El presidente Mauricio Macri pidió este miércoles "tiempo" para llevar adelante los cambios que prometió y cuestionó a los que se oponen a esas presuntas transformaciones. Aseguró que "el país esta cambiando" y que "Argentina se está poniendo de pie". Además, con el escándalo por el acuerdo con el Correo como telón de fondo, dijo que "la corrupción es un mal que envicia a la política" y "se combate con transparencia e integridad" y anunció que, en virtud de que "la ética y la transparencia no es solo una obligación del sector público" sino también del privado, anunció que "en los próximos días" dictará decretos dos decretos "sobre juicios y contrataciones" y pidió al Congreso la sanción de una "ley de responsabilidad empresaria". Con una frase que coló en el mensaje que venía leyendo y ya es motivo de una fuerte controversia, enfrentó al líder docente Roberto Baradel, que viene siendo blanco de gravísimas amenazas: "No creo que Baradel necesite que nadie lo cuide", dijo, lo que llevó al secretario general de Suteba a denunciar penalmente al jefe de Estado en los tribunales de Comodoro Py.
"Estoy contento de que hace 15 meses comenzamos a recorrer el camino" para construir "un país integrado", pero "para eso tenemos que convencernos de que somos la generación que vino a cambiar la historia", arengó el Presidente y advirtió: "No hay más lugar para cinismo".
En un discurso de 61 minutos (idéntica duración al de 2016) que estaba guionado pero que rompió con párrafos no leídos en los que levantó el tono hasta llegar al grito a voz en cuello, lo que fue acompañado por una mayor efervescencia del público que pobló los palcos, el jefe de Estado volvió a cargar con dureza, pese a que ya lleva un año y tres meses en el poder, contra el kirchnerismo. "Ratifiquemos nuestro compromiso por el cambio y no escuchemos las voces que nos quieren desanimar", exclamó y criticó a "los que nunca creyeron en el cambio ni hicieron una autocrítica de lo que hicieron en el pasado".
En líneas generales, Macri dio un mensaje encendido, cargado de épica al estilo PRO, en el que, además de volver sobre el argumento de la herencia K, presentó como positivos aspectos de su gestión que vienen siendo fuertemente cuestionados.
Macri insistió en que su principal objetivo es "reducir la pobreza" y "generar oportunidades para todos". Evitó, esta vez, hablar de "pobreza cero", uno de los tres ejes de su campaña y uno de los que usó también en el discurso del año pasado. En ese sentido, se jactó de mantener y ampliar, "pese a los miedos que muchos querían imponer", los programas sociales vigentes.
El jefe de Estado reivindicó el pago de los juicios a los jubilados ("terminamos con una estafa de décadas"), aseguró que su gobierno "enfrenta la inflación" y auguró, en medio de una indisimulable crisis productiva y laboral, inversiones que "darán más trabajo".
El mandatario había inicado, a las 11.26, su discurso de apertura del 135 período de sesiones ordinarias del Congreso nacional.
El año pasado, en su primer mensaje para inaugurar el año legislativo como jefe del Estado, Macri había dedicado 45 minutos a hablar de "la pesada herencia" que, dijo, había recibido del kirchnerismo Había prometido "cambiar la historia" y poner en marcha una "revolución educativa".
Doce meses después, el líder de la alianza Cambiemos llegó al Paramento a las 11.20 con las paritarias docentes al rojo vivo en los dos distritos más importantes que gobierna la coalición, la Ciudad y la provincia de Buenos Aires, y con un paro nacional de 48 horas dispuesto por CTERA para el lunes y el martes de la semana que viene, lo que impedirá el normal inicio del ciclo lectivo.
El mandatario llegó a esta instancia en el momento de mayor debilidad su Gobierno, con los coletazos del escándalo del acuerdo para la condonación de la deuda del Correo y la reducción del aumento de los haberes jubilatorios. Para peor, en la mañana de este miércoles se conoció una nueva imputación penal en su contra, la quinta desde que asumió al frente de la Casa Rosada, en este caso por el caso de las aerolíneas low cost.
"Superamos lo más difícil de la transición. El país está cambiando, la Argentina se está poniendo de pie", enfatizó Macri después de pedir "tiempo" para conseguir los cambios que impulsa y asegurar que la alianza Cambienos está "construyendo una estructura fundamental que contenga a todos los argentinos, los argentinos del presente y del futuro".
"Nadie se animaba al largo plazo, a construir las bases para edificar el país que queremos", agregó.
EDUCACIÓN: DEFENSA Y ATAQUE. Como había hecho el jefe de Gobierno porteño en la Legislatura un rato antes, Macri se metió rápidamente en el capítulo de la educación pero sin referirse al conflicto que mantiene estancadas las paritarias docentes. Pero inediatamente, frente a reproches que llegaron desde las bancas, aseguró que su Gobierno trabaja "para cuidar a los docentes" y, fuera de guión, desafió: "No creo que Baradel necesite que nadie lo cuide", en referencia al titular de Suteba, que viene recibiendo gravísimas amenazas que alcanzan a su familia.
"Vamos a fomentar a inversión pública en innovación cientifica y desarrollo tecnológico", dijo más tarde, sin hacer referencia al recorte del presupuesto del sector aplicado este año, que provocó la toma del Ministerio de Ciencia por los investigadores del Conicet, fundamentalmente.
INFLACIÓN. Macri inició una serie de reivindicaciones a su política económica volviendo sobre las críticas al kirchnerismo. "Los gobiernos anteriores fomentaron y escondieron la inflación; nosotros la enfrentamos", dijo, y defendió los cambios en el Impuesto a las Ganancias: "Subimos las escalas sin caer en el populismo irresponsable".
Macri recibió el mayor aplauso de los legisladores del oficialismo y desde los palcos y levantó el tono como no lo había hecho hasta ese momento a las 12 en punto, 34 minutos después de iniciar su mensaje, cuando leyó, por segunda vez, la siguiente frase: "Después de una década de despilfarro y corrupción, empezamos a normalizar el sector energético". Lo dijo a pesar de las protestas que se multiplican, sobre todo en el área metripolitana, el Gran Buenos Aires y La Plata, por cortes de luz y agua que, en algunos casos, se extienden hasta una semana.
REFORMA FALLIDA. En otro párrafo en el que subió el tono de voz, Macri se quejó ante los legisladores por el fracaso de la reforma política que impulsó para implementar la Boleta Única Electrónica en las elecciones nacionales. "Es una vergüenza que en el siglo 21 sigamos votando con un sistema arcaico que se presta a la trampa", pataleó y expresó su expectativa de que el nuevo modelo, que fue fuertemente cuestionado por expertos informáticos, pueda ser instrumentado para los comicios presidenciales de 2019.
Cebado por la novedad de tener barras en los palcos que lo interrumpieron con ovaciones en numerosas ocasiones, el Presidente, en el tramo final de su mensaje, repitió una línea que había leído al principio y que resume el tono que los estrategas del oficialismo quisieron imprimirle al discurso en, como se dijo, el momento de mayor debilidad del Gobierno, con encuestas que marcan una caída sensible en los índices de aprobación de la gestión Cambiemos (al 40%, según Julio Aurelio): "La Argentina se está poniendo de pie", exclamó y auguró: "Cada año vamos a estar mejor porque estamos sentando bases sólidas y duraderas".