El peronismo hacia 2019

En Tucumán el discurso fue de unidad, pero Cristina sigue siendo el límite

Los tres oradores del acto apuntaron a convocar a todos los sectores del peronismo pero, por lo bajo, la mayoría de la dirigencia excluye a la ex presidenta. Manzur anunció que va por la reelección.

SAN MIGUEL DE TUCUMÁN (Enviada) El anfitrión apostó todas sus fichas y los invitados acompañaron, aunque con matices. Con distintos niveles de intensidad y convicción, los oradores del acto por el Día de la Lealtad en esta ciudad coincidieron en un mismo mensaje: el llamado a la unidad. La convocatoria a toda la dirigencia peronista fue la esencia principal de los discursos del sindicalista Héctor Daer, de la jefa del bloque del Frente Renovador, Graciela Camaño, y del gobernador, Juan Manzur, pero puertas adentro del evento quedó claro que la amplitud mentada sigue teniendo el mismo límite, Cristina Fernández de Kirchner.

 

“Les pido a todos los compañeros sin excepción: el peronismo en 2019 tiene y debe ir unido”, interpeló Manzur, en el discurso de cierre del acto, ante unas 60 mil personas que coparon el Hipódromo para celebrar el Día de la Lealtad. “Convoco a la grandeza de los hombres y mujeres del peronismo. Los convoco a la unidad para que el peronismo encuentre a sus mejores hombres y mujeres que los lleve al triunfo. Ese es el objetivo de este acto", sintetizó el gobernador. 

 

Massa y Pichetto felicitan a Manzur, tras su discurso.
 

 

Bajo el intenso sol tucumano, Manzur daba la última puntada del mensaje conciliador que había intentado enviar desde el inicio de la convocatoria, con la extensión amplia de invitaciones, y cerró con los pedidos de aplausos especiales a "todos los compañeros" que celebraban, en simultáneo, el Día de la Lealtad en otras provincias. "A los compañeros que están en Corrientes y en la provincia de Buenos Aires", mencionó el tucumano, haciendo alusión a dos convocatorias copadas por el kirchnerismo. En el escenario hubo aplausos forzados.  

 

 

 

Antes, el gobernador había apelado a la militancia para que vivara a algunos de los presentes. Pidió aliento para los diputados y senadores presentes, Sergio Massa y Miguel Ángel Pichetto, dos referentes del peronismo no kirchnerista, y también para Daniel Scioli, el ex candidato a presidente del Frente para la Victoria (FPV), que se llevó la mayor ovación. Scioli, que todavía se mantiene dentro de la órbita kirchnerista -al menos en términos formales, en el Congreso- ocupó un lugar en la primera fila del escenario, sentado entre el jefe del interbloque Argentina Federal, Pablo Kosiner -que concurrió con el aval del gobernador de Salta, Juan Manuel Urtubey- y el vicegobernador de Chaco, Daniel Capitanich, hábil equilibrista en el juego de poder que tienen el gobernador Domingo Peppo, referenciado en el peronismo federal, y su hermano, el intendente Jorge Capitanich, más alineado con el kirchnerismo. A seis sillas de Scioli se ubicó Massa. Por último, le tocó el turno a "la gloriosa CGT", cuyos dirigentes tuvieron un rol protagónico sobre el escenario. El gobernador reivindicó especialmente el rol del sindicalismo en la construcción peronista.  

 

El discurso de Manzur había sido precedido por los de Daer y Camaño -"un sindicalista, una mujer y el gobernador", sintetizaron los organizadores el criterio de programación-, sorpresivamente también orientadas al mensaje de apertura. "Hagamos todo lo posible para estar como este pueblo, unido", había pedido el secretario general de la CGT, que le retribuyó a Manzur los elogios. “El movimiento obrero y la CGT le decimos que sí a este gobernador que se puso al frente de esta organización para volver a lograr la unidad”, dijo Daer.  

 

 

 

El turno le tocó después a la jefa del bloque del Frente Renovador, que apuntó todas sus críticas contra el modelo económico de Mauricio Macri, al que calificó  como "gobierno liberal, de autoayuda". "A la mierda los prollijitos. Nos están llevando a la ruina. Están hipotecando el país”, disparó Camaño, antes de abrir la puerta para la construcción plural. "Esto empieza si tenemos la capacidad, toda la dirigencia política del peronismo, toda (sic), no solo por bregar por la unidad sino de bregar por aquellos que defendió Evita, por los que cobijó Perón, por los que tuvo razón de ser el peronismo", dijo Camaño, y sorprendió a algunos de los asistentes. La diputada le pidió a "toda la dirigencia del peronismo, saber aceptar la interpelación del pobre". 

 

LA DELGADA LÍNEA K. El mensaje de unidad, sin embargo, tuvo poco eco abajo del escenario, donde varios dirigentes vieron con escepticismo la convocatoria. "Nosotros vamos a seguir construyendo la alternativa, consolidar la unidad hacia adentro. En todo caso, Cristina quedará aislada en Unidad Ciudadana, que es donde ella eligió irse", dijo, contundente, uno de los dirigentes de primera línea que participó del acto. Otro de los referentes apuntó a la necesidad de "no pelearse" con los votantes de la ex presidenta.  

 

La lectura de que el mensaje de unidad incluía a todos "menos a Cristina", o que era posible "si ella no juega", se repitió entre diferentes referentes. Un operador de peso en el peronismo explicó que el tono conciliador apuntaba a dos cuestiones fundamentales: tratar de acercar a la dirigencia, y sobre todo a algunos gobernadores que aún caminan por los límites entre el peronismo y el kirchnerismo -y no al núcleo duro cristinista ni a La Cámpora- y a resolver el frente interno de Manzur, que aprovechó el acto para anunciar que irá por la reelección. 

 

 

 

"La fórmula del peronismo en Tucumán en 2019 va a ser Manzur-Jaldo. No tengan dudas de que Tucumán va a seguir siendo peronista", dijo el gobernador, que ya sabe que su antecesor, José Alperovich, está dispuesto a darle pelea. Alperovich se mueve ahora cerca de Cristina, que aún conserva un caudal importante de apoyo en la provincia. Ni Alperovich ni su esposa, Beatriz Rojkés, participaron de ninguna de las actividades.

 

La concurrencia del acto tuvo una fuerte presencia massista. Además de Massa y Camaño estuvieron Malena Galmarini, Marco Lavagna, Aldo Pignanelli, Alejandro Grandinetti, Raúl Pérez y Marcela Passo. Por el peronismo federal la representación estuvo en cabeza del senador correntino Carlos "Camau" Espínola -que prefirió ausentarse del acto por el Día de la Lealtad que encabezó en su provincia José Luis Gioja y quedó copado por el kirchnerismo-, el jujeño Guillermo Snopek, Kosiner y los diputados Eduardo "Bali" Bucca y Diego Bossio.  

 

 

El sindicalismo no moyanista llevó a sus referentes a Tucumán.

 

 

De la nómina de gobernadores participaron Lucía Corpacci (Catamarca) y Sergio Casas (La Rioja) mientras los vicegobernadores presentes fueron Capitanich y José Neder (Santiago del Estero).  
Entre los sindicalistas, se anotaron en primera fila Carlos Acuña, Daer, Luis Barrionuevo, José Luis Lingeri, Julio Piumato, Andrés Rodríguez, Roberto Fernández, Rodolfo Daer, Rubén Pronotti, Carlos Cisneros y Luis Cáceres. Entre los asistentes también estuvo el secretario general de los encargados de edificios y presidente del PJ porteño, Víctor Santa María -también cercano al kirchnerismo-, quien estuvo acompañado por el rector de la UMET, Nicolás Trotta, alineado con la candidatura presidencial de Felipe Solá.

 

Axel Kicillof y Cristina Kirchner.
Ricardo Quintela, gobernador de La Rioja. Foto de archivo.

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