del ‘no’. Es un mensaje muy negativo frente a la sociedad”, apuntó un vocero de la coalición. “Fue una mala decisión política y ellos lo saben. Frente a la sociedad, quedó claro que obstruyen la gobernabilidad”, dijeron en un despacho de Casa Rosada. Con el informe del FMI en la mano, el Gobierno salió a jugar de contragolpe.