Además de director del Centro de Estudios Unión para la Nueva Mayoría, Rosendo Fraga es uno de los analistas políticos más influyentes del país, especialmente en el Círculo Rojo empresarial. En diálogo con Letra P, repasó las ventajas y los peligros de la apuesta oficialista a una híper polarización con el post kirchnerismo, en la que encuentra una oportunidad de crecer aunque también se arriesga a hacer crecer al adversario hasta el límite del triunfo definitivo.
Mucho se especula respecto de qué diferencia porcentual en las Primarias Abiertas, Simultáneas y Obligatorias (PASO) permitiría hablar, de cara a octubre, de un desempeño favorable al Frente de Todos o a Juntos por el Cambio, pero Fraga, más que de eso, prefiere pensar en cuán cerca del 45% quedaría la fórmula de Alberto Fernández y Cristina Fernández de Kirchner en caso de llegar primera, el umbral que permitiría evitar una segunda vuelta.
-La estrategia del Gobierno de fomentar una híper polarización, ¿implica el riesgo de que unas PASO fuertes de Alberto Fernández pueden ser leídas por el mercado como un peligro y que eso le complique al oficialismo el frente financiero entre agosto y octubre?
-Efectivamente, presenta un dilema: generar temor al triunfo de la formula Fernández-Fernández puede ayudar a polarizar el voto no kirchnerista. Sin embargo, ese mismo temor puede aumentar la incertidumbre económica y ello, a su vez, complicarle la elección (en octubre). Por ahora, todo indica que ha decidido asumir ese riesgo.
"La estrategia de híper polarización electoral del oficialismo presenta un dilema: generar temor al triunfo de la formula Fernández-Fernández puede ayudar a polarizar el voto no kirchnerista, pero ese mismo temor puede aumentar la incertidumbre económica".
-Las encuestas indican que el Frente de Todos saldría primero en las PASO y que Juntos por el Cambio quedaría segundo. Si eso se concretase, ¿cómo habría que leer el resultado?
-El punto clave, más que la diferencia en puntos, es a qué distancia del 45% vaya a quedar la fórmula Fernández-Fernández. La última encuesta de la Universidad de San Andrés da cuenta de que obtendría un 43% en las PASO y el oficialismo, 37%. Más que los seis puntos de ventaja, la cuestión entonces sería que la fórmula que lleva a Cristina como vice alcanzaría, en ese caso, casi el 45% de los votos y quedaría muy cerca del triunfo en primera vuelta. Hay que tener en cuenta, además, que el voto en blanco se elimina en la primera y en la segunda vueltas para el cálculo, ya que solo se toman los votos válidos. Este es otro riesgo de la híper polarización.
-En esta campaña sobran los adjetivos, como “marxista” o “neoliberal”, pero faltan propuestas. ¿Hay que acostumbrarse a eso? ¿No supone ese estilo una erosión de la calidad democrática?
-La campaña negativa tiene un nivel de recordación de siete a uno con respecto a la campaña positiva. Decirle “ladrón” al adversario se registra mucho más que decir "voy a mejorar la educación”. Se trata de un fenómeno global, no solo nacional. A medida que se acerque la elección, la campaña se va a endurecer más todavía, porque la híper polarización tiene también esa consecuencia. Eso no solo baja la calidad democrática, como sucede en todo el mundo, sino que, también, hace más difícil la gobernabilidad.
-En relación con lo que mencionaba al comienzo, ¿qué posibilidades observa de que el pleito se liquide en octubre, sin necesidad de llegar a una segunda vuelta?
-Con su pregunta volvemos a las consecuencias de la híper polarización, porque también aumenta la posibilidad de que la elección se defina en primera vuelta. Si las dos primeras fuerzas suman el 80% de los votos, como dicen varias encuestas recientes, la posibilidad de que el primero se acerque al 45%, como dije anteriormente, aumenta, lo que podría llevar a una definición en primera vuelta.
"La híper polarización aumenta la posibilidad de que la elección se defina en primera vuelta".
-En ese contexto, ¿a qué espacio le concede mayores chances de victoria?
-No están claras las probabilidades de triunfo de unos y otros. Hoy, en el mundo occidental, las elecciones son mucho más imprevisibles que en años recientes. Por ejemplo, la elección para el Parlamento Europeo que se realizó a fines de mayo, que es la más grande de Occidente y se hizo simultáneamente en 28 países, lo confirma. Hoy tenemos neurociencias, big data e inteligencia artificial, es decir algoritmos, para anticipar. Pero todo eso permite predecir con exactitud la conducta de un consumidor, no la de un votante. Este es otro problema que no resuelve la híper polarización.