La licitación para la obra más significativa y ambiciosa de la Era Vidal, el acueducto Bahía Blanca-Río Colorado, fue declarada “fracasada” por el Ejecutivo bonaerense, según se formalizó este viernes en el Boletín Oficial. Se trataba de una mega obra de trascendental importancia para el abastecimiento hídrico del sur bonaerense y que tenía un presupuesto oficial de más de $5.600 millones de dólares.
Desde el inicio de su gestión la gobernadora se había comprometido en su realización y, de hecho, se contaba con un financiamiento de la Corporación Andina de Fomento (CAF) gestionado desde la pasada administración sciolista.
Aunque el crédito por $130 millones de dólares había sido habilitado, el creciente escenario crítico acelerado desde mayo del año pasado (precisamente cuando se abrieron los sobres de la licitación), hizo que el proceso se dilatase más de lo que ya se venía estirando, teniendo en cuenta que la fecha límite original para la presentación de propuestas y apertura de sobres fue prorrogado en cinco oportunidades.
En mayo del año pasado, Letra P había adelantado que eran 12 las ofertas presentadas. Aunque en un primer momento se había afirmado que los trabajos se pondrían en marcha antes del cierre de 2018, ya en el presupuesto 2019 se podían divisar reconfiguraciones que disparaban interrogantes sobre la puesta en marcha en lo inmediato.
Ya al inicio de este año, se conoció que la obra no se haría este año y, finalmente, este viernes se oficializó la decisión de declarar fracasada la obra, mediante una resolución firmada por el ministro de Infraestructura, Roberto Gigante.
En ese texto, se dio cuenta “de la fuerte restricción fiscal en el presupuesto provincial, producto de definiciones sobrevinientes al inicio del proyecto de financiamiento con CAF”, a partir de las cuales se fundamenta la cancelación de la obra. Asimismo, se detalla la presentación de “alternativas de trabajo para poder avanzar en el corto plazo en una reestructuración de la secuencia técnica de los componentes del programa vigente e incorporando aquellos otros necesarios, sin alterar la esencia del programa en su conjunto”.
Voces oficiales consignaron a este medio que en lugar de esa obra se gestionó un crédito para hacer una obra por 50 millones de dólares en el Dique Paso Las Piedras a los fines de “solucionar parcialmente la situación del agua de Bahía y la zona”. A la vez, se mencionó que otra parte del crédito se va a direccionar a obras en el conurbano bonaerense.
CRÓNICA DE UN FRACASO ANUNCIADO
-Abril 2016. Vidal desembarcó en Bahía Blanca para ratificar la decisión de construir un acueducto de 120 kilómetros desde Río Colorado. También se preveía la instalación de una planta potabilizadora, tres estaciones de bombeo y tuberías que permitirán la provisión alternativa para la localidad.
-Septiembre 2017. El momento elegido originalmente para la apertura de sobres. Finalmente, la fecha fue pospuesta en cinco ocasiones “en atención a nuevos pedidos de prórroga efectuados por potenciales oferentes”.
-Mayo 2018. Se efectúa la apertura de sobres. Se presentan doce ofertas. La mendocina Ceosa hizo la propuesta más baja (más de $3.300 millones) y la UTE conformada por Techint-Roggio, la más alta (más de 6.500 millones).
-Octubre 2018. Se aprueba el contrato de préstamo de la CAF por 130 millones de dólares para el acueducto. Vidal ratifica la obra y en el Ejecutivo aseguran que los trabajos comienzan antes de fin de año.
-Junio 2019. Meses después de conocerse la decisión de cancelar la ejecución de esta obra, se formalizó que la licitación fue declarada “fracasada”.
Quien siguió de cerca este proceso finalmente frustrado fue el director de Hidráulica bonaerense, Martín Heinrich. Apenas asumido Heinrich, fue designado miembro integrante de la Comisión Evaluadora de Ofertas para la obra del acueducto. Días más tarde, se realizó una serie de modificaciones al pliego para permitir “otros materiales para el Diseño del Acueducto Troncal” como “el Hierro Dúctil, el PEAD y el Acero al Carbono”. Todo, mientras se prorrogaba la apertura de sobres “en atención a nuevos pedidos de prórroga efectuados por potenciales oferentes”.
Meses después de la apertura de sobres y mientras crecía el hermetismo y la incertidumbre sobre la selección de oferta ganadora, se llamó a otra licitación por el acueducto, pero esta vez para hacer estudios sobre “la problemática de salinidad del agua”, lo cual también puso un manto de sospecha sobre la viabilidad técnica de la obra requerida.
En medio de una fuerte puja de intereses entre bambalinas por obtener este pez gordo, la devaluación y el rediseño de prioridades en un año electoral, la obra más ambiciosa de la gestión Vidal oficialmente quedó cancelada.