ECONOMÍA 2020

Por qué el mercado desconfía de Alberto: los pliegues del plan post kirchnerista

Ve a Cambiemos en desventaja. Crecen las dudas sobre una eventual renegociación de la deuda. Y prima el temor al regreso de los controles cambiario, de capitales, de precios y de importaciones.

La reacción del mercado financiero y del sector mayoritario de la comunidad de negocios ante el lanzamiento de la fórmula Alberto Fernández-Cristina Kirchner resulta tan ambigua como la misma señal. El dólar y el riesgo país subieron desde la misma apertura de la rueda de este lunes, pero sin que se generara un clima de pánico. Lo que primó, entonces, en esos sectores que respaldaron y pese a todo aún respaldan el proyecto de Mauricio Macri, fue una sensación mixta: un alivio relativo por la llegada de un post kirchnerismo en versión más moderada, no “chavista”, pero preocupación ante la posibilidad de que ese nuevo rostro mejore sus chances electorales en detrimento de las de Cambiemos.

 

 

Operadores del mercado sostienen que hasta ahora estaba implícita en los precios del peso, los bonos, y las acciones la idea de que un retorno del kirchnerismo al poder tenía una probabilidad del 50%. La clave estará en las primeras encuestas que midan el nuevo escenario: si esa chance crece, el valor de esos activos caerá más.

 

No son todos, pero también están quienes tienen una mirada aún más adversa al nuevo fenómeno político, quienes especulan sobre un eventual doble comando y hasta quienes no dejan de advertir, con el ceño fruncido, que Cristina estará primera en la línea sucesoria.

 

Por debajo de esas perspectivas políticas gruesas, en tanto, asoman otras elucubraciones, más vinculadas a las señales de lo que cabría esperar de la economía post kirchnerista. En esa dimensión las dudas crecen.

 

En sus primeras declaraciones públicas desde la confirmación de su precandidatura, Alberto Fernández mencionó a los miembros de su equipo económico. Para el mercado, son nombres que tienen una carga política derivada de su trayectoria en el segundo gobierno de Cristina, del cual, aquel abjuró y hoy sigue ponderando de manera crítica.

 

Los miembros del equipo económico de Alberto Fernández están, a los ojos del mercado, vinculados al segundo gobierno de Cristina.

Analistas, operadores y asesores de inversión contactados por Letra P coincidieron en colocar la figura de Guillermo Nielsen como una señal positiva. Recuerdan su aporte junto a Roberto Lavagna  en tiempos de Néstor Kirchner en las tratativas con el Fondo Monetario Internacional (FMI), con el que no se rompió, y en la renegociación de la deuda en default. En este último sentido, con todo, resaltaron que si bien por esa vía se logró normalizar en buena medida la relación del país con la comunidad financiera internacional, se lo hizo en base a una propuesta que muchos actores consideraron entonces demasiado agresiva, por haber incluido una quita de capital y no solo un diferimiento de vencimientos. Una renegociación “a la uruguaya”, que excluya la primera opción y solo implique la segunda, es una idea que viene rondando en el mercado como una derivación probable, sea cual sea el presidente en el próximo turno.

 

Que Alberto Fernández descarte desde el vamos la posibilidad de un default es, para el mercado, un hecho alentador. Pero un éxito en la misión de renegociar una deuda que hoy luce impagable desde 2021 dependerá de que se recupere la confianza de los inversores con los que habrá que lidiar. Ese sendero será estrecho.

 

 

 

Por debajo de Nielsen, es decir cuando se barajan los nombres de los demás mencionados por Alberto, las dudas crecen.

 

Cecilia Todesca y Matías Kulfas fueron parte de la gestión del Banco Central entre 2010 y 2013 bajo la autoridad de Mercedes Marcó del Pont, a quien se atribuye la idea del “cepo” cambiario para contener una fuga de divisas que ya se tornaba preocupante. En efecto, la primera fue jefa de Gabinete de la autoridad monetaria y el segundo, gerente general, además de haber acompañado a Marcó del Pont en el Banco Nación.

 

Alberto criticó en su momento el “cepo” y lo sigue haciendo hoy, por entender que fue más efectivo para impedir el ingreso de dólares que para evitar su salida. Piensa, con razón, que una medida de ese tipo es profundamente anti inversión, ya que ninguna empresa extranjera entra a un país del cual no podrá retirar ganancias ni remitir remesas a sus accionistas.

 

 

 

Sin embargo, el precandidato también se declara muy crítico de la reedición del ciclo de fuga financiada con endeudamiento masivo que rigió, punta a punta, en la era Macri. Así, el mercado lee que es posible que en una eventual presidencia suya se busque un modo más sutil de lidiar con el tema, pero que, de un modo u otro, eso incluirá alguna dosis de control de cambio y del movimiento de capitales, políticas que los inversores rechazan.

 

En la misma línea, Fernández también tiene cerca a Augusto Costa, el secretario de Comercio que terminó con los métodos ásperos de Guillermo Moreno, pero a quien se asocia con las políticas de Precios Cuidados y control del comercio exterior a través de las Declaraciones Juradas de Anticipo de Importaciones (DJAI). Así, la presencia de este ex colaborador de Axel Kicillof en el entorno del precandidato también configura, a los ojos de los inversores, la posibilidad de que Fernández esté pensando en alguna forma de “administración” de los precios y del comercio exterior. Todo lo que huela a kicillofismo no genera precisamente entusiasmo en el mercado financiero.

 

De llegar al poder, el post kirchnerismo, aunque más moderado, implicaría una vuelta de tuerca con respecto a los años macristas de desregulación financiera, falta de restricciones cambiarias y libertad de precios. Que el resultado haya sido malo no disuade a los defensores de esas banderas, que alegan que la intervención del Estado también fracasó.

 

 

De llegar al poder, el post kirchnerismo, aunque más moderado, implicaría una vuelta de tuerca con respecto a los años macristas de desregulación financiera, falta de restricciones cambiarias y libertad de precios.

 

 

La economía, la más dura de las ciencias sociales, no deja de ser, como tantas cosas, una cuestión de fe.

 

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