El primer día de paro docente en la Ciudad de Buenos Aires, en el marco de una negociación paritaria cada vez más encarajinada, arrancó con fuego cruzado entre el gobierno de Horacio Rodríguez Larreta y los sindicatos que adhirieron a la medida de fuerza: para los docentes la adhesión es del 90%, pero para la administración porteña apenas alcanzó el 41%.
La diferencia entre ambas mediciones es insólita. No solo nubla la posibilidad de un acuerdo cercano, sino que también evidencia que ninguna parte está dispuesta a ceder. En la Jefatura de Gobierno porteña, como también en la provincia de Buenos Aires, se enfrentan a una huelga de 48 horas enmarcada en una protesta nacional, encabezada por CTERA y en clara oposición a la gestión de Mauricio Macri.
En rigor, Larreta y María Eugenia Vidal pagarán el costo político de la huelga docente nacional contra Cambiemos y el techo salarial del 15% impartido por la Casa Rosada. Ambas administraciones intentaron negociaciones de último momento para frenar la protesta, pero sabían de antemano que el contexto nacional empujaba esos intentos de diálogo al fracaso.
Además, tanto el jefe de Gobierno como la gobernadora mantienen rígidas sus ofertas salariales: 12% y 15% sin cláusula gatillo, respectivamente. Jamás sacarán los pies del plato, pero buscaron la manera de evitar la huelga, a sabiendas de que la medida de fuerza era irreversible. “Sabemos que ofrezcamos lo que ofrezcamos, vamos a tener un comienzo de clases con paro de 48 horas”, dijo a Letra P un funcionario provincial.
En Ciudad las clases comenzaron el 1 de marzo, justo a la misma hora en que Rodríguez Larreta inauguraba el período de sesiones ordinarias de la Legislatura porteña y recordaba la serie de aumentos salariales que autorizó el PRO a lo largo de su década de gestión en el distrito capital. Las aulas se abrieron ese jueves pero los 17 sindicatos porteños le dieron una tregua al oficialismo hasta el lunes. Nunca apareció una nueva oferta y, además, las bases de los sindicatos habían votado el acompañamiento al paro nacional de CTERA. En tanto, Vidal presidió la Asamblea Legislativa con el paro de 48 horas ya confirmado.
El mandamás porteño está dispuesto a estirarse hasta el 15%, lo que le permitiría mantener el techo impuesto por Balcarce 50. Sin embargo, los gremios anticipan que no avalarán esa propuesta. Por la tarde se movilizarán hasta el Ministerio de Educación Nacional en rechazo al “cierre” de la paritaria nacional. En el segundo corte de medición del Gobierno Nacional, se estimó un adhesión al paro del 36% en la Ciudad de Buenos Aires. Para los sindicatos la cifra se mantuvo en 90% y esperan un escenario similar en la segunda jornada de protesta del día martes.
En tanto, según fuentes de la Casa Rosada, el 47% de los docentes adhirió en la Provincia de Buenos Aires. En La Rioja menos del 30%, en Córdoba arañó el 15% y en Mendoza, siempre según fuentes gubernamentales, un 5% de los educadores se sumó a la huelga nacional convocada por CTERA.