Uno de los salones contiguos al central, donde habló Alberto Fernández, se usó para una sala VIP en la que se reencontraron el PJ y el Círculo Rojo, luego de años de ostracismo en la era Macri. El Hotel Alvear, que cobijó el primer almuerzo del año del Consejo Interamericano del Comercio y la Producción (Cicyp), fue escenario de un cambio de clima notorio. “Ahora son todos albertistas”, comentó al pasar un empresario. Es que el fervor por el nuevo gobierno mostró casi tanta intensidad como en aquel macrismo inicial.
La seguridad del VIP, extrema, vedó el ingreso a un viejo conocido de la entidad. “No puede pasar, señor”, le dijo el cancerbero de la sala al titular del BICE, José Ignacio De Mendiguren. Educado, el dirigente se quedó en la puerta hasta que ceremonial del Cicyp lo hizo entrar, previo pedido de disculpas. Atrás del Vasco, los ingresos menos pensados. "El Cuervo" Andrés Larroque; la senadora mendocina Anabel Fernández Sagasti y Eduardo Valdés, diputado y amigo de Fernández. Lo más extraño: el abrazo fuerte entre Larroque y el titular de la Bolsa, Adelmo Gabbi. Uno de los que más apoyó al gobierno de Mauricio Macri se quedó charlando un rato largo con el ala más peronista.
Valdes, presente en el VIP.
AVATARES EN LAS MESAS. La locura por estar cerca del Presidente hizo que hubiera pequeñas disputas por los lugares en la mesa rectangular central. Finalmente, a un lado de Fernández quedó el anfitrión, Daniel Funes de Rioja; del otro, el petrolero Alejandro Bulgheroni. El resto de los privilegiados: Jorge Di Fiori (Cámara Argentina de Comercio), Jorge Neuss (Neuss Capital), Bettina Bulgheroni (Pan American Energy), Eduardo Eurnekian (AA2000), Juan Carlos López Mena (Buquebús), Javier Bolzico (ADEBA), Gabbi (Bolsa de Comercio de Buenos Aires), Miguel Acevedo (UIA), Daniel Pellegrina (Sociedad Rural), Darío Werthein (Experta) y Martín Cabrales. Junto a ellos, dos funcionarios importantes: el jefe de Gabinete, Santiago Cafiero, y el secretario de Asuntos Estratégicos, Gustavo Béliz.
La mesa rectangular principal.
El resto de los ministros, cada uno con su sector: Ginés González García, el de Salud, con los laboratorios; el canciller Felipe Solá con embajadores; la ministra de Justicia, Marcela Losardo, en la mesa de Eurnekian;,y el de Trabajo, Claudio Moroni, con industriales. Hubo un faltazo (¿oportuno?): el ministro de Agricultura, Luis Basterra, no asistió. Debía sentarse con los dirigentes del campo.
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POMELO ITINERANTE. La Schweppes pomelo light, la gaseosa preferida del Presidente que fabrica Coca Cola, ya es un clásico que se mueve con Fernández. Eurnekian puso los vinos de su bodega Del Fin del Mundo. El Presidente toma poco alcohol y, cuando lo hace, se dedica al vino blanco.
Pomelo, agua y vino blanco, las copas de Fernández.
Tres copas en su lugar de almuerzo, chardonnay, agua sin gas y, en el medio, la copa del pomelo. Todo para regar la crème brûlée de zapallos asados, el lomo de ternera grillado y el postre, tatin de manzana.
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CORONAVIRUS. Ginés fue uno de los primeros ministros en llegar. Lo recibieron Funes de Rioja y el titular de FIAT, Cristiano Rattazzi. Uno de ellos bromeó: “Espero que la pases bien, pero no nos pongas en cuarentena”, le dijo al funcionario, justo en medio de la psicosis por el virus. Hubo sonrisas.
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EL PRESTIGIO DE HSBC Y BOFA. El salteño José Urtubey, dirigente de la UIA, dijo a Letra P que “se va a arreglar el tema de la deuda, es muy importante el apoyo del FMI”. Por los pasillos anduvo, además, Juan Nápoli, titular del Banco de Valores, que consideró también que puede haber una salida positiva en el caso de la deuda privada.
Otro banquero, de una entidad europea, pidió reserva pero dejó flotando un elemento relevante en el análisis de las posibilidades de éxito de la negociación que lleva adelante el ministro de Economía, Martín Guzmán: “El HSBC y el BOFA (Bank Of America) no rifan el prestigio así nomás; si están ahí es porque tienen alguna percepción de que se puede llegar a un arreglo”, detalló el empresario a este portal. Los dos bancos son los elegidos como colocadores de la deuda. De los plazos, de todos modos, son pocos los que se animan a pronosticar. “Quizás, el 31 de marzo es un poco apresurado”, arriesgan.
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CUMPLEAÑOS PÚBLICO Y “A ALMORZAR”. Funes de Rioja abrió la comida del Cicyp con un discurso de apoyo al Gobierno y una social: contó que en la jornada cumplía años Acevedo, de la UIA. Al aceitero lo saludó el Presidente desde el estrado al terminar su ponencia y luego invitó a comer a todos los presentes. En los pasillos, Acevedo se negó a decir cuántas velas soplará.
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LAVAGNA, OMNIPRESCENTE. Todo indica que el ex ministro Roberto Lavagna no tiene ganas de involucrarse en un cargo público. Y mucho menos ponerse al frente del Consejo Económico y Social, una herramienta por la que él mismo insistió.
Pero en los rezos de Fernández, el economista es una constante. Esta vez, ante el Cicyp, trajo a colación sus dichos sobre los errores de enfocar un modelo en la especulación. Ya lo había nombrado hace unos días, en la inauguración de una planta medicinal del empresario Hugo Sigman, en Garín.
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EL PERONISMO POSIBLE. Fernández habló de “equilibrio”, de “dejar" las peleas de lado, de “campo e industria” y de “diálogo”. Además, expresó que “está bien que los empresarios ganen dinero, están para eso”. Música para los oídos de los presentes, que vienen hace años añorando un peronismo más capitalismo friendly. De todos modos, Fernández aclaró que irá a fondo con los que especulen y, sobre todo, con los formadores de precios. Dar y recibir.