LA DIPLOMACIA DE LAS URNAS

Macrismo explícito offshore

El Gobierno designó nuevos embajadores políticos con la certeza de contar con el aval del Senado. El postulante para Washington, al borde del conflicto de intereses: fue socio de Gustavo Grobocopatel.

Antes de las elecciones del 22 de octubre, en la Casa Rosada y en el Palacio San Martín, aseguraban que el próximo embajador argentino ante los Estados Unidos sería un diplomático de carrera, que tendría como principal misión administrar técnicamente el vínculo personal entre el presidente Mauricio Macri y su par norteamericano Donald Trump. Al parecer, desde entonces, hubo dos hechos que diluyeron esa premisa: el resultado de Cambiemos en las urnas y la seguridad que ahora tiene el Ejecutivo de contar con la legitimidad suficiente para que el Senado brinde el acuerdo necesario y avale la designación de los nuevos embajadores que la Casa Rosada oficializó este viernes.

 

La lista de nombramientos, quince días después de las elecciones, está encabezada por el empresario citrícola Fernando Oris de Roa, que llegará a conducir la embajada en Washington luego del malestar que le hicieron llegar al Presidente las cámaras empresarias más afectadas por las políticas proteccionistas de la administración Trump, que apenas llegó a la Casa Blanca reseteó la relación que mantenía con Macri su antecesor Barack Obama.

 

Entre los antecedentes del embajador designado que el ofialismo distribuyó, surge que Oris de Roa se desempeñó hasta ahora en la Subsecretaría de Inversiones del Ministerio de Modernización porteño, que maneja Andrés "Andy" Freirehasta que asuma el cargo de diputado nacional dentro de un mes.

 

El empresario nominado presidió la Compañía Continental de Cereales (CCC), pero en materia citrícola se especializó en la exportación, con la empresa San Miguel S.A., que alcanzó récords comerciales en el exterior. Tiene estudios en Harvard y ninguna experiencia diplomática previa, aunque cuenta con el espaldarazo del jefe de Gobierno, Horacio Rodríguez Larreta, y del vicejefe de Gabinete Mario Quintana.

 

 

Limonero. Fernando Oris de Roa, a Washington.

 

 

En los antecedentes a los que accedió Letra P, el futuro embajador en Washington fue "miembro del Consejo Consultivo del David Rockefeller Center for Latin American Studies (Harvard University) y miembro del Consejo de Administración del Centro para la Implementación de Políticas Publicas (CIPPEC)". Vivió en Boston desde 2002 "para hacer una Maestría en Administración Pública (MPA) en la Kennedy School of Government", de Harvard, y cuando regresó al país "formó un grupo de investigación focalizado en el estudio de áreas de inversión en Argentina" y, como resultado, creó, junto al empresario Gustavo Grobocopatel, "la empresa avícola Avex, un greenfield radicado en Río Cuarto (Córdoba) que emplea a 500 personas".

 

El rol del empresario en la embajada washingtoniana contará con la coordinación del flamante ministro de Agroindustria, Luis Etchevere, ex presidente de la Sociedad Rural Argentina (SRA), que también habría brindado su activo auspicio para que sea nominado. 

 

 

 

Ante las consultas de Letra P, un funcionario de la Cancillería remarcó que la designación de los embajadores es una potestad del Presidente: “El Palacio San Martín propone, pero Macri dispone”, sostuvo la fuente, en un axioma que suena a lugar común, pero que merece su interpretación política debido al diseño bicéfalo de la administración de las relaciones exteriores. En términos formales, está en manos del canciller Jorge Faurie, pero bajo la activa e influyente tutela del secretario de Asuntos Estratégicos de la Jefatura de Gabinete, Fulvio Pompeo.

 

Detrás de las formalidades del Palacio San Martín sobre los nuevos embajadores, que viajarán a sus destinos cuando el Senado los apruebe, se respira un clima de incertidumbre en el cuerpo diplomático de carrera. “Si Macri mantiene a Luis Juez como embajador en Ecuador, después de que ese país pidió que lo saquen por las barbaridades que dijo, no me sorprende que estén nombrando estos embajadores”, se quejó un funcionario de la Cancillería que ocupó varias delegaciones en el exterior durante los últimos 20 años, pero ahora revista en Buenos Aires.

 

 

 

“Para mi es como echarle leña al fuego, porque es muy posible que los republicanos cuestionen al nuevo embajador argentino, porque llegará a Washington al borde del conflicto de intereses y para hacer lobby de sus colegas empresarios frente a la competencia local, algo que Trump posiblemente no deje pasar por alto”, explicó a Letra P un empresario y lobista argentino que reside en Miami y que sigue de cerca la tormenta de críticas que destilaron los empresarios citrícolas y de biodiesel argentino contra la gestión del anterior embajador Martin Lousteau. “Acá hay algo que no se entiende desde la Argentina: hay otra realidad en Estados Unidos y el voto duro de Trump lo apoya para redoblar las barreras comerciales.  Ante eso, esperábamos que Macri enviara un negociador diplomático, no a un exportador de limones. Aunque no quiera hacerlo, el nuevo embajador será visto como una subida de tono a la pelea, es claramente un desacierto”, se lamentó el empresario, con número puesto en la dinámica comercial bilateral, en la Cámara de Comercio de los Estados Unidos en Argentina y en los agrupamientos argentinos de comercio con el país del norte.

 

 

 

Las intrigas que rodean al inesperado nombramiento Oris de Roa se multiplican con los otros cuatro nominados a distintos destinos. Además de la intempestiva vacancia que dejó Lousteau en Washington, dos semanas antes del primer viaje oficial de Macri para encontrarse con Trump, también estaba sin designación la embajada en México. A esa delegación irá a parar el ex secretario de Trabajo Ezequiel Sabor, que fue eyectado de la cartera laboral tras una durísima interna con su jefe inmediato, el ministro Jorge Triaca.

 

A Paraguay irá Héctor Lostri, ex titular de Fabricaciones Militares y secretario de Planeamiento Urbano durante los dos mandatos de Macri como alcalde porteño. Lostri, además de jugar un papel clave en la relación con el mercado inmobiliario durante toda la génesis del macrismo, tuvo en sus manos el virtual monitoreo del presupuesto de Defensa mientras el radical Julio Martinez condujo el ministerio, que ahora está en manos de Oscar Aguad, quien habría pedido su cabeza.

 

La tercera embajada que quedará en manos de un nombramiento político será la representación ante Israel. El hasta ahora embajador en Costa Rica, Mariano Causino, irá a Tel Aviv con el ferviente apoyo de Pompeo, que promovió su designación aunque no se trata de un embajador de carrera.

 

El cuarto puesto queda en manos del mendocino Gustavo Gutiérrez, antiguo dirigente del Partido Demócrata y actual hombre de la Coalición Cívica, de estrecha relación con Elisa Carrió. Gutiérrez sonaba para ir a Paraguay, pero finalmente deberá cumplir funciones en Europa Oriental.

 

 

 

No fueron las únicas decisiones de este viernes en materia de política exterior. Macri también nombró al escribano Mauricio Devoto ante la Asociación Latinoamericana de Integración (ALADI), con sede en Montevideo. El hombre fue escribano general de la Ciudad de Buenos Aires durante los dos mandatos de Macri como alcalde y hasta hoy ocupó el cargo de secretario de Planificación del Ministerio de Justicia.

 

El último nombramiento corresponde al saliente ministro de Agroindustria, Ricardo Buryaile, que fue nombrado embajador ante la Unión Europea (UE).

 

 

 

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