La decisión del peronismo cordobés de competir en las próximas elecciones con boleta corta de candidatos a diputados nacionales para dejar "libertad de acción" en la categoría presidencial empieza a mostrar sus primero resultados: mientras que el gobernador Juan Schiaretti se mantiene cerca de la Casa Rosada, con Miguel Ángel PIchetto como interlocutor, el presidente del PJ de Córdoba y flamante reemplazante del rionegrino como presidente del bloque Justicialista en el Senado, Carlos Caserio, anunció este martes que trabajará por el triunfo de la fórmula peronista, que conforman Alberto Fernández y Cristina Fernández de Kirchner.
"Yo soy presidente del PJ de Córdoba. Nosotros en Córdoba hemos tomado una decisión, que avala el gobernador, de ir con la lista corta y dar libertad de acción para arriba. Mi posición personal es que voy a votar la fórmula de Alberto Fernández. Voy trabajar en Córdoba para votar la lista corta nuestra -de Hacemos por Córdoba- pero sumarle el voto a presidente de la fórmula del peronismo nacional", blanqueó Caserio este martes en el Senado, tras la reunión en la que sus pares lo nombraron presidente del Bloque Justicialista, en reemplazo de Pichetto.
La decisión de Caserio terminó confirmando lo que desde hace meses viene sucediendo por lo bajo en el PJ cordobés: mientras el gobernador Schiaretti mantiene una distancia irreductible de Cristina, en una provincia en la que reina el antikirchnerismo, otro sector del peronismo, en el que se ubican el senador y un grupo grande de intendentes, trabaja para que Fernández sea electo presidente. Casi como una continuidad del diálogo que ya había empezado a tejer con Cristina el ex gobernador José Manuel de la Sota y que se interrumpió con su trágica muerte, en 2018. Para entonces, los puentes ya estaban tendidos y gran parte de la dirigencia cordobesa quería "volver a peronismo nacional".
La decisión de Cristina de renunciar a su candidatura presidencial facilitó un alineamiento que algunos ya conversaban por lo bajo aún cuando Schiaretti insistía en impulsar el proyecto de Alternativa Federal. La mismo noche del 12 de mayo, cuando un triunfo aplastante en Córdoba lo terminó de consagrar como hombre fuerte del peronismo nacional, en el búnker de Schiaretti, ubicado en el hotel Quórum, se respiraba un clima profundamente anti-macrista, que el discurso del gobernador no terminaba de recoger con su equidistancia.
Seis días después, Cristina pateaba el tablero con su decisión de nominar como candidato presidencial a Fernández, que mantiene una relación de amistad personal con Caserio. El vínculo entre el cordobés y Fernández sufrió varios altibajos, al compás de la fricción que tuvo el gobierno kirchnerista con la provincia antes de la salida del ex jefe de Gabinete, pero terminó generando confianza entre ambos.
En paralelo, los intendentes empezaron a vislumbrar en Córdoba la posibilidad de trabajar por un triunfo peronista, al ritmo de la caída de la imagen de Macri. La idea se potenció una vez que se concretó la llegada al Frente de Todos de Sergio Massa, con quien el PJ cordobés ya había trabajado codo a codo en 2015, en la alianza que formó el líder del Frente Renovador con De la Sota para las elecciones presidenciales.
Consciente de la situación, para evitar implosiones y dar libertad de acción en el territorio, Schiaretti se corrió de Alternativa Federal -luego convertido en Consenso Federal- y decidió, junto a Caserio, impulsar la boleta corta pare el peronismo cordobés. Rápidamente, en la provincia empezó a promocionarse la boleta de Hacemos por Córdoba junto a la del Frente de Todos, encabezada por Fernández y secundada por Cristina, quien según los encuestadores, empezó a remontar su imagen e intención de voto en Córdoba.
"El grueso de los que estamos acá vamos a apoyar la fórmula del PJ pero también hay otros compañeros que apoyen la fórmula Lavagna-Urtubey. Vamos a aceptar esa diversidad porque más allá de la cuestión electoral, queremos que sea un bloque que siga manifestando el respeto a nuestro gobernadores", dijo Caserio, erigido en jefe de los senadores peronistas, con el formoseño José Mayans y los entrerrianos Pedro Guastavino y Sigrid Kunath como vices.
Un día antes, Schiaretti, uno de los gobernadores peronistas más cercanos al Gobierno, se había reunido en Córdoba con Pichetto, ahora convertido en compañero de fórmula de Macri, decisión que lo eyectó automáticamente del Bloque Justicialista en el Senado.
"Lo que tomó el senador Pichetto es una decisión personal. Para mí una decisión equivocada y un acto de cangurismo como pocas veces he visto en la vida. El senador decidió dejar el peronismo y es una decisión personal de él", dijo Caserio, que se encargó de dejar clara su posición: "Nosotros somos peronistas y vamos a trabajar dentro de la estructura del peronismo para ganar las elecciones. No tenemos nada que ver con Macri".