Es dramática la situación de la pandemia en Rosario. La ciudad más poblada de Santa Fe tiene una ocupación del 92 por ciento de camas de terapia intensiva y este viernes, el gobierno provincial debe resolver si continúa con las restricciones dispuestas el 4 de septiembre. El intendente Pablo Javkin quiere liberar y abrir, aunque sea parcialmente, la gastronomía. El gobernador Omar Perotti mantiene el silencio, pero no va desoir ni a su equipo de salud ni a la Nación, quienes sugieren endurecer la fase.
Rosario rankea un promedio arriba de los 527 casos diarios desde hace una semana. Santa Fe, la provincia, supera ya a CABA en cantidad de positivos diarios, rasgo que prendió las alarmas de los tres niveles de gobierno. “Al arrancar la pandemia decíamos que el 20 por ciento de los positivos requería internación. Ayer tuvimos 600 casos. Si sostenemos ese parámetro, más de cien personas terminaron internadas ayer, es insostenible”, graficó a Letra P un funcionario del Ministerio de Salud santafesino.
En ese tren, Perotti y Javkin se enfrentan a una disyuntiva riesgosa y crucial. Presionado por el sector comercial gastronómico local, el intendente delinea un esquema de apertura para bares y restaurantes, una especie de réplica del que aplicó el jefe de Gobierno porteño Horacio Rodríguez Larreta.
Pero la posibilidad de achicar restricciones en pleno pico de la pandemia es rechazada por el arco sanitario de la provincia. “Abrí los bares si querés, pero cuando haya cadáveres en la puerta de la Municipalidad, ¿qué vas a hacer?”, le espetó una funcionaria provincial a un integrante del gabinete local. No hay margen en Rosario.
Perotti es quien tiene la última palabra de todos modos. Es el encargado de ponerle la firma al decreto provincial ¿Avalará la idea de Javkin? ¿Harán un anuncio compartido como hicieron la última vez? ¿Se harán responsables conjuntos de una eventual apertura? Fiel a su estilo, el gobernador espera. Analiza y escucha antes de tomar una medida que, irremediablemente, le hará pagar costos.
Porque si las restricciones continúan a este nivel, la gastronomía se hará sentir y, probablemente, salga a la calle. Y si, por otro lado, libera actividades, se ganará la bronca de los equipos sanitarios, incluso los de la Nación.
Este jueves, Luis Camera, uno de los asesores del presidente Alberto Fernández, sugirió que Rosario “debería ir a cuarentena dura por 14 días” y apuntó, en diálogo con LT8, que “hay que ir a la búsqueda del virus”. También este jueves se conoció que la ministra de Salud Sonia Martorano,partidaria de sostener las restricciones actuales, dio positivo de coronavirus. Es asintomática y, como corresponde, debió aislarse.
El que también jugó su partido en las últimas horas fue el secretario de Salud de Rosario, el socialista Leonardo Caruana, quien en una entrevista que le dio a canal 3 avisó que llevará a la mesa final de decisiones los “indicadores graves” de la pandemia, pero sabe que el área que comanda no es la que toma las “decisiones más integrales y complejas”. No obstante, sopesó el escenario y le pasó la pelota al Ejecutivo provincial, como responsable de “financiar actividades que hoy están totalmente cerradas”.
En una declaración de alto contenido político, el funcionario bregó por un aislamiento “que defienda el derecho a la vida pero que garantice también la subsistencia de algunos sectores que la están pasando mal”. Un funcionario de Salud pidiendo medidas económicas.
Quienes también siguen de cerca la negociación entre el rafaelino y el rosarino son los intendentes del Gran Rosario, atados a la suerte de la ciudad cabecera. Pero mastican bronca porque, entienden, carecen de herramientas para efectuar controles de restricciones y no tienen compañía del gobierno provincial. “Estamos atados de pies y manos, no podemos estar despegados de Rosario, somos como Capital y Vicente López”, parangonó a Letra P un mandatario de la zona.
Su diagnóstico abre otra inquietud ¿Se cumplieron las restricciones en el Gran Rosario? ¿Bajó efectivamente la circulación de personas? Algunas localidades de la zona permitieron apertura de comercios de todo tipo. En concreto, no se respetó a rajatabla el decreto de Perotti. No quisieron enfrentarse a sus propios conciudadanos. Con el cumplimiento, este viernes, de las dos semanas de medidas dispuestas, se conocerá la respuesta a las dos preguntas. Ahí se verá si llega la tan necesaria meseta.