A pocos días de definir cómo será la nueva fase del aislamiento social preventivo y obligatorio, el presidente Alberto Fernández enfoca su destreza política en tratar mantener el equilibrio en la accidentada relación que mantienen sus dos socios estratégicos a la hora de tomar decisiones sobre la continuidad de la cuarentena, el jefe de Gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta, y el gobernador de la provincia de Buenos Aires, Axel Kicillof.
En el gobierno de Fernández insisten en la necesidad de atacar la pandemia con un trabajo coordinado en el Área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA), por la que circulan día tras día ciudadanos de las dos jurisdicciones. La sociedad con Rodríguez Larreta y Kicillof, que sufrió estos días varios traspiés, es central para mantener el cerrojo en la zona y, sobre todo, para volver a plantarse frente a la ciudadanía y explicarle nuevamente que la cuarentena, aunque pueda cambiar de forma, seguirá en pie.
Blanco en los últimos días de las críticas de los intendentes peronistas de la Tercera sección electoral y de algunos funcionarios bonaerenses, Rodríguez Larreta consiguió el respaldo del Presidente en su decisión de flexibilizar la cuarentena el viernes 15, cuando Fernández lo invitó a la Quinta de Olivos. Esa tarde, la excusa formal fue la presentación del test rápido de diagnóstico creado por científicos del Conicet, pero el gesto político fue claro: ante los embates de los jefes comunales, Fernández optó por sostener su alianza política con Rodríguez Larreta, construida en plena pandemia.
Días más tarde, en medio de versiones y desmentidas sobre los roces y los desacuerdos entre la Provincia y la Ciudad en torno a la flexibilización, le llegó el turno a Kicillof. Este martes por la mañana, el Presidente compartió con el gobernador la reapertura de la planta automotriz de Volkswagen, en el partido de Tigre, donde ambos coincidieron en la defensa de la cuarentena y en la necesidad de privilegiar la salud de la ciudadanía. A dúo, adelantaron algo del próximo anuncio sobre la continuidad del aislamiento, que fue prorrogado por última vez hasta el 24 de mayo. "La normalidad no vuelve más", dijeron.
Por la tarde, el Gobierno de Fernández tuvo otro gesto hacia Kicillof. En una decisión poco frecuente para cualquier Ejecutivo nacional, el Presidente movilizó a gran parte de su gabinete hacia La Plata para mantener una reunión de trabajo con funcionarios bonaerenses. Al Salón de Acuerdos de la gobernación llegaron el jefe de Gabinete, Santiago Cafiero; la ministra de Seguridad, Sabina Frederic; el ministro de Salud, Ginés González García; el ministro de Desarrollo Social, Daniel Arroyo; el ministro del Interior, Eduardo de Pedro, y el secretario de Relaciones Parlamentarias y líder del Movimiento Evita, Fernando "Chino" Navarro.
Un solo corazón. Medio gabinete nacional, en La Plata.
De locales, jugaron Kicillof, la vicegobernadora Verónica Magario, el jefe de Gabinete, Carlos Bianco; la ministra de Gobierno, Teresa García; el ministro de Salud, Daniel Gollán; el ministro de Desarrollo, Andrés Larroque, y un representante del Ministerio de Seguridad. También estuvieron el jefe del bloque del Frente de Todos en la Cámara de Diputados, Máximo Kirchner, y el presidente de la Cámara de Diputados de la provincia, Federico Otermin.
Aunque el contacto entre Kicillof y Rodríguez Larreta es fluido, es claro que tienen divergencias en torno de la cuarentena. Mientras el jefe de Gobierno porteño optó por flexibilizar la actividad comercial, Kicillof apoya las protestas de los intendentes del conurbano sobre el riesgo que implica que los ciudadanos de esos distritos se desplacen hacia la Ciudad, por ejemplo, para hacer compras. El meollo del problema, coinciden, radica en el traslado de pasajeros en el transporte público, fuente principal del contagio.
La Casa Rosada intenta arbitrar en el conflicto. Los funcionarios nacionales advierten, por un lado, lo complejo que sería para la provincia de Buenos Aires si el aumento de contagios de coronavirus que se percibe en las villas de la Ciudad se trasladara del otro lado de la General Paz. Por eso, lanzó la semana pasada el plan Detectar, que ya se aplica en los barrios vulnerables de la Ciudad, para el territorio bonaerense. La coordinación del trabajo territorial para llevar adelante el plan, a través de comités barriales, fue el punto central de la reunión entre funcionarios bonarenses y nacionales. Por otra parte, sin embargo, las declaraciones de los intendentes contra Larreta despertaron suspicacias. "No hay una explicación sanitaria para eso por ahora. Será política, en todo caso", arriesgó un vocero de Balcarce 50.
El nuevo anuncio todavía no tiene fecha cierta. En la Quinta de Olivos se prevé que, como ya es tradición, el Presidente se reúna con el comité de asesores antes de definir qué pasará con la cuarentena. Según le dijo a Letra P un funcionario cercano al Presidente, "todavía no está decidido" si se repetirá el formato de la última presentación, cuando Fernández compartió la foto con Kicillof y Rodríguez Larreta, y el jefe de Gobierno porteño anunció la flexibilización en la Ciudad que generó el desacuerdo del bonaerense.