RUIDO EN LA TRIPLE ALIANZA

Una biletaral Kicillof - Larreta remendó la paz en medio de la guerra

Hablaron el jueves a la noche, justo antes de que los intendentes bonaerenses apuntaran a la Ciudad por flexibilizar la cuarentena. Preocupación por el transporte y acuerdo de convivencia.

Mucho ruido, pocas nueces. Así catalogan en la Jefatura de Gobierno de la Ciudad los ataques de los intendentes bonaerenses hacia Horacio Rodríguez Larreta por la reapertura de algunas actividades y la flexibilización de la cuarentena. En el medio de esa lluvia de críticas, sobre todo desde la Tercera sección electoral, el jefe de Gobierno porteño y el gobernador de la provincia de Buenos Aires, Axel Kicillof, conversaron por teléfono. Esa misma noche, el exministro de Economía también dialogó con Alberto Fernández. La triple alianza, por ahora, limita los duelos a los elementos que componen la base y continúa el vínculo fluido en la superestructura.

 

El diálogo telefónico entre Kicillof y Larreta fue el jueves por la noche. Con elegancia,sobrevolaron el tema que marcaron los intendentes bonaerenses y ambos hicieron hincapié en la "preocupación" por un desborde en el transporte público. Hubo repaso de los números de casos y el mandatario porteño comentó el esquema de controles en accesos a la Ciudad. Aunque breve, desde ambos campamentos destacaron a Letra P la buena sintonía de la conversación.

 

Larreta repite que la decisión de sumar más actividades fue en conjunto con el gobernador y el Presidente. Se escuda en eso para argumentar el rechazo a las críticas de intendentes como Fernando Gray (Esteban Echeverría), Mayra Mendoza (Quilmes), Jorge Ferraresi (Avellaneda), entre otros, que lo tildaron de "irresponsable". La apertura generó un movimiento mayor de personas que, en el marco de las nuevas actividades exceptuadas, implicó un traslado más importante de bonaerenses hacia la Ciudad. Ese desplazamiento, sostienen los intendentes, aumenta el riesgo de contagios en sus distritos. 

 

También, el ministro de Salud bonaerense, Daniel Gollán, apuntó hacia el Gobierno de la Ciudad y luego destacó el trabajo conjunto entre ambas administraciones, al que no considera "contradictorio con decir que la Ciudad hoy es el foco de contagios más preocupante". 

 

 

 

Para no confrontar, Kicillof y Larreta hacen foco en evitar desmadres en el transporte público que conecta ambos distritos. Hay intercambios entre las áreas de transporte de cada gobierno para encontrar un método de control para filtrar únicamente a los trabajadores exceptuados. Pese a las charlas informales, no hay un plan concreto para garantizar esa inspección y los recursos para aplicarlo los tiene el ministro de Transporte, Mario Meoni.

 

Si bien considera que el reclamo de los intendentes no es homogéneo y "carece de rigor técnico", Larreta ordenó no responder. Sus ministros y secretarios dejarán que la lluvia de críticas hacia el único gobernante PRO, si se mantiene, siga su curso. Creen que el planteo es por el temor a un desborde sanitario que se torne incontrolable en esos municipios. Bajo esa lógica, la hipótesis larretista es que los intendentes "abren el paraguas". Incluso, celebraron las quejas bonaerenses como herramienta "gratis" para calmar los ánimos del sector ultra del PRO, que le factura su química coyuntural con el peronismo.

 

 

 

 

El jefe de Gobierno no quiere controversias con el gobernador vecino. En privado, lo califica como "sensato" y "ordenado". Dos palabras que acuñó cuando se conocieron en épocas de los gobiernos de Cristina Fernández de Kirchner y Mauricio Macri. El trato es cordial y ajustado a la coordinación de la crisis. Cuando hablan, esquivan la controversia: economistas ambos, disfrutan citando números y no dan vueltas en sus breves conversaciones, como ocurrió a la hora de la firma del Pacto del Centro.

 

De todas formas, el larretismo reconoce que la relación es distinta a la que tiene con Fernández. El Presidente y el jefe de Gobierno tienen puentes en común que aceitan las conversaciones, que también dan el marco de otro clima. El grado de coordinación contempla llamados de urgencia y sin mensaje previo, como le sucedió a Rodríguez Larreta el viernes por la tarde. Acababa de finalizar una reunión con voluntarios en la sede de Uspallata 3160 cuando el Presidente lo contactó para pedirle que se vieran en la Quinta de Olivos.

 

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