Horas después de las PASO del 11 de agosto, Horacio Rodríguez Larreta reunió a su equipo íntimo. Calificó a la ciudad de Buenos Aires como un “dique de contención” tras la debacle electoral de Cambiemos en la Nación y la provincia de Buenos Aires y uno de sus ministros habló de “cimbronazo”. En la Jefatura de Gobierno evalúan irreversible el resultado para Mauricio Macri y María Eugenia Vidal. Bajo esa visión pesimista para los comicios de octubre, Larreta rediseña su gabinete e imagina un plantel de funcionarios “duros” para gobernar en soledad el pago chico del PRO.
Primero debe atravesar el río revuelo electoral y evitar el ballotage contra Matías Lammens. En la cálculadora del alcalde porteño sólo una “catástrofe” económica podría complicar su reelección. Una aceleración de la crisis económica -entre septiembre y octubre- complicaría su deseo de liquidar la contienda porteña en primera vuelta. A pesar de ese panorama, Rodríguez Larreta trazó un bosquejo del perfil que quiere para su gabinete bajo una definición: “Más políticos y menos técnicos”.
La figura del “dique de contención” enreda dos lecturas para Larreta: pensar a la Ciudad -y la versión de Cambiemos que se configure tras el 10D- como foco de resistencia a la hegemonía nacional del Frente de Todos y, al mismo tiempo, como una obligación de robustecer su plantel de ministros y funcionarios. Por estas horas, Rodríguez Larreta tiene un pre-acuerdo con Vidal para incluir en su armado a Gustavo Ferrari. El ministro de Justicia bonaerense, clave en la gestión de la gobernadora y en el vínculo que tejió con la familia judicial, podría ocupar el mismo cargo en la Ciudad.
Actualmente, el Ministerio de Justicia y Seguridad está en manos del vicejefe de Gobierno, Diego Santilli, que asumió esa papa caliente tras el escándalo por el operativo en la final copera River - Boca en el Monumental. La llegada de Ferrari se produciría en el marco de un nuevo intento de separar Justicia de Seguridad, un viejo proyecto que Larreta bochó en 2015. Si se formaran dos ministerios, el funcionario bonaerense se quedaría en Justicia y Marcelo D'Alessandro asumiría en Seguridad. Otro ministro de Vidal que podría recalar en el gabinete porteño es Roberto Gigante, titular de Infraestructura y Servicios Públicos.
Como contó Letra P, el jefe de Gobierno va en busca de cada funcionario y dirigente enemistado con la Casa Rosada. Mientras Macri y el jefe de Gabinete, Marcos Peña, tensionaban la cuerda con Emilio Monzó y Rogelio Frigerio, Larreta los escuchaba. Ahora tiene un plan para contenerlos luego del 10D. Trabajan en esa faena Santilli y el diputado nacional y flamante jefe del bloque PRO, Álvaro González. El alcalde porteño quiere cerca a Frigerio, pero el ministro del Interior aún apunta a mudarse al Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y para eso tendría apoyo de la próxima gestión nacional, que, si se proyectan los resultados de agosto, será encabezada por Alberto Fernández.
De todas formas, Larreta le guarda un lugar en su equipo de “duros”. También, en la Ciudad miran de reojo el devenir del ministro de Hacienda, Hernán Lacunza. Antes, tiene que atravesar una prueba de fuego: amarrar el golpeado barco de la economía argentina ante un eventual traspaso de mando que en la gobernación porteña ya califican de "inexorable", pese a la campaña del "Sí, se puede" con la que martillan Peña y Macri. Por caso, el Presidente volvió a decir en reuniones íntimas que se imagina en el ballotage nacional.
Por las dudas, Larreta piensa en su superviviencia e imagina en el Banco Ciudad a Lacunza, aunque el flamante ministro tiene ofertas para trabajar en el exterior. El plan reclutamiento se extiende hacia Edgardo Cenzón, un histórico del PRO que en 2016 decidió pasar a un segundo plano y que desde hace meses tiene una silla reservada para trabajar en el objetivo central de Larreta: pelear por la Casa Rosada en 2023. La debacle electoral trastocó todos los planes a futuro, pero ni la aspiración del alcade ni el expertise de Cenzón en la gestión de fundraising perecieron.
En paralelo, el jefe de Gobierno tendrá dos vacantes en su gabinete: las ministras de Salud y Desarrollo Humano y Hábitat asumirán el 10 de diciembre como legisladora porteña y senadora nacional, respectivamente. El radicalismo local, que acaba de fusionarse con el PRO y comparte lista con Macri y Larreta, aspira a tomar esos lugares. El alcalde está dispuesto a negociar esos espacios con la UCR, pero también atiende los llamados del peronismo PRO, que pregunta insistentemente por el Ministerio de Gobierno, rebautizado, por estas horas y en miras al pos 10D, como "Ministerio de Asuntos Peronistas".
Ese sitial lo ocupó Monzó durante el mandato de Macri y, desde allí, proyectó el armado nacional para el Presidente. Larreta sueña con un esquema similar, aunque aún no logra convencer al ex intendente de Carlos Tejedor de volver al pago chico PRO. No es su única opción. De hecho, hace tiempo que un póker de dirigentes trabaja en la "federalización" de Larreta: Santilli, el ministro Bruno Screnci Silva (Gobienro), Álvaro González y el secretario general y de Relaciones Internacionales, Fernando Straface. En ese reagrupamiento también talla el ministro Eduardo Macchiavelli (Ambiente y Espacio Público), de íntima confianza de Larreta y jefe de la campaña porteña. En la previa de las PASO, sonaba como ministro de Gobierno.