El confederal de la CGT que terminó este mediodía no definió la fecha del próximo paro, pero su realización se anunciará cuando haya concluido la reunión que mantendrán los dirigentes sindicales con el ministro de Hacienda y Finanzas, Alfonso De Prat Gay, prevista para este jueves. La cita ministerial podría concretarse junto al ministro de Trabajo, Jorge Triaca, o por separado, pero ambos encuentros se realizarán el jueves 29.
Así lo confirmaron los principales dirigentes de la central obrera en conferencia de prensa tras la realización del Comité Central Confederal en la sede de Azopardo 802. Después, en diálogo con este medio, el secretario de Prensa de la CGT, Jorge Sola, explicó que el Comité “facultó a los secretario generales para que agoten las instancias de diálogo que sobrevengan para definir una medida de fuerza en vista del diagnóstico económico y social”.
Sola agregó que una parte de los gremios presentes reclamó un paro por 24 horas pero que la precisión de lo que se determine correrá por cuenta del triunvirato conductor: “se los facultó para decidir una medida de fuerza; la mayoría habló de un paro pero no se explicitó por cuánto tiempo ni con qué modalidad”.
Así las cosas la alta dirigencia cegetista asistirá el jueves 29 al encuentro con Prat Gay y “posiblemente también” con su par de Trabajo, Jorge Triaca, aunque esta última presencia no está confirmada.
El resultado del encuentro evidencia que el tridente que conforman Héctor Daer, Juan Carlos Schmid y Carlos Acuña logró imponer su perfil dialoguista al grueso de un panorama sindical que en los últimos días convivió con tensiones en crecimiento tanto puertas adentro como en el frente externo.
Conocedor de su mayoría interna, Daer, Schmid y Acuña salieron en los días previos a dar señales hacia afuera y mantuvieron encuentros tanto con sectores de la dirigencia política, como gobernadores de provincias y jefes comunales, como con los altos referentes de la Iglesia Católica.
Esos dos sectores coincidieron con la CGT en la necesidad de reforzar el perfil negociador con la administración nacional. Pero el triunvirato hizo una jugada que no estaba en los papeles de nadie cuando convocó a una reunión a los movimientos de trabajadores desocupados que en los últimos años consolidaron una importante capacidad de movilización.
Con el frente externo “seducido”, la conducción cegetista no sudó mucho para aguantar la presión e imponer su voluntad de esperar a la reunión con Prat Gay. La agenda es paño conocido: levantar el mínimo no imponible de Ganancias, reapertura de negociaciones paritarias y aumento a las asignaciones sociales que perciben los desocupados, así como también de los haberes de los jubilados y pensionados.
Pero el gran tema de fondo es el futuro de los fondos que el Estado retiene a las obras sociales, una cuestión de alta sensibilidad que viene desde el gobierno de Cristina Fernández, pero que la administración actual continúa sin mayores diferencias.
El sector que puja con más intensidad por una medida de fuerza es el de la Corriente Federal Sindical, en el que se destaca la figura del dirigente bancario Sergio Palazzo. Este sector demanda un paro nacional desde antes de la reunificación de la CGT y ayer ratificó esa agenda en un acto en el microcentro porteño. En el Comité de hoy, la Corriente Federal hizo una fuerte defensa de su posición respecto al rumbo del gobierno nacional y en particular fustigó con dureza los lineamientos de Prat Gay y el resto del gabinete económico.
Al Comité Central Confederal asistieron más de 200 dirigentes de todo el país, representativos de los sectores que los asistentes calificaron como amplios y representativos de las distintas regiones del mapa nacional.
En diálogo con este medio, el titular del sindicato gráfico bonaerense, Héctor Amichetti, destacó el acto como “muy importante y democrático”. Según contó, los dirigentes pudieron hacer un diagnóstico social y económico en el que tomaron como referencia sus lugares de procedencia y la particularidad de cada sector representado. En resumen “la posición general es de fuerte descontento y oposición al gobierno”, describió Amichetti, quien en forma sutil marcó una diferencia con el triunvirato: “La Corriente (Federal Sindical) ratificó su postura y pidió un paro y un plan de acción posterior”.
En la misma línea, el gráfico bonaerense reconoció que el consenso general fue mandatar a la conducción para que le ponga fecha y hora a una posible medida pero remarcó que “hubo sectores que le plantearon que no demoren” la definición de la protesta. “Tiene que ser una gran respuesta unificada, con todos los sectores”, sumó el dirigente en diálogo con este medio. No obstante, volvió a plantear un matiz: “No tenemos expectativas de que la reunión (con Prat Gay) cambie la postura económica del gobierno. ¿Qué piensa la conducción de la CGT? Percibe lo mismo que nosotros pero quieren agotar el diálogo”, se resignó Amichetti.
El “plan de acción posterior” del que habló este dirigente es una sugerencia de la Corriente para respaldar al movimiento obrero después del paro y frente a un posible contraataque del gobierno nacional. Para esa táctica, este sector de la CGT reclama la necesaria adhesión de gremios que militan en espacios “no alineados” como en el Movimiento de Acción Sindical (MASA). En particular, están detrás del Smata, un importante gremio de la industria, actualmente “sedado” pero con el que supuestamente existe un canal de diálogo abierto.
Pero la “respuesta unificada” tiene pretensiones un poco más amplias. Amichetti destacó que existen negociaciones con espacios del empresariado nacional y pyme para que se sumen a un frente grande de oposición a la política económica y en particular laboral del gobierno de Cambiemos. El gráfico agregó que hubo reuniones con la CAME y con otras cámaras de comercio e industria con las que “tenemos visiones comunes funcionales a una unificación de fuerzas” pero subrayó que “el que tiene que conducir la oposición es el movimiento obrero”.