En el escenario de la foto del reencuentro entre Critina Kichner y Hugo Moyano después de siete años de distanciamiento, Felipe Solá y Daniel Scioli coincidieron en un plenario sindical. En la sede del SMATA, militaron sus candidaturas provisionales a la presidencia.
Los destinos de Felipe y Daniel parecen atados por un hilo rojo: los dos gobernaron la provincia de Buenos Aires en tensión con los Kirchner que, en simultáneo, comandaban la Casa Rosada: Néstor durante la era felipista en la Goberación; Cristina en el tiempo de Scioli en La Plata).
Ahora, los dos se anotan para suceder a Mauricio Macri y militan sus aspiraciones mientras esperan la definición de la senadora nacional, que juega al misterio y mantiene en vilo a todo el pan peronismo.
"Nuestra obligación es trabajar por un peronismo que no excluya a nadie", arengó Solá, uno de los apóstoles de la unidad del movimiento fundado por Juan Perón, y, con analogía súper clásica, convocó a una gran PASO: "El partido se tiene que jugar en la cancha y no en un escritorio diciendo quién si y quién no".
Scioli también apeló a un clásico, pero de su acervo discursivo. "Propuse una agenda de desarrollo", reprodujo en su cuenta de Twitter, donde no tuvo problemas en mencionar a su compañero de sala de espera.