Los errores no forzados en el inicio de la campaña obligaron a Alberto Fernández a pegar un volantazo en un tema clave: el mensaje económico, argumento central que el peronismo utiliza para contrastar a Cambiemos. Tras su unción como cabeza de fórmula, el candidato del Frente de Todos hizo un culto de la apertura en cuanto a ideas económicas y asesores, hasta que las diferencias -que ya venían chocando en lo subterráneo- se plasmaron en declaraciones públicas complejas. El último fin de semana, uno de sus hombres de confianza, el ex secretario de Finanzas, Guillermo Nielsen, tildó a Axel Kicillof de “ignorante” y obligó a Fernández a salir a extinguir el fuego.
Nielsen, durante la entrevista con Perfil. Allí salió la crítica a Kicillof.
“Aprendí mucho de economía”, consignó en declaraciones a Radio Con Vos y aseguró que adquirió experiencia en la función pública, la Superintendencia del Seguro y la Jefatura de Gabinete. “Esa es una pelea entre economistas que tiene que ver más con lo académico. Mi problema es ver cómo salimos del atolladero en el que estamos, donde tenemos una cantidad de argentinos que todos los días caen en la pobreza producto de esta política económica. Y en mi paso por la función pública y la política aprendí que no hay soluciones dogmáticas”, dijo.
Esta asunción obligada como su propio ministro arrancó además con reprimendas concretas y en privado a sus hombres de consulta. “Silencio de radio por el momento”, se escuchó para ordenar la tropa.
El de Nielsen no fue el primer ruido que hubo en ese frente. Hace un mes, Emmanuel Álvarez Agis, ex viceministro de Kicillof y hoy consultor, expuso ante fondos de inversión y contó detalles de charlas con Alberto y con Cristina Fernández. Todo en un lenguaje demasiado coloquial y desde un lugar de presunto poder que en el albertismo “no gustó”.
En la otra esquina, jugaban fichas en silencio los hombres de Kicillof y los referentes técnicos del Grupo Callao, el think tank político que acompaña a Alberto desde hace varios años. Ya avisaban, con algo de recelo, que Nielsen y Agis no eran los elegidos para difundir el mensaje. En el inicio de la campaña, el ex jefe de Gabinete trazó dos líneas: la de los liberales o aperturistas que integran Nielsen y Agis, y los productivistas menos conservadores, Kicillof y los Callao Matías Kulfas y Cecilia Todesca. Quería el candidato repartir el mensaje para que llegue en dosis equilibradas a los mercados, al inversor externo y a los CEOs, gremios y actores nacionales. Diluyendo además la imagen del vínculo conflictivo del último kirchnerismo con los sectores del poder económico.
“Alberto habló dos veces con Axel después de lo de Nielsen. Axel no se enojó para nada pero Alberto sí, mucho”, contaron desde el Frente de Todos. Charlaron sobre los errores que benefician a la oposición en campaña. “Nos están esperando a ver qué metida de pata hacemos. Innecesario en una campaña”, se sinceró.
El asunto con Nielsen fue incluso más difícil para Fernández dada la amistad que los une hace años. "Él siempre estuvo en el espacio y lo seguirá estando", confiaron desde el albertismo.
El sacudón luego del exabrupto pegó tan fuerte que algunos decidieron guardarse, por las dudas. Uno de ellos, Kulfas, el que menos habla con Kicillof de todos los Callao. Su esquema de prensa, con problemas operativos, filtra pedidos de comunicaciones y, por orden del candidato, dosifican en charlas “sin riesgo”.