ELECCIONES EN LA IGLESIA

Ojea, el apóstol de Bergoglio: reelección y sotana corta

Bendecido, tiene otros tres años en la mesa ejecutiva. Poder acotado por el frente interno, estructura papista y pata conservadora. Tucho, ¿el gran perdedor?

El equipo de Francisco. El “siga, siga” de Jorge Bergoglio para que Oscar Ojea continúe al frente de la diócesis de San Isidro, sumado a su impronta dialoguista y social, hicieron que el obispo alcanzara rápidamente los dos tercios de los votos de sus pares, exigidos en el estatuto para las dos primeras rondas, y así continuar sentado en la cabecera de la mesa ejecutiva del episcopado vernáculo. Algo similar pasó con la elección de las otras tres sillas del comité decisorio de la Iglesia; mientras que el resto de la estructura afianzó la línea bergoglista que se insinuaba desde 2017.

 

Como lo adelantó Letra P, el papa le allanó a Ojea el camino a la reelección al no aceptarle la renuncia a la sede diocesana bonaerense, la que estaba obligado a presentar en octubre pasado al cumplir los 75 años; y sus pares, como se preveía, lo ratificaron para el trienio 2021-2024. El otro anticipo, relacionado con la llegada del arzobispo Carlos Azpiroz Costa (Bahía Blanca) a una de las vicepresidencias de la Conferencia Episcopal Argentina, también se confirmó.

 

En igual sentido, el Club de San Isidro no consiguió sumar poder eclesial, dado que el frente de obispos del interior del país le bloqueó el intento por imponer un nombre para la Secretaría General de la CEA. Tampoco pudo con la presión de ese grupo “opositor”, que promovió de la vicepresidencia segunda a la primera al arzobispo Marcelo Colombo (Mendoza), quien a priori no estaba en los planes para seguir en la mesa ejecutiva. 

 

El Círculo Rojo sanisidrense celebró, sin embargo -lo reflejó en las redes sociales-, que el obispo auxiliar Guillermo Caride fuera elegido para encabezar el Consejo Episcopal de Asuntos Económicos, virtual Ministerio de Economía eclesial, tras haber creado y coordinado, desde fines de 2018, el Programa FE, la plataforma digital de donaciones diseñada para buscar nuevas formas de autofinanciación y reemplazar los aportes del Estado.

 

La única sorpresa en los comicios episcopales de esta semana en la casa de ejercicios El Cenáculo La Montonera, de Pilar, fue la aparición, poco antes de la votación, del nombre del obispo Alberto Bochatey (auxiliar de La Plata) en la terna de candidatos y su posterior elección como secretario general de la CEA. Experto en bioética y representante de una línea de pensamiento más conservadora, aunque no alejada de la prédica social bergogliana, el pontífice le ha confiado ser la voz de la Iglesia en temas como el aborto, la eutanasia y la despenalización del consumo de marihuana; además de designarlo interventor del Instituto Antonio Próvolo de Mendoza, sacudido por el escándalo de abusos perpetrados por clérigos a niñas y niños hipoacúsicos, que terminó con la condena a más de 40 años de cárcel para los sacerdotes Horacio Corbacho y Nicola Corradi, este último luego fallecido.

 

El aparente gran perdedor de estos comicios episcopales fue el arzobispo Víctor Fernández (La Plata), alias Tucho, quien no logró los votos necesarios para acceder a la mesa ejecutiva y debió conformarse con la reelección como presidente de la Comisión Episcopal de Fe y Cultura, organismo clave en la estructura eclesiástica. El teólogo papal, como se lo conoce, también llegó golpeado al plenario de obispos electivo sabiendo que Francisco pateó el tablero al elegir al sacerdote jesuita córdobes Ángel Rossi, y no a un obispo o arzobispo en ejercicio, para el gobierno pastoral de la arquidiócesis de Córdoba, provincia de la que Tucho también es oriundo.

 

Fuentes eclesiásticas consultadas por Letra P advirtieron, sin embargo, que no sería prudente colocar al arzobispo platense entre los “perdedores” de esta elección episcopal, dado que el resultado hizo que se dispararan aun más las versiones sobre cardenalato para Tucho y un pronto destino en la Curia romana junto a su “padre-amigo” Bergoglio.

 

Los comicios episcopales en Pilar fueron seguidos con atención por la Casa Rosada, que rezaba para que los obispos no se pronunciaran sobre la realidad política, económica y social del país en la jornada de cierre de campaña del Frente de Todos, que el próximo domingo intentará revertir la debacle electoral de las primarias del 12 de septiembre. Finalmente no hubo documento y, según confirmaron fuentes eclesiásticas a Letra P, es posible que se dé a conocer días después del resultado electoral y haga hincapié en la necesidad de trabajar por el “reencuentro” entre los argentinos y de dialogar y buscar consensos sobre políticas públicas para salir de la crisis.

 

Los obispos también dejaron en stand by la decisión de que la nueva cúpula episcopal encabezada por Ojea e integrada por Colombo, Azpiroz Costa y Bochatey realice la visita de cortesía al presidente Alberto Fernández; con el antecedente de que, en diciembre pasado, la ejecutiva saliente no acudió al último saludo protocolar navideño a fin de manifestar -se comunicó oportunamente- su malestar con las autoridades de la Casa Rosada por el impulso de la legalización del aborto.

 

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