“Necesitamos un nuevo radicalismo, para un nuevo mundo; un radicalismo moderno que mire más al futuro que al pasado. Este nuevo radicalismo está llamado a liderar la Argentina”. A pesar del enfoque puesto en el futuro, Facundo Manes mantuvo siempre a flote las reminiscencias al pasado radical protagonizado por el expresidente Raúl Alfonsín para bañar de épica un discurso con aroma a proyección nacional hacia 2023.
Ferrocarril Oeste fue el escenario donde, en uno de sus más recordados discursos de campaña, Alfonsín parafraseó el preámbulo de la Constitución Nacional. Treinta y ocho años después, Manes se puso aquel traje para cerrar de la misma manera, aunque con auxilio de un ayudamemoria sobre el atril. El cántico de “Volveremos a ser gobierno como en el 83” fue bis en reiterados pasajes de la agobiante tarde bajo el techo del microestadio del club verdolaga, que se pobló de banderas rojas y blancas.
Intendentes, legisladores, gobernadores, primos-hermanos del GEN, el excompetidor interno Gustavo Posse, el socio fundador de Cambiemos Ernesto Sánz y hasta el exoperador judicial macrista Daniel Angelici no se quisieron perder lo que, como eslogan, se planteó como “la vuelta del radicalismo a la cancha”, con Manes como capitán. La ausencia, fue la del senador porteño Martín Lousteau, que exhibió agenda en Catamarca, aunque su tropa bonaerense estuvo presente. Más allá de las luces posadas sobre el neurólogo, algunos asistentes marcaron también sus apetencias: “Somos varios dirigentes que tenemos expectativas a 2023”, subrayó a Letra P el jujeño Gerardo Morales, que, de todos modos aclaró: “Los radicales vamos a ponernos de acuerdo”.
De paso, pegó contra “el establishment” que “apoya a (Horacio Rodríguez) Larreta” y que “siempre se equivoca”. Por su parte, el mendocino Alfredo Cornejo sostuvo que 2023 será el momento para “definir candidaturas presidenciales”. Así, aunque recalcó la apuesta a la “unidad de JxC”, no dejó de mandar un mensaje desafiante al socio PRO con miras a la próxima rueda electoral. “Si no hay acuerdo, ¿por qué no usar las PASO como este año?”, preguntó.
Más allá de la necesidad de aludir a la figura de Alfonsín y el aniversario de su triunfo electoral como disparador, se trató de un acto para marcar la cancha dentro de Juntos: “Es una conmemoración de hace 38 años, pero es más mirando al futuro”, admitió Cornejo. “Alfonsín estaría contento con esta construcción, en la medida en que ese plan de gobierno se pare más al centro”, estimó Morales.
La necesidad de construir una alternativa de “centro-popular” fue esbozada por el titular del Comité bonaerense, Maximiliano Abad, que apeló a ampliar Juntos “pero desde nuestros propios valores e ideas”. Logrando su discurso varios pasajes de efervescencia en la temperatura militante de Ferro (incluso con mayor contundencia que el propio Manes), Abad enfatizó: “El radicalismo está llamado a liderar la coalición y buscar la presidencia de la Nación”.
En ese contexto, el neurólogo saltó al escenario escoltado por una pantalla gigante que mezclaba la imagen de Alfonsín con la leyenda “Volvimos”. “El radicalismo está nuevamente de pie para encarar un nuevo sueño colectivo como en el '83 fue la restauración democrática”, sentenció Manes para apelar a “terminar con la decadencia argentina y encarar el desarrollo y los desafíos del siglo XXI”.
“Esta es la lucha de nuestras vidas”, arengó con tono épico para luego desplegar sus ejes discursivos recurrentemente esgrimidos en su campaña hacia las PASO: cuestionó el manejo de un “subdesarrollo sustentable” y recurrió a la pregonada “revolución del conocimiento”. Para sacudir a la nutrida militancia que prácticamente colmó (a pesar de las restricciones de aforo) el microestadio, Manes desenfundó una y otra vez a Alfonsín. También destacó a Sanz por poner en Gualeguaychú al radicalismo “en el sendero del poder”.
Sin embargo, la fibra sensible para la tarde de calor asfixiante estaba en citar al presidente de la restauración democrática, la cual, para el neurólogo, “fue el último gran proyecto que unió a los argentinos, porque desbordó los límites del radicalismo y fue un gran movimiento argentino. Hoy, a la Argentina le falta un proyecto similar, con esa visión”, aseveró para apostar por un “cambio radical”.
Ya el sol caía sobre Ferro y Manes se despidió con “el rezo laico”, como definió Alfonsín al preámbulo de la Constitución. “Eso no falla; a los radicales nos levanta”, confesó a la salida una diputada a este medio. Con esa inyección litúrgica, el partido centenario plantó bandera interna para 2023, con Manes como uno de sus principales anotados.