El jefe de Gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta, puso en pausa su plan despegue de la triple alianza del Área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA) y congeló el operativo de apertura escalonada de la economía porteña. En acuerdo con Alberto Fernández y Axel Kicillof, el alcalde optó por frenar nuevas habilitaciones y permisos, por la cual la cuarentena por coronavirus en la Ciudad de Buenos Aires seguirá sin alteraciones hasta el 17 de agosto.
La decisión se explica por un combo de situaciones. Si bien el gobierno porteño presentó el 17 de julio un plan gradual de apertura, el propio Rodríguez Larreta siempre aclaró que, en caso de que los indicadores sanitarios lo exigiesen, se volvería una etapa previa o se suspendería la flexibilización. Bajo esa prevención, el fixture que presentó con bombos y platillos el oficialismo porteño hace 15 días nunca tuvo fechas estipuladas. A excepción de la primera etapa, el resto de las etapas de apertura comunicadas el 17 de julio no están calendarizadas y solo se describen las actividades que se incorporarían. La primera grilla de aperturas, que rige desde el 20 de julio al 3 de agosto, se inició con la vuelta de las jornadas de actividad física y finaliza este lunes, con la habilitación de comercios en avenidas de alta circulación.
Será la última apertura y no habrá modificaciones hasta el 16 de agosto. Este fue el compromiso que acordó con Kicillof y Fernández en la noche del jueves. Aunque no lo dijo públicamente, Rodríguez Larreta se encaminaba -mezcla de presión social y política con deseo- a continuar con la hoja de ruta de puesta en marcha de la rueda económica y social del distrito que gobierna el PRO desde 2007. En el último anuncio de extensión cuarentena sostuvo que "hay que aprender a convivir con el virus" y habló de la "libertad", un mensaje ensayado y pensado para emanciparse, sin confrontar, del gobernador y el Presidente. Su discurso, acompañado por una difusión del plan de apertura para liberar la Ciudad, generó una expectativa que hoy choca con los números del AMBA, que lo obligan a poner en cuarentena ese guión.
"El número de casos está estabilizado, pero es alto", reconoció Rodríguez Larreta este viernes durante el anuncio tripartito. Ante Fernández y Kicillof, lanzó el menú con el que aspira a ingresar al próximo cónclave para definir el futuro del aislamiento. El jefe de Gobierno dijo que la Ciudad busca llevar a un punto porcentual el indice de contagiosidad (hoy el número R0 está en 1,03%), sostuvo que el tiempo de duplicación de casos es de 34 días y que el sistema de camas de terapia intensiva "no está estresado".
"Es mejor consolidar que arrepentirse", subrayó a Letra P un funcionario porteño para justificar el congelamiento de flexibilización de la cuarentena y la decisión de no arriesgarse a continuar con las aperturas. Según el pronóstico del oficialismo, en tres semanas bajaría la curva de contagios y por eso se decidió acordar un freno, que irá "en paralelo con la maduración de la curva". Así lo planteó el ministro de Salud, Fernán Quirós, ante el gabinete porteño y lo repitió en una videoconferencia con legisladores oficialistas.
Al comenzar su discurso, Rodríguez Larreta resaltó el trabajo en conjunto con el gobernador y el Presidente. Lo repetirá este sábado cuando anuncie cómo sigue el aislamiento en el territorio porteño. Aunque espera y trabaja por un despegue paulatino, no está dispuesto a romper la etapa de buena vecindad con el peronismo.