Del laberinto, Cristina Fernández de Kirchner volvió a salir por arriba. Con la reunificación de los bloques del Senado como pedido principal de Alberto Fernández, la vicepresidenta electa bendijo como presidente de la futura bancada oficialista al formoseño José Mayans, el senador que reúne las condiciones que permitieron zanjar las discusiones entre el Bloque Justicialista y el Frente para la Victoria (FpV): pertenece al espacio referenciado en los gobernadores pero es el más cristinista de todos sus miembros.
La primera forma de explicar la promoción de Mayans es netamente institucional. El formoseño es actualmente vicepresidente del Bloque Justicialista, que preside Carlos Caserio. El cordobés fue elegido para presidir la bancada peronista referenciada en los gobernadores en junio, cuando Miguel Ángel Pichetto renunció al bloque para ser compañero de fórmula de Mauricio Macri. Caserio era entonces vicepresidente primero del bloque y Mayans, vicepresidente segundo.
Si bien en ese momento los senadores anunciaron que la elección de Caserio había sido por consenso, el trámite no fue así. Un grupo de senadores había postulado en ese entonces a Mayans como reemplazante de Pichetto mientras otro sector respaldó a Caserio. El voto que inclinó la balanza en favor del cordobés lo aportó Omar Perotti, a solicitud de Alberto Fernández. El presidente electo, entonces en campaña, les hizo llegar a los senadores, vía Perotti, el pedido expreso de que le dieran su respaldo a Caserio, pieza clave en la campaña del Frente de Todos en Córdoba. Los senadores acataron, le dieron a Caserio la presidencia y repartieron las vicepresidencias entre Mayans y los entrerrianos Pedro Gustavino y Sigrid Kunath.
Pero la permanencia de Caserio al frente del bloque empezó a temblar cuando en los pasillos del Senado comenzó a correr la noticia de que Fernández había expresado su deseo de que en el Congreso todos los bloques del espacio convivieran en uno solo. En el Senado, eso implicaba que el Bloque Justicialista y el FpV, que se partieron en diciembre de 2017, cuando Cristina asumió como senadora, se reunificaran.
El proceso de reconciliación después del divorcio, decían en el peronismo, no sería sencillo. Todos habían convivido durante los primeros dos años del gobierno de Macri con Pichetto como presidente. Los senadores kirchneristas habían resistido abroquelados en un grupo de nueve, que votó sistemáticamente de forma diferente a lo que marcaban la conducción de Pichetto y la mayoría peronista referenciada en los gobernadores. En diciembre de 2017, las diferencias se blanquearon cuando Pichetto anunció la creación del Bloque Justicialista y dejó afuera al cristinismo. La ex president armó su propia bancada, le mantuvo el nombre de Frente para la Victoria-PJ y le dio la conducción al neuquino Marcelo Fuentes.
Como el resto de los senadores que responden a gobernadores peronistas, Mayans se mantuvo dentro del bloque de Pichetto pero empezó a tensionar desde adentro. Desde el mismo día en que la ex presidenta puso un pie en el recinto, el formoseño dejó ver su relación fluida con ella, con la que mantuvo diálogo dentro y fuera del recinto, mientras Cristina mantenía los cruces más tensos con Pichetto. Ya en 2018, empezó a enarbolar el discurso de la unidad peronista, mientras sus compañeros de bloque construían Argentina Federal, con el rionegrino a la cabeza.
Alineado con su jefe político, Insfrán, votó, por ejemplo, en contra del Presupuesto 2019, castigó al macrismo con discursos duros en el recinto –aún cuando, alineado con el bloque, votó a favor de algunas leyes clave, como el pago a los fondos buitre y la reforma previsional- y montó reclamos contra Pichetto, que lo acusó de haberse puesto el traje de revolucionario para defender el reclamo de los gobernadores por la eliminación del Fondo Sojero.
“Algunos dicen que venimos con el traje de la revolución cubana, bajando de Sierra Maestra. Pero verdaderamente, para los diez gobernadores que han pedido el tratamiento (del fondo sojero) le faltamos a la palabra, no tenemos palabra. Inclusive afirmamos que íbamos a votar positivamente. En política hay que tener palabra y no la tuvimos", disparó en ese momento contra Pichetto. Cuando el entonces jefe de bloque anunció que sería candidato a vicepresidente, lo calificó de “traidor” y lo acusó de haber sido siempre “un infiltrado” en la bancada peronista para favorecer al Gobierno.
Insfrán siempre de mantuvo dentro del esquema del PJ y trabajó por la unidad peronista.
Su jefe político, Insfrán, fue avalando los movimientos. El formoseño fue uno de los pocos mandatarios peronistas que no ingresó al club que formaron los “dialoguistas” que le facilitaron la gobernabilidad a Macri. Se mantuvo siempre dentro del esquema del Partido Justicialista (PJ), mantuvo diálogo con Cristina y trabajó para construir la unidad peronista que terminó con el triunfo del Frente de Todos.
Tras las elecciones, llegó el pedido para que los bloques parlamentarios también reflejaran la unidad electoral, algo que a priori resultaba difícil, considerando las diferencias que habían tenido en el pasado, y las lógicas diferentes que rigen los espacios. Mientras que el FpV responde a un liderazgo único, el de Cristina, en el Bloque Justicialista los senadores se referencian en los gobernadores y tienen un funcionamiento más horizontal.
La unificación, por pedido de Fernández, obligó a revisar la lógica, bajo una premisa que la dupla presidencial le bajó a todos su senadores: responsabilidad de gobierno. “Ya no es kirchnerismo ni albertismo. Es peronismo y tenemos responsabilidad de gobierno. Se terminó todo eso”, le dijo a Letra P un senador peronista que participó de las conversaciones en las que se terminó de definir la conducción de Mayans. Según pudo saber este portal, en el bloque de senadores sobrevuela la misma preocupación por los acontecimientos que se viven en la región que en toda la plana mayor del Frente de Todos. “Acá no hay lugar para fracturas ni para nada. Si hay tensiones se van a resolver adentro. Si mañana tenemos una pelea o una división, vamos a terminar como Chile o Bolivia”, explicó un dirigente que dialoga con la dupla presidencial.
El miércoles por la mañana, los senadores del bloque Justicialista mantuvieron reuniones bilaterales con Caserio, que al mediodía se reunió con Fernández, quien le ofreció un lugar en el futuro gabinete. Por la tarde, volvieron a verse con Caserio, que volvió a Córdoba para considerar el ofrecimiento junto a su familia y su grupo político. El jueves, un grupo reunido en el Senado le dio su respaldo a Mayans, que se comunicó rápidamente con Caserio para blanquear la situación. El formoseño ya había mantenido varias conversaciones con sus pares del kirchnerismo, ya dispuestos a volver a compartir la bancada con sus ex compañeros, con la unidad como bandera.