MENDOZA (Enviado) Luego de un meses de coordinación entre Brasilia y Buenos Aires para lograr la expulsión de Venezuela del Mercosur, los estados parte del acuerdo no lograron plasmar, por consenso, la iniciativa que promovieron el presidente Mauricio Macri y su par Michel Temer para cerrar un duro documento sobre el país caribeño que pretendía exigirle al gobierno bolivariano que suspendiera la asamblea constituyente prevista para el 30 de julio y que convocara a elecciones. Ninguno de los dos puntos fueron incluidos en el texto final, luego de la advertencia del presidente uruguayo, Tabaré Vazquez, que se negó en forma terminante a avalar el acuerdo de Argentina, Brasil y Paraguay para apuntar directamente al gobierno de Caracas y no hablar de la oposición al presidente Nicolás Maduro.
El revés en la mesa chica del Mercosur le quitó quitó un poroto al flamante canciller argentino, Jorge Faurie, al Presidente y a su secretario de Asuntos Estratégicos, Fulvio Pompeo, que dedicaron todos sus intentos para cosechar ásperas definiciones en la cumbre de Mendoza, con el pleno acuerdo de la administración de Temer, cuyo gobierno atraviesa crecientes cuestionamientos y sospechas por corrupción. La relación que Macri prodiga con Temer data del primer viaje que realizó a Brasilia y San Pablo como presidente electo. En esos días, 48 horas antes de asumir la Presidencia, Macri fue recibido por la entonces presidenta Dilma Rousseff, que ya afrontaba el proceso de impeachment que finalmente la sacó del cargo.
El vínculo político de Macri con Temer es el costado poroso e inconfesable de un presidente argentino que en su tierra profundiza el discurso de transparencia en la campaña electoral de los comicios legislativos de octubre. El líder de Cambiemos, que busca sobreactuar un discurso mani pulite contra la ex presidenta Cristina Fernández de Kirchner y su ex ministro de Planificación Federal, Julio De Vido, mantiene un vínculo cada vez más estrecho con el presidente interino de Brasil, cuya gestión evoluciona con pronóstico reservado a partir de las revelaciones sobre su pleno conocimiento en el pago de presuntos sobornos a funcionarios de su administración, según se desprende de un audio que se filtró, donde se escucha claramente al ex vicepresidente de Rousseff dar su consentimiento para efectuar los pagos acordados, que llegarían a 5 mil millones de dólares repartidos a legisladores de su congreso.
Curiosamente, Temer afrontará en las próximas semanas un duro debate en el Congreso de su país, que podría resolver por dos tercios quitarle la immunidad para que enfrente a la Justicia por las acusaciones en su contra por corrupción. Si hay acuerdo, Temer afrontaría un proceso de impeachment muy similar al que terminó con el mandato de Rousseff. La sombra de corrupción que siembra dudas sobre el futuro de Temer en Brasil tiene una ventaja para Macri, gracias al bajo impacto que tiene en Argentina el escándalo Lava Jato, desatado por las coimas que la multinacional brasileña Odebrecht pagó en distintos países de América Latina.
El escándalo que cruza a todo el continente, y también al Mercosur, fue sorteado por los voceros oficiales de los estados parte con un discurso unificado. "Brasil y Argentina ahora han empezado a crecer y los temas internos de nuestro vecino creemos que los resolverán dentro de los marcos institucionales previstos, que están en pleno funcionamiento", atajó el jueves el ministro de Hacienda, Nicolás Dujovne, cuando la prensa acreditada en la cumbre comenzó a insistir sobre el impacto regional del Lava Jato.
El presidente uruguayo, Tabaré Vázquez, freno la embestida de Argentina y Brasil contra Venezuela.
TRASTIENDA MENDOCINA. La complicidad en el silencio sobre los temas de corrupción que comparten Macri y Temer es un punto de largada para las coincidencias políticas sobre la orientación que debe tener el Mercosur. El puntapié inicial lo dio Macri durante el ejercicio de la presidencia temporaria del Mercosur y lo continuará Temer, que recibió el cargo este viernes, luego del fallido intento por expulsar a Venezuela del bloque comercial.
"Los paises del Mercosur no están para convertirse en un ángel castigador", se justificó Núnez en la conferencia de prensa que ofreció al cierre de la cumbre, para desdecirse, junto a Faurie, de toda la energía que invirtieron para articular un castigo político contra Venezuela. El borrador que promovían Faurie, Pompeo y Macri apuntaba a cuestionar a la administración de Maduro, no hablar sobre la oposición y reclamarle la suspensión de la asamblea constituyente prevista para el 30 de julio, es decir, dentro de una semana.
Entre la reunión de cancilleres y la llegada de los presidentes, el uruguayo Vázquez frenó esa iniciativa y se negó a avalar la intervención promovida por los gobiernos de Argentina, Brasil y Paraguay en la política interna venezolana. El punto de acuerdo generó un pronunciamiento edulcorado, firmado por los cuatro estados parte junto a Chile, Colombia y Guyana, pero sin Bolivia, cuyo presidente, Evo Morales, mantuvo un bajísimo perfil durante la visita mendocina.
"Negociamos párrafo por párrafo. Hay países que no quieren que Venezuela se vaya nunca de Mercosur y otros que consideramos que hay plazos muy cortos para que deje el bloque si no respeta la democracia, y actualmente en Venezuela no hay democracia", confió a Letra P una fuente de la Cancillería, que no ocultó el malestar del Palacio San Martín con los países que no quisieron sumarse al borrador promovido por Argentina.
Pompeo, con la valija en la mano antes de dejar la cumbre, no ocultó su desazón: "Preferíamos un pronunciamiento mucho más duro sobre Venezuela", dijo, pero se negó a responsabilizar a Uruguay sobre el freno al plan que buscaba, finalmente, aportar desde Buenos Aires un "granito de arena" a la iniciativa que promueve el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, para aplicar sanciones económicas a Caracas.
En la lectura del oficialismo, la estrategia de Macri y Temer no sufrió un revés, sino que logró condicionar al gobierno de Maduro y a la oposición a desistir en sus iniciativas. Si no lo hacen, entonces estará el camino libre para la suspensión del país caribeño dentro de un protocolo donde los principales impulsores no habían hecho consultas a ninguna de las dos partes en pugna. Desde este viernes, en Mendoza, los voceros oficiales sostienen que comenzó a correr una nueva cuenta regresiva, que suena mucho a repechaje, pero que incluirá una posible reunión de urgencia cuando hayan vencido los plazos para que el gobierno venezolano y la oposición respondan a las consultas resueltas en Mendoza. Para entonces, podría concretarse el capítulo que Macri y Temer querían concluir en la cumbre que terminó este viernes y que les dejó un sabor amargo.