"La inflación va a bajar drásticamente en el segundo semestre", prometió el presidente Mauricio Macri, consciente de que es uno de los problemas más graves que tiene que resolver. En una entrevista con La Nación, el líder del PRO analizó positivamente sus primeros 100 días al frente del Gobierno, destacando la mirada que los países del mundo tienen sobre esta nueva etapa en Argentina. Habló de la cooperación del peronismo y del acuerdo con los holdouts, que considera fundamental.
"La venida de Matteo Renzi, de François Hollande y la próxima visita de Barack Obama las tomo como una muestra de confianza, y por eso les digo a los argentinos: nos están abriendo la mano. Está en nosotros agarrarla, caminar juntos y no volver a morderle la mano al que te quiere ayudar", destacó Macri, repitiendo una y otra vez que la Argentina volvió a tener relación con países europeos y sobre todo con Estados Unidos.
"La herencia ha sido muy pesada. Ha sido mucho peor de lo que imaginaba, pero tampoco es para abrumarse ni deprimirse", intentó tranquilizar. Y al momento de hacer un análisis de su trabajo, dijo: "Si me preguntan cómo evalúo estos cien días, los evalúo positivamente. Si mirás el mundo, creen que hemos hecho milagros. Localmente, veo divisiones, porque algunos dicen que es impresionante, mientras otros dicen que no ven medidas concretas que hayan cambiado. No es fácil cambiar una tendencia y producir un cambio cultural".
"Todos decían que el peronismo no nos iba a dejar gobernar. Pero si al Presidente le va mal, no hay gobernador o intendente que pueda llevar el día a día adelante", dijo con respecto a la relación con los dirigentes del Frente para la Victoria, contando además que los gobernadores le piden plata.
Macri prometió que "en el segundo semestre va a bajar la inflación drásticamente", y dijo que siente "que hay un primer paso hacia la felicidad y es que bajó la tensión. No estamos al borde de que alguien sea electrocutado, ni un Presidente te invade todos los días por cadena nacional, hay diálogo desde los que gobiernan, hay cercanía", intentando marcar una diferencia de estilo con Cristina Kirchner. Además, pronosticó que "tenemos que empezar a crecer, y eso va a marcar un crecimiento mucho más fuerte para 2017. Tenemos con qué. No nos toca el mejor mundo. El mejor mundo fue el de la década pasada, con la soja a US$ 600 y el petróleo a US$ 100. Pero somos casi la única buena noticia que tiene el mundo".
Por último, el Presidente hizo una autocrítica: "Al principio, tal vez espasmódicamente, teníamos el impulso de querer ir más rápido y salteamos la necesidad del diálogo y del convencimiento general. Frente a tanto daño y enojo, con desconfianzas, hay que tener paciencia ilimitada de convencer, dialogar, hablar".
Por otra parte, a Perfil le confesó que "a la mañana arrancás de vuelta despejado. A la tarde, cuando tuviste cuatro o cinco reuniones seguidas, que vienen ministros y te dicen: “No hay”, “no hay”, “este problema”, “este otro problema”. Vos vas pudiendo transmitirles ánimo uno a uno, pero ellos te van como quitando a vos… Pero, la verdad, por suerte se ve que tengo una mayor capacidad ahora de absorción que hace ocho años".