PABLO DOMENICHINI

Un académico para el barro de la Tercera

El rector de UNAB blande la bandera Lousteau 2023 y sería candidato a diputado por la poderosa sección. Vínculos, tensiones con el PRO y el freestyle.

El rector de la flamante Universidad Nacional Guillermo Brown (UNAB) y secretario general la Unión Cívica Radical (UCR) provincial, Pablo Domenichini, moldeó a lo largo de su carrera un perfil bajo, más técnico y académico que vinculado al barro de la política, ese que suele colarse en buena parte del conurbano bonaerense. Pese a ello, acaso por sus contactos con el radicalismo y su perfil dialoguista, fue designado como el armador de Martín Lousteau en las ocho secciones electorales de Buenos Aires. En su círculo político lo ven con posibilidades de disputar una de las bancas que se ponen en juego por la Tercera sección en la Legislatura. En todo caso, ese sería solo un paso previo al objetivo a mediano plazo que Domenichini tiene en la cabeza, un premio mayor en 2023. Mientras, los socios políticos de Juntos por el Cambio lo miden con desconfianza.

 

Toda su formación fue en la educación pública. Egresado de la primaria Juan Bautista Alberdi, en el municipio de Esteban Echeverría, con un bachillerato tecnológico dependiente de la Facultad de Ingeniería de la Universidad Nacional de Lomas de Zamora (UNLZ), se graduó en la Licenciatura de Gestión de Sistemas de Automatización y Robótica en la misma casa de altos estudios, lugar en el que fue secretario de Bienestar Estudiantil y de Vinculación Tecnológica. También llegó a ocupar la presidencia de la Federación Universitaria Argentina (FUA) entre 2008 y 2010, en tiempos en que el Ministerio de Educación de la Nación era dirigido por el kirchnerista Alberto Sileoni

 

Aficionado a las novelas de ciencia ficción, historia y arte, sobre todo aquellas vinculadas a la profesión de su esposa, que es arquitecta, llama la atención la fusión de gustos que mantiene entre la academia, el fútbol y el freestayle. Seguidor de las batallas de gallos y la música rap, que incorporó de adolescente cuando recorría Monte Grande en un skate, sigue atento los partidos de Tristán Suárez y admira la carrera de Pablo Aimar

 

Hijo de padres de clase media trabajadora, sin estudios superiores, se acercó a la universidad y a la política militante como muchos otros jóvenes que vieron en la decadencia menemista una oportunidad para combatir las políticas neoliberales. Lo hizo, primero, junto a su hermano mayor Marcos Domenichini y, luego, junto a otros estudiantes aunados en Franja Morada, una histórica agrupación que toma el nombre a partir de un evento ocurrido durante la Reforma Universitaria de 1918, que levanta las banderas de los expresidentes radicales Hipólito Yrigoyen y Raúl Alfonsín

 

Acaso por eso, a cada lugar de gestión que ocupó a lo largo de sus 39 años llevó consigo un cuadro del manifiesto preliminar de aquél hito histórico que consagró varios derechos universitarios. Una suerte de efeméride que también reflejó en su cuerpo; lleva tatuada una de sus frases en su brazo: “Los dolores que quedan son las libertades que nos faltan”.

 

Aventura 2011

Desde ese lugar integró en 2011 la Unión Para el Desarrollo Social (UDESO), una extinta alianza electoral que llevó de candidato presidencial al radical Ricardo Alfonsín y a gobernador de la provincia de Buenos Aires al empresario Francisco De Narváez. En esa boleta, Domenichini ocupó el segundo lugar de postulantes a ingresar al Senado bonaerense, detrás del dirigente duhaldista Osvaldo Mércuri, que ocupó durante largos años la presidencia de la Cámara de Diputados provincial. En aquella elección perdieron de manera estrepitosa frente a Cristina Fernández y Daniel Scioli, que obtuvieron un resultado histórico del 54.11% de los votos y se quedaron con buena parte de los escaños.  

 

Lousteau, Yacobitti, Domenichini y equipo.

“No es una persona del territorio, pero sí con un buen desarrollo partidario y de mucho diálogo con todos los sectores”, describe a Letra P una persona cercana a Domenichini. Tal vez por eso mantiene enlaces políticos y teje amistades con distintos dirigentes a lo largo de la provincia como con el diputado provincial Fernando Pérez, al igual que con la vicerrectora de la Universidad Nacional del Noroeste de la Provincia de Buenos Aires (UNNOBA), Danya Tavela, y otros referentes con menos exposición como Pablo Yannibelli, Franco Cominotto, Mariano Di MartinoPamela Amaya, entre otros y otras, que le dan músculo a su armado político.

 

Convencido de la necesidad de renovar la conducción de la UCR y convertirla en una opción de poder de cara a las elecciones de 2023, trabaja desde hace tiempo bajo la conducción del senador nacional y líder de Evolución, Martín Lousteau. De hecho, es su principal figura y referente en el fuerte peronista del sur, con quien comparte posturas políticas y reuniones cotidianas, y de mayor cercanía con Emiliano Yacobitti, el diputado nacional por la Ciudad de Buenos Aires, punto de conexión entre los operadores del radicalismo Enrique Nosiglia y de la justicia Daniel Angelici.

 

Interna y tensiones

Parado en la vereda de enfrente a la actual conducción partidaria de Daniel Salvador, que apuesta por la sucesión de Maximiliano Abad, Domenichini también trabaja para encumbrar al intendente Gustavo Posse (San Isidro) como el próximo presidente del Comité Provincia de la UCR. “Nuestra mirada es contraria a la posibilidad de una continuidad en el esquema de construcción política que llevó el partido en los últimos cuatro años. Desde ese lugar, nos paramos en un hemisferio no oficialista del radicalismo de la provincia, hemisferio en el que nos encontramos con otros actores que plantean la necesidad de un cambio y venimos hablando y coordinando con algunos de esos actores, como Federico Storani y Gustavo Posse”, dijo en una entrevista con este medio. 

 

Si bien esta postura pública se refiere a una interna orgánica, genera tensiones con los demás socios de Juntos por el Cambio, el PRO y la Coalición Cívica. Mientras los primeros le achacan a este espacio ser uno de los principales artífices de la ruptura del bloque en la Cámara baja provincial, que derivó en la conformación de la bancada Cambio Federal que integran los possistas Pérez y Walter Carusso; los monzoístas Guillermo Bardón y María Elena Torresi, y el sindicalista Martín Domínguez Yelpo; los segundos también los observan con desconfianza y se atajan ante un posible regreso. “No deberían tener prioridades en las próximas listas”, lanzan. 

 

Pese a ello, en la mesa chica de los barones PRO recuerdan que el rector fue el hombre encargado de negociar los lugares boinablancas en la Tercera sección electoral en 2019, en la que finalmente sólo entraron tres senadores -el vidalista Walter Lanaro, la grindettista Lorena Petrovich y la peronista Claudia Rucci-, aunque creen que de cara a los comicios de 2021 será él mismo quien integre la sábana de candidatos a diputados. “La sociedad que tiene con Fernando Pérez no goza del mejor consenso en nuestro espacio”, resumieron. 

 

Objetivo final

Sus competidores académicos aseguran que como rector cumple con su función, que equilibra de buen modo las distintas expresiones políticas y que la UNAB tiene un funcionamiento óptimo aun durante la crisis provocada por la pandemia. De todos modos, recuerdan de manera crítica su paso como secretario de Políticas Universitarias de Mauricio Macri, y las políticas de ajuste respecto a la educación. “El tiempo que estuvo en su cargo no puso un solo ladrillo en la universidad y eso no lo podemos dejar pasar”, criticaron. 

 

Detrás del armado de Evolución en el distrito electoral más importante del país, en sociedad bonaerense con Pérez o porteña con Yacobitti, muchos y muchas ven a Domenichini como un posible candidato en 2021, aunque quienes lo conocen mejor afirman que su deseo final es convertirse en ministro de Educación de la Nación.

 

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