Con el conflicto que generó la resolución de la Secretaría de Energía sobre la compensación a las distribuidoras del gas casi desterrado, tras la marcha de la Rosada, el Gobierno volvió a enfocar sus esfuerzos en la suma de votos de la oposición para el Presupuesto 2019 y cedió en varios de los reclamos planteados por el peronismo, que todavía no aseguró sus votos y pone en duda la fecha de la votación.
Según anunció este miércoles en la reunión de la Comisión de Presupuesto el presidente del cuerpo, Luciano Laspina, el oficialismo aceptó eliminar los artículos 127 y 128 del proyecto, que recortaba el plus por zona desfavorable en las asignaciones familiares, jubilaciones y pensiones correspondientes a la Patagonia, aunque afirmó que es un tema “a debatir” en el futuro.
Además, el diputado del PRO confirmó que negociará cambios en el polémico artículo 53, que autorizaba al Ejecutivo a renegociar deuda “en condiciones de mercado”. “Escucho propuestas para mejorarlo”, dijo Laspina. Como anticipó Letra P, la redacción de ese artículo puso en guardia al peronismo desde el mismo momento en que el proyecto ingresó a la Cámara de Diputados.
El oficialismo también cedió en el reclamo que habían encabezado algunos gobernadores, como Miguel Lifschitz, de Santa Fe, respecto de la eliminación de las exenciones del Impuesto a las Ganancias para cooperativas y mutuales previsto en el texto original. “Todos los sectores de Argentina está haciendo esfuerzos, por eso las cooperativas y mutuales financieras y de seguros van a pagar Ganancias. El resto, no”, dijo Laspina.
En ese contexto, el oficialismo volvió a ganar confianza en la idea de llevar el debate al recinto el miércoles 24, como tenía previsto antes de que el conflicto que generó el tarifazo al gas congelara el resto de las conversaciones. Los diputados del peronismo federal le habían hecho saber a sus pares de Cambiemos a principios de esta semana que no seguirían negociando nada relacionado con el Presupuesto hasta tanto el Ejecutivo no diera marcha atrás con la medida.
“Veníamos bien, pero ese tema generó mucho ruido”, explicó a Letra P uno de los legisladores peronistas más activos en las conversaciones. Al margen del affaire del gas, en el interbloque Argentina Federal reina el desconcierto por lo que, consideran, es la ausencia de dirigentes del oficialismo dispuestos a defender a capa y espada el proyecto en el que el Ejecutivo se juega sus cartas ante los mercados internacionales.
Mientras, el oficialismo apuesta a que los gobernadores que ya firmaron la adenda al Consenso Fiscal empujen a sus diputados a votar la ley. Pero la evolución de los hechos dista de ser lineal. Por un lado, los gobernadores que participaron este miércoles en la reunión que se celebró en la Casa de Tucumán negaron que el haber firmado la adenda implique un apoyo al Presupuesto. “No tiene nada que ver”, respondió, tajante, uno de los mandatarios que estampó su firma en el pacto. Por el otro, se sabe que no todos los gobernadores tienen el poder de influir directamente sobre los legisladores de sus provincias, más aún cuando los diputados vislumbran que el sector más duro de la oposición -la izquierda, el kirchnerismo– pretende “asimilar en los medios de comunicación la votación del Presupuesto con lo que fue la reforma previsional”, según explicó un diputado a Letra P.
Los gobernadores, por su parte, agendaron en principio una nueva reunión en Buenos Aires para la misma fecha en la que estaba prevista la sesión para aprobar el Presupuesto. Resta saber si el plan se mantendrá o si un acuerdo por el Presupuesto puede alterarlo. Este miércoles, en Diputados, se barajaba la opción de que el debate en el recinto se postergara para el 31 de octubre.
En el peronismo saben que cuentan con una ventaja: la urgencia del Ejecutivo por cerrar el debate y la necesidad de Macri de mostrar la carta de aprobación del Presupuesto en la cumbre del G-20, a fines de noviembre, por una mayoría amplia, que exceda los votos de los 108 diputados de Cambiemos. Para eso, creen que la Rosada está dispuesta a hacer más concesiones, aún a costa de quebrar la regla del déficit cero, anunciada con bombas y platillos.