El Congreso empieza a vivir un fin de año de los más frenéticos de los que se tenga memoria. El Poder Ejecutivo enviará este lunes el proyecto de ley de reforma tributaria, una de las prioridades de la agenda oficialista, con algunos cambios forzados por gobernadores y otros en carpeta para la negociación.
La intención del Gobierno es sancionar la ley antes de fin de año, en sesiones extraordinarias que deberá convocar el presidente Mauricio Macri. En Cambiemos la estrategia apunta a debatir la iniciativa en paralelo al Presupuesto 2018, que se verá afectado por el nuevo esquema impositivo.
La semana pasada, el único gobernador que salió de Casa Rosada con una buena noticia para su provincia fue el mendocino Alfredo Cornejo, quien consiguió que se elimine del proyecto el impuesto interno del 10% para el vino y los espumantes. En cuanto a la cerveza, se mantendrá el 8% el impuesto interno, en lugar de la suba al 17% que contemplaba el proyecto original.
El de las bebidas gaseosas azucaradas es un capítulo aún no cerrado de la reforma. Como informó Letra P, la multinacional Coca-Cola inició la semana pasada un fuerte lobby para evitar el gravamen del 17% que planea aplicar el Gobierno, y en esa cruzada se alió al mandatario tucumano, Juan Manzur, con quien habrá un encuentro este lunes.
También resta ver qué sucederá con la quita gradual del impuesto interno a la importación de artículos electrónicos, que preocupa a la gobernadora de Tierra del Fuego, Rosana Bertone, quien peregrinó la semana pasada por el Congreso en busca de apoyo. La mandataria sostiene que este cambio pondré en riesgo 10 mil fuentes de trabajo de la provincia.
Los gobernadores también miran de reojo las modificaciones en el impuesto a los Ingresos Brutos -llegaría al 4% en 2022- y a los Sellos -propondrían eliminarlo para ese mismo año-. Las negociaciones continuarán en las próximas horas antes de la cita para firmar el nuevo pacto fiscal, este jueves.