Uno aparece en los cuadernos de las coimas del chofer redactor Oscar Centeno y pidió declarar como arrepentido. El otro, fue allanado por orden del juez Claudio Bonadio, al frente de la investigación sobre coimas en obra pública que golpea a los principales CEOs de la Argentina y a ex funcionarios kirchneristas. Los nombres de Aldo Roggio y Eduardo Eurnekian, dos pesos pesados del empresariado vernáculo, surgen en el medio de la causa que sacude al mundo de los negocios, pero para el gobierno de Horacio Rodríguez Larreta no hay veto: el martes 14 de agosto el Grupo Roggio y Corporación América se anotarán en la pelea por operar el subte porteño.
En rigor, ambas firmas ya se inscribieron en el proceso licitatorio y diseñan el plan empresarial de acuerdo a sus posibilidades y lo que reclama el pliego elaborado por el ministro de Desarrollo Urbano y Transporte, Franco Moccia. El martes 14 de agosto el Gobierno porteño dará a conocer el listado de firmas interesadas en operar las seis líneas de subterráneo y el premetro, que en la órbita estatal controla la sociedad de estado Subterráneos de Buenos Aires (Sbase). Se espera que ambas compañías continúen en la compulsa cuyo paso será el análisis, por parte de Sbase, del plan empresarial de los interesados, que, como contó Letra P, abarca países y empresas de distintas latitudes y calibre.
En las detalladas anotaciones sobre entregas de dinero y obra pública durante los gobiernos de Néstor y Cristina Kirchner, Centeno escribió que en 2008 su empleador, el ex funcionario Roberto Baratta, se reunió con Aldo Roggio, CEO del holding que lleva el apellido de su abuelo. Tras el allanamiento en la sede del grupo de la Avenida Alem, Roggio nieto pidió declarar como arrepentido en la causa que lleva Bonadio e investigan los fiscales Carlos Stornelli y Carlos Rívolo.
Lo que sucedió con Eurnekian es distinto. Según los registros conocidos hasta el momento, su nombre no aparece en los cuadernos K, pero el juez al frente de la investigación allanó las oficinas de Corporación América durante el raíd de allanamientos en distintas firmas que ganaron contratos de obra pública durante el kirchnerismo, como Techint, IECSA, Esuco y BTU, entre otras.
El detalle de las compañías involucradas en la causa viajó como la velocidad de la luz a los despachos porteños. No habrá veto. Según pudo saber Letra P, a imagen y semejanza de lo que ocurre en el gobierno de Mauricio Macri, el alcalde Larreta no se inmiscuirá en los contratos de obra vigentes o licitaciones en marcha. “Acá no hay bolilla negra para nadie”, subrayan fuentes gubernamentales.
“No nos cambia nada la licitación. Hay que ver cómo evoluciona la causa. Sería un error vetar a una empresa mientras sigue el procedimiento judicial”, confió un asesor cercano a Rodríguez Larreta.
La situación abrió un mar de especulaciones e incógnitas por parte de las compañías de firma nacional vinculadas, directa o indirectamente, con el escándalo. El miedo empresarial es que el contexto golpee las posibilidades de las firmas nacionales ante las internacionales. En el Gobierno destacan la transparencia del contrato y reafirman que no habría impacto en la negociación por el contrato del subte. Sin embargo, como sucede en el plano nacional, los CEOs temen que, tanto en la Nación como en la Ciudad, se despierte un interés por otorgar contratos a compañías extranjeras para despejar al inveterado fantasma de corrupción entre el sector privado y el Estado.
¿Hasta dónde podría avanzar el Gobierno si se comprobara que algunas empresas cometieron los delitos investigados? Para los CEOs, es una incertidumbre. El gobierno de Macri, como contó Letra P, explora varios escenarios. “No sabemos si sería beneficioso detonar todo”, señalan en la gobernación porteña, preocupados por una eventual parálisis en la inversión y la obra pública, como sucedió en Brasil tras el escándalo Odebrecht.
En el caso porteño, tanto Corporación América como el Grupo Roggio descreen de que la causa dañe sus posibilidades para quedarse con la operación del subte. La vinculación con Roggio es por la firma constructora del holding y no por Metrovías, que opera el subte desde 1994 y, además, no está a cargo de las obras bajo tierra. Por medio de Aeropuertos Argentina 2000, el grupo de Eurnekian acaba de anotarse como espónsor de los Juegos Olímpicos de la Juventud 2018, uno de los emblemas del proyecto reeleccionista de Rodríguez Larreta.
Metrovías se asoció con las empresas alemanas Deutsche y Siemens para mantener el control del subterráneo. Corporación América avanza con su alianza con el Grupo Keolis y Transport for London (TfL), que administran el metro de la ciudad francesa de Lyon y la capital del Reino Unido, respectivamente. Esta última unión de empresas acaba de contratar a la agencia de publicidad Don Buenos Aires para comunicar su interés por operar y mantener la red de subtes de la Ciudad. La competencia reparó en un dato, curioso: es la misma compañía publicitaria que asesora a la gobernadora PRO María Eugenia Vidal.
No obstante, a ambas UTEs les surgió un competidor cuyo máximo accionista no tiene ninguna vinculación con la Argentina: RATP. La Régie Autonome des Transports Parisiens, en francés, no solo es la autoridad de transporte de la ciudad capital de Francia, sino que es un gigante europeo en materia de transporte público urbano, con operaciones en quince países y cuatro continentes. Sin embargo, se asoció con Alstom, otra firma francesa que sí es conocida en el mercado ferroviario argentino.